David Villa se ha convertido en el piloto de la Selección Española. Pilota el equipo y nos hace volar. Ha marcado cuatro de los cinco tantos de España y es ya el máximo goleador en Sudáfrica. Por si fuera poco, es el único que ha conseguido batir al guardameta portugués Eduardo. Pero como esto no va de deportes, más que hablar de Villa, le vamos a dar un repaso a David.
...Y ni un pelo sin una gota de gomina. El güaje no se despeina, ni dentro ni fuera del campo. El truco está en la laca.
Los suyos no son unos ojos cualquiera. ¡Ya les gustaría a algunos porteros saber intrepretar su mirada y saber donde va a colar el balón! Porque Villa ve donde hay hueco y ¡la mete!
Antes de hablar de sus manos y sin dejar pasar por alto sus gafas Carrera (tan de moda desde el verano pasado), fijaos otra vez en el pelo. De nuevo no se despeina. ¿De las manos? Sólo decir que ya les gustaría a algunas... tenerlas así de bonitas.
Ya lo dijimos y lo volvemos a decir: ¿Qué sería Villa sin su perilla? Ha llegado un momento en que cuesta encontrar fotos de él sin su incondicional seña de identidad. Más fácil es encontrarlo sin las dos orejas perforadas, aunque ya quedan menos imágenes para el recuerdo.
No sólo con pendientes se arregla Villa, al delantero (ya culé) le gusta lucir siempre algo en la muñeca. Si hay que ir arreglado elige reloj (y cuanto más grande mejor), de 'sport' prefiere la pulsera. ¡No le falta detalle!
Además de ser un padrazo, es también víctima de 'la moda religiosa', cuyo pionero fue David Beckham y que tan a gala lleva Ronaldo. Claro que viendo el look de Villa no sorprende esta elección. Distinto fue cuando descubrimos a Rooney.
Visto lo visto, está claro que Villa tiene un estilo, jugando y vistiendo. Un estilo muy futbolista, para qué negarlo, pero un estilo que vende. Tanto es así que se ha convertido (junto a Fábregas y Xabi Alonso) en imagen de la última campaña de Hugo Boss. Y no sólo eso, también protagoniza anuncios para McDonalds, Adidas o Mahou.
Al final todo se reduce a esto. ¡Todos adoran a Villa! Es el hombre del momento. Lo quieren, lo aman e incluso lo desean. El beso de Sergio Ramos es más que justificable.
