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Siempre que decidimos cuidar nuestro rostro tenemos que tener especial cuidado. Es por eso que la elección de productos para su tratamiento debe ser adaptada a las necesidades de nuestra piel. En los últimos años, uno de los ingredientes que más se ha puesto de moda es el ácido azelaico. Este es de origen natural y está presente en algunos cereales, como puede ser el trigo, el centeno o la cebada.
El ácido azelaico destaca por tener propiedades medicinales que hacen que sus efectos sean eficaces y, sobre todo, que pueda tratar algunas imperfecciones de la piel. Además, si echamos un vistazo en los supermercados o en cualquier tienda especializada, nos damos cuenta que nos lo podemos encontrar en gel, espuma o crema. La elección de uno u otro dependerá de tus gustos o preferencias.
Sí que es cierto que, en la mayoría de casos, el uso del ácido azelaico suele ser para luchar contra el acné, una problemática que se extiende entre jóvenes y adultos. Esto se debe a que este tipo de ácido tiene propiedades antiinflamatorias y antibacterianas y, por tanto, será el remedio ideal para luchar contra esos poros abiertos. También, servirá para combatir la rosácea o las pieles más sensibles.
Como ya hemos comentado, ayudará a desinflamar la piel, ya que seremos capaces de eliminar aquellos radicales libres. Además, también servirá para aquellos momentos en los que nos hemos quemado la piel con la exposición continuada al sol. De la misma forma, se trata de un producto antibacteriano, haciendo que no se provoque resistencia a lo mismos. Algo que muchos productos no cumplen.
En la zona donde se acumulan durezas o callos, este ácido ayudará a disminuir el grosor de las zonas, reduciendo la obstrucción de los poros. Por tanto, el mayor uso de este tipo de ácido será ayudar a deshacernos del acné. Sobre todo, aquellos brotes que ya están activos o las cicatrices que ha ocasionado este problema. De esta forma, si nos ha quedado algún tipo de mancha de los granitos, con este producto se eliminarán por completo.
Sí que es cierto que hay algunos casos en los que no se recomienda, como en aquellos más severos. Aún así, sí que se prescribe para otros inconvenientes de la piel como puede ser la rosácea, la hiperpigmentación de la piel o melasma.
Una vez que te lo han recetado podrás observar en la prescripción que se deberá aplicar unas dos veces al día, que suele ser una por la mañana y otra por la noche. Además, será recomendable hacerlo siempre a la misma hora.
Una vez que vamos a aplicar el producto, la piel deberá estar limpia y previamente lavada, en caso de que no sea en gel. La capa a aplicar será delgada y se deberá echar sobre aquella zona que esté afectada. Sí que es cierto que habrá que tener cierto cuidado en su aplicación, ya que puede producir ampollas, inflamación, dolor, urticaria, fiebre o complicaciones para respirar. Esto último se dará en los casos más extremos.