Tommy Franklin, 'el hombre más feliz del mundo': "En cuanto bailo, alguien sonríe"

Esther L.Calderón 16/03/2016 11:21

¿Qué te hace el hombre más feliz del mundo?

Es una pregunta enorme y a la vez pequeña. Me gustan los perros, soy un poco perro: me gusta oler y rascarme, ir de aquí para alá libre… También me encanta la comida, estar con mis amigos, el buen tiempo y la lluvia, la música, la arquitectura, ir en bici y hacer skate, cuando los niños son creativos…

¿Tu recuerdo más feliz?

Mi recuerdo más puro de dicha fue un día con mi familia, bailando con mi madre, mi hermana y mi padre en el salón. Debía de tener unos siete años. Bailando sin razón. Mi padre puso un disco y empezó a bailar con mi madre y acabamos bailando todos.

¿Fue antes de todo este boom de 'Got Talent', el programa australiano en el que triunfaste?

Mucho antes ya bailaba. Aunque nunca he ido a clases. Después, hace 12 años, tuve un accidente horrible: mientras patinaba choqué con un coche que iba rápido. Me rompí la rodilla en mil trozos y cosas del resto del cuerpo también. Me pasé ocho meses en una cama y nadie sabía si iba a volver a caminar. Así que cuando volví a la vida me tomé más en serio lo de bailar.

¿Qué hacemos con el dolor? ¿No hay hueco?

Yo tenía mucho dolor. Era un tipo con muchos problemas antes del accidente. Bebía todo lo que podía, desayunaba marihuana, robaba aquí y allá… Era un poco gánster. Mis amigos iban a la cárcel y se mataban ellos solos… No sé. No todo ha sido rosa, claro. Comencé a ir a un grupo, conocí a gente maja, había chicas guapas...

¿Y cómo cambiaste eso?

A partir del accidente fui de mal a peor. Tuve una pelea terrible en el hospital con mi padre y cuando me mandaron a casa mis amigos me regalaron algunas ‘sustancias venenosas’, pero mi madre las encontró y me dijo: ‘mira, siempre te he protegido, pero tu padre no puede más, tu hermana tampoco y yo estoy a un paso de dejarte tirado en la autopista. Así que tú verás: si quieres seguir bajo mi techo, tendrás que cambiar’. Y lo hice: volví a tener piernas y me puse a bailar.

¿El baile fue tu terapia?

Sí, mental y física. Decidí dedicarme a entretener, pero no tenía ni idea de tecnología ni ordenadores. Así que me puse a bailar porque sí en las playas australianas y sucedió solo, sin querer: la gente me grabó, lo puso en la red y llegué al programa de televisión.

¿Y de ahí al más feliz del planeta?

Eso lo dicen los medios, no voy a decirlo yo. Soy más feliz que muchos, pero no sé si de todos los humanos del planeta. Soy feliz ahora mismo, pero también lloro. Como todos.

¿Hiciste las paces con tu padre?

Sí, somos los mejores amigos ahora mismo. Nos queremos mucho. Le gusta todo esto que está pasando. Ten en cuenta que vengo de ser un zombie sin aspiraciones ni ganas de nada y ahora mírame, viajando, bailando, dando charlas en colegios sobre superación. Hago sonreír a la gente, eso es bueno.

¿Tres consejos para ser feliz?

Solo puedo hablar de mi experiencia personal y yo estaba lleno de enfado y rabia. Cogí todo ese dolor y elegí tomar una decisión para perdonar a todos los que me habían hecho mal. Eso es esencial. Si sigues así de enfadado y rabioso, alimentarás toda tu ‘caca’ [en español] y se hará enorme y eso no va bien para nada. No pasa nada por mostrar ese lío, háblalo con los tuyos. Su ayuda es fundamental. Déjales entrar, déjate a ti mismo ser vulnerable. Es demasiado para uno solo, que te ayuden a limpiar [canta]. Y haz lo que quieras, cuando quieras, siempre que no hagas daño a ti o a otro.

¿Tienes chica ahora?

No, es un poco 'loco' todo esto que está pasando y no tengo mucha intimidad en Australia porque se me acercan todo el rato para pedir fotos y la fama es complicada. Y viajo muchísimo. Eso sí, no quiero nada más que formar una familia y encontrar el amor de mi vida. Nada me gustaría más que poder cuidarles. Ya veremos. Me gustaría eso y cambiar el mundo.

¿Cambiar el mundo?

Sí, poco a poco. No de una vez.

¿Empezando por…?

Por los colegios. Me encanta ir a dar charlas a los niños y que me cuenten y yo contarles. Da igual la riqueza, todos ellos son felices y tristes más o menos del mismo modo. Cuando miro a los ojos a los niños y les habla de mi tristeza, ellos lloran. Y les hablo de mi felicidad y se ríen. Y bailamos y se lo pasan fenomenal.

¿Has bailado en Madrid ya?

¡Claro! La Latina, Palacio Real, Sol, Callao… ¡En todos sitios! Lo normal no es bailar, pero no acabo de entender por qué la gente no baila más. Es la mayor muestra de alegría y de celebración desde hace siglos. Lo normal sería bailar, no quedarnos estáticos. Ayuda, es un hecho científico. En cuanto empiezo, alguien se pasa y sonríe. Hay que sacar todo el estrés y el drama fuera. ¡Sácalo fuera, fuera! Shake it off!