Barça-Madrid, ¿quién gana fuera del campo?

Esther L. Calderón 20/04/2012 21:50

Una cosa son los goles y otra muy diferente el estilo. Con el Madrid-Barça más emocionante de los últimos tiempos a la vuelta de la esquina, en Divinity hemos decidido sacar el foco fuera del campo y llevarlo a las calles, donde el futbolista se quita el chándal y pasea con la gente que elige y el look en el que se siente más cómodo. Aprovechamos el partido para poner el acento en esa ‘equipación personal’ de cada cual, y además lo hacemos por puestos, desde el entrenador hasta el portero, pasando por defensa, mediocentro y delantera. Que disfruten de los duelos.

Incontrables comparaciones se han escrito ya de los dos mejores filósofos del fútbol español, con el permiso de Del Bosque. Guardiola el elegate y Mou el truhán; Pep el contenido y Mou el dueño del 'pica-pica'. De hecho, a estas alturas da igual lo que se diga de ambos: cada corazoncito tiene su preferido intransferible. En la vida real los dos tienen en común más de lo que podría parecer, manteniendo a sus esposas de toda la vida (la de Mou se llama Matilde; la de Pep, Cristina) y a sus hijos (Mou tiene dos; Pep, tres ) en un segundo plano, para que ningún dardo futbolístico dé en dianas familiares. Hartos están de repetir, cada uno por su lado, que “la familia es lo primero”.

Casillas se ha convertido en el yerno que todas las madres de España querrían. Es simpatico, noblote, tiene una más que razonable cantidad de pelo pasada la treintena y un no sé qué en los genes que da predecibilidad para la prole. Valdés es otra cosa. Su lado oscuro está más pronunciado. Eso no quiere decir sin embargo que salga perdiendo en la balanza: sabido es que lo que les gusta a las madres suele dejar frías a las hijas. Su porte de chico malo y un poco incomprendido podría imantar a más de una. Para muestra, os remitimos a las fotos que Víctor se hizo para la revista ‘DT’ con su mujer, Yolanda Cardona.

Los defensas más mediáticos de ambos equipos van a la par en sus compromisos sentimentales. Ramos está a punto de irse a vivir con su chica, Lara Álvarez. Cierto es que su ‘look’ sevillano tiene un punto Berska en algunas ocasiones, pero eso no le impidió conquistar a varias atractivas y elegantes actrices con anterioridad. Entre el talonario de varios ceros y las tiendas de masas es también el rollo de Piqué, aunque más tirando a ‘Mango’, para quien inunda las marquesinas de autobuses de toda España cada tres meses. Todo el mundo conoce su historia de amor trasnacional con Shaki, así que eso lo seguimos comentando en el siguiente ‘tuit’ de la pareja.

Uno está rapado, el otro no es nada sin su melena de Tarzán al viento. Uno patalea cuanto puede, el otro es más de meter los codos. Pero si algo tienen en común el portugués y el catalán es su sex-appeal para con las hembras. Suena rudo, pero es una cuestión casi darwinista. Si te ponen uno y otro está claro, lo tuyo son los ‘testosterona men’, esos especímenes corpulentos, intrínsecamente ‘xy’ en sus andares, cuyo olor corporal no deja de ofrecer genes ni embadurnados con perfume Dior. Cuidado en las distancias cortas.

A pesar de los chalecos que tanto le gustan o los brackets que luce últimamente (que le devuelven a los quince), Marcelo se hace querer. Podría ponerse un gorro de arlequín, que su sentido del humor haría de él un gentleman apetecible. Abidal es también un ser que despierta la empatía, pero de un modo diferente, más genérico. No en vano, su reciente operación para estirparle un tumor unió lo inimaginable: Madrid y Barça saltaron al campo vestidos con camisetas de apoyo al jugador. Nota: Gana picardía con los abdominales al aire.

Si no fuese porque juega en uno de los mejores equipos de primera división, Arbeloa podría pasar eternamente por un adolescente de la liga juvenil: Rostro aniñado y piernas y brazos largos son su seña de identidad fisiológicas. Carlota Ruiz, su rubia compañera, también cultiva un rollo tierno, poco agresivo. Adriano Coreira, su antagonista, almacena más arrugas alrededor de los ojos, pero no se escapa del cliché de rostro aniñado. En otro orden de cosas, el brasileño nacionalizado español es además muy de que las marcas se lean en las camisetas.

Todo en Alonso tiende a la mesura. Su estilo sereno en el campo, sus politos bien planchados en los photocalls y hasta su estable proyecto vital con su paisana Nagore Aramburu. La barba pelirroja le añade un punto extra… aunque hasta la de tres días la lleva controlada al milímetro (como sus pases). Entraría dentro de la categoría de 'seres limpios', hombres a los que se les enreñó a colocar la tapa del desodorante después de usarlo, levantar la tapa y pedir las cosas 'por favor'. Menos atractivote a priori podría resultar Hernández, pero tiene su público. Y amplio. Su potencial está precisamente en lo normal que sigue queriendo ser a pesar de estar considerado uno de los mejores tres jugadores del mundo. Esa voluntad se refleja en las camisetas y vaqueros con los que aparece en público. Ni súper marcas ni súper colores que puedan distraer de lo importante.

Özil lidera la cantera de feos picassianos que lo son tanto que acaban por parecer atractivos. Otro ilustre ejemplo es Adrien Brody. Ojos saltones, nariz saliente y pelo rebelde es una combinación complicada. Justo en esto último coincide con Cesc, cuyas fans se estarán removiendo en sus sillas al leer la siguiente frase: desde que llegó de Inglaterra, Fábregas no acaba de dominar su peinado. Eso sí, suple la indeterminación con cierto toque malote gracias a los tatuajes de los brazos.

Dadas las millones de comparaciones escritas sobre ambos, definamos a los dos astros, telegráficamente, a través de sus amores. Hacia dentro: La chica de Messi, Antonella Roccuzzo, era anónima hasta que se le vio con ella, amiga de su primo, antiguo amor de juventud. Hacia fuera: La de Cristiano, Irina Shayk, es una top model internacional, reclamada en las principales pasarelas e invitada especial a las fiestas más glamourosas. Sirva de metáfora sobre su propio modo de estar en el mundo.

Di María no es precisamente el jugador más atractivo de la plantilla, pero su look fibroso y alargado tiene en las sudaderas un buen aliado. O eso cree él, ya que no se quita la capucha ni a tiros de Ariel en polvo. Iniesta vive directamente al margen de la moda. Básicamente parece ponerse lo primero que pilla de un armario repleto de básicos. Peor es cuando se viene arriba en la innovación y nos deleita con extras, como por ejemplo el bañador braga-turbo con el que apareció después de marcar el gol del Mundial.

Higuaín y Alexis tienen facciones similares, aunque con diferente tono. Quizás se les haya ido poniendo la estructura ósea así a base de pelear por tener un hueco en el 11 inicial. Suelen marcar a menudo, pero a veces parece que tienen que demostrar más intensamente que otros su valía en el campo. A ambos les quedan los trajes como un guante, aunque no son del todo su habitat natural. Son el tipo de vecinos al que les dejarías las llaves de tu casa para que te regasen las plantas. Decidir entre uno y otro responde más a sentimentalidad que a hechos estilísticos de contundencia.

En las antípodas están el francés y el asturiano. Benzema representa al futbolista que se la pega con el deportivo después de una fiestecilla de lujo en vacaciones (la foto de abajo fue tomada por él en su coche y colgada en Twitter), mientras que Villa prefiere su cuenca minera en familia o, como mucho, el mar de las Baleares con grandes amigos (como Pepe Reina). Los motivos plateados y brillantes son habitales en la ropa del madridista, mientras que los jerséis planos son más de Villa, que se permite la cresta y el mechoncillo bajo el labio inferior como exceso. Ya sabemos que esta lesionado y no jugará este encuentro, pero es uno de nuestros favoritos para entrar siempre entre los titulares.