La madre y el marido de Brittany Murphy dormían juntos

divinity.es 18/08/2010 15:39

Que alguien que protagonizó comedias tan dulces como 'Clueless', 'Niñera a la fuerza' o 'Recién casados' tenga una muerte tan trágica y oscura sólo puede pasar en Hollywood. El fallecimiento de Brittany Murphy es una historia mucho mejor que cualquiera de los guiones que la pobre recibió en sus últimos años de vida. Después de que la actriz y ex novia de Ashton Kutcher falleciese en diciembre de 2009 debido a una combinación letal de medicamentos y fuese encontrada en la ducha, su marido, el guionista Simon Monjack, sobre el que siempre recayó la sombra de sospecha, murió en mayo de este año de la misma manera.

Los datos que fueron llegando después iban de lo aterrador -que su marido podía haber tenido algo que ver en su muerte- a lo risible -que ambos murieron debido a la excesiva presencia de polvo en su mansión de Los Angeles-. Ahora la web TMZ ha publicado un dato que es directamente digno de culebrón: que la madre de Brittany, Sharon Muyphy, compartió cama con Simon Monjack durante un tiempo antes de la muerte de éste.

Según unos informes a los que ha tenido acceso la web más famosa de Hollywood, un investigador visitó la casa de Britanny y Simon con una persona cuyo nombre se ha ocultado. Esta persona, según consta en el informe, acompañó al investigador al dormitorio principal y allí, señalando a un punto de la cama de Simon, dijo "éste era mi lado de la cama". Varias fuentes de las fuerzas del orden de Los Angeles han declarado a TMZ que esa mujer era Sharon Murphy.

Además, según estas mismas fuentes, Sharon también informó a las autoridades de que varios medicamentos con receta que había en la mesilla de su "lado de la cama" eran suyas. Desde luego lo de esta familia y los medicamentos con receta es una obsesión. Eso sí, pese a compartir cama, no ha habido indicio de ningún tipo de contacto sexual.

Los motivos que llevan al marido y a la madre de una persona fallecida a compartir cama sólo los sabrán ellos. Es posible que la pérdida haga que uno actúe de extrañas maneras que pueden incluso llegar a ser reconfortantes. En un guión esto sería un giro bastante burdo, pero en la vida real tiene tanto de malrollero como de entrañable.