La aparición del diseñador en la despedida a la modelo alertaba sobre su salud. En silla de ruedas y con Sáez cubriendo su cabeza para librarle de los flashes, David volvía a demostrar su fortaleza y amor "forever" por su musa y compañera brindándole su adiós. También preocupaban las declaraciones de su madre, María González, a Vanitatis: "Mi hijo está muy mal. Se le ha paralizado ya media parte de su cuerpo. Hay que darle de comer, porque la mano no le responde y estamos todos muy afectados".
Hizo gala de sus ganas de luchar y, como Bimba, contribuyó con sus palabras a desterrar el tabú sobre la enfermedad: "¿Miedo? De momento, no. No paro de pensar en todo lo que quiero hacer. Me siento con ganas de luchar, me pone. Es grave, soy consciente. Y sé que es una lucha real, son tumores de grado 3 que lo que quieren es seguir adelante, pero tenemos que pararlos", contaba a Vogue.