Así es Antonio Cortés, el rumano que se hizo coplero en Nerja

DIVINITY 12/04/2011 15:00

Antonio Cortés llegó con dos años a Nerja (Málaga), donde le esperaban sus padres adoptivos. Procedía de un orfanato de Rumanía y poco hacía pensar que aquel chaval que fue creciendo en las playas de 'Verano Azul' iba a arrancarse con una saeta a los 16 años, como si de la garganta del propio Camarón –con permiso- le saliese el cante. Luego vino la tele, donde quedó segundo en una especie de 'OT' de la copla y ahora, por fin, trae entre albahaca su primer disco.

"Yo le digo a mi madre que tengo sangre gitana, que no puede ser tanta casualidad lo de sentir así el cante. Mucha gente de raza gitana me ha dicho que tengo duende en las venas", explica Antonio Cortés a Divinity antes de su concierto debut en Madrid de este martes. Tiene apenas 22 años, pero la sensibilidad de los grandes al hablar de seguidillas, soleás, sevillanas y hasta ópera. "Me gusta todo tipo de música, también el 'house' a las cinco de la mañana”, añade.

Se presenta con 'Lo que a mi me está pasando', un disco que combina temas inéditos con coplas clásicas y que llega tres años después de hacerse enormemente popular en Andalucía gracias al programa de Canal Sur 'Se llama copla', una especie de 'OT' en versión flamenca donde quedó segundo, como Bisbal. Luego decidió alejarse por un tiempo, porque quería "ganarse las cosas por su propio peso" y el productor Chico Valdivia le dio la iniciativa.

De momento, "un sueño pequeño" pasaría por colaborar con grandes de la escena que entienden la música como él, como por ejemplo su amiga Diana Navarro, Miguel Poveda ("un tío de raza"), Pasión Vega ("vaya torrente de voz") o Martirio, de quien subraya su modo de transmitir y conectar con el público. Por ahí va, dice, una de las claves de su éxito: "Interpreto cada canción con todo el alma, como si fuese una obra de teatro y yo el protagonista de la historia de amor".

Antonio es uno de los vecinos más conocidos de Nerja –Málaga- desde que con 16 años un castigo le trajo la fama. "Creo en el destino. Mi madre me castigó por malas notas sin salir en procesión en Semana Santa y como venganza me puse a cantar una saeta desde el balcón de mi casa. Podía haberse liado gorda, es un momento de mucho respeto en el que no se puede cantar mal y yo no había cantado en público nunca, pero todo salió bien: Desde entonces canto saetas a mi gente todos los años”, comenta Cortés.

En su Ipod, que siempre va con él cuando sale a correr o se va de compras –dos de sus grandes pasiones-, lleva desde Eros Ramazzotti a Enrique Bumbury, pasando por Camarón o Carlos Cano, uno de sus grandes ídolos. Mucho pop, mucha balada, mucho flamenco y, sobre todo, mucho sentimiento. "Quiero llegar a más, que la gente conozca mi música y disfruten como yo lo hago", desea.