Unai, el hermano del Barça de Casillas

Esther L. Calderón 02/12/2011 17:38

Ya que Iker acaba de presentar su libro, 'La humildad del campeón', hemos decidido atajar de raíz cualquier posible conato de celos componiendo desde Divinity una pequeña biografía de su hermano Unai, el gran desconocido de la saga Casillas. Este licenciado en empresas de 23 años, que ha vivido una temporada en Francia, juega de centrocampista los findes en un equipo madrileño de Tercera y ¡es culé reconocido!, no da más juego porque no quiere. Con ustedes, ‘La humildad del hermano del campeón’…

Si su hermano mayor reconoció en la presentación de su libro, escrito por Enrique Ortego, que no le importa llorar en público porque toda España sabe ya que es “un sentimental”, Unai le sigue de cerca en la lágrima fácil. Prueba de ello fue la final ganada en Sudáfrica o la final de la Copa de Europa en Glasgow, cuando él y su padre José Luis se emocionaron desde la grada al ver a un Iker feliz levantar la copa, sobre todo después de la mal época que atravesaba el portero.

Reservado en público y bromista en privado, Unai se guarda mucho de “fardar” de lazos de sangre, aunque tampoco los esconde. A fuerza de ensayo-error, sabe diferenciar bien quién se acerca para conocerle y quien tiene intenciones ocultas. Se autodefine como “un tipo parlanchín”, “sencillo” y “amigo de sus amigos”. ¿Su lema en las entrevistas? “Iker es Iker y Unai es Unai”.

José Luis Casillas y María del Carmen Fernández son originarios de Navalacruz, un pueblo de Ávila que apenas supera los 260 habitantes, pero se trasladaron al País Vasco durante una temporada por motivos laborales (su padre ejerció de Guardia Civil). Regresaron a Madrid, concretamente a Móstoles, para que Iker naciese. Para su madre, profesora de peluquería y 'curranta' nata, la familia fue siempre lo primero: “cuando nació mi segundo hijo, Unai, lo abandoné todo. No quería dejar a mi niño sólo en casa por ganar cuatro pesetas y media", explicó María del Carmen en una entrevista.

En realidad el portero iba para hijo único, pero “tal fue su empecinamiento en pedir un hermanito que consiguió su deseo bastantes años después”, admite Mari Carmen. Los nombres de ambos, vascos, los escogieron por su sonoridad. Unai guarda muy buen recuerdo de los veranos abulenses en el “pueblo”, aunque nunca le ha tirado un penalti a su hermano: “Es gracioso porque seguro que le habrán tirado a puerta miles de jugadores en su vida pero yo, que soy su hermano, no (risas). Pensaría en tirarle a su derecha por aquello de que él es zurdo”, confiesa Unai.

Las veces que ha sido preguntado, Unai no se esconde: "Apoyo a Iker, pero soy simpatizante del Barça", suele repetir. Por si fuera poco conflicto, en la pubertad llegó a jugar en un filial del Athlético de Madrid. Una combinación explosiva si la unimos a su cercanía al Bernabéu, pero que él sabe mantener cada lealtad en su sitio: “Hablo bien de él cuando alguien no le conoce y le defiendo cuando le atacan. Mi hermano siempre me ha hablado del Madrid como un buen club, pero yo soy culé desde pequeño”, aclara.

El año pasado jugó en el C.D. Móstoles, de Tercera División, y esta temporada “pega patadas los findes” en Boadilla, cerca del chalet en el que vive con sus padres y al que se trasladaron desde su humilde piso de la periferia madrileña cuando Iker llegó al primer equipo. Quizás por ser centrocampista, admira especialmente a Xavi Hernández, al que además conoce porque juega con su hermano en la Selección desde los 16. También a Patrick Kluivert: Iker le pidió al holandés en un clásico un intercambio de camiseta para él.

Unai ha querido seguir sus propios pasos profesionalmente. Lo del balón es un hobbie, y admite que es divertido ser el hermano de un crack, pero a él lo que le gustan son los números y los negocios. Este año se licencia en ‘Business & Marketing’ en el ESIC y se tiene un duelo a muerte para dominar el inglés y el francés.

Le ha venido muy bien para ello haber pasado el curso anterior en Francia, estudiando en École superiore en Commerce de Rennes. Unas "prácticas interesantes" en este campo serán su siguiente reto. Eso sí, en lo que no puede negar los genes es en el tono de voz.

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