Loly Álvarez, antes y después: su transformación física y sus retoques estéticos, desde que se hizo famosa
Loly Álvarez ha experimentado una transformación física radical a lo largo de los años gracias a múltiples retoques estéticos, combinados con deporte y diferentes tratamientos de belleza
La vida actual de los personajes del Tamarismo: así están Yurena, Loli Álvarez, Genil o Leonardo Dantés
Loly Álvarez ha sido, sin duda, uno de los rostros más llamativos del llamado 'Tamarismo', ese fenómeno televisivo que marcó una época en los programas del corazón en España a principios del 2000. Su imagen extravagante, su personalidad sin filtros y su guerra mediática con Yurena la catapultaron a la fama. Sin embargo, Loly Álvarez lleva hoy en día una vida muy diferente a la de entonces: vive alejada de las cámaras, enamorada de una mujer, dedicada al deporte y más transformada físicamente que nunca.
El salto a la fama de Loly Álvarez se produjo en los años 90', cuando, tras años trabajando en salas de variedades, protagonizó una mediática disputa con Tamara (ahora Yurena) por la autoría de la canción 'No cambié'. Aquella polémica, en la que también estuvo involucrado Leonardo Dantés, la lanzó a los platós de televisión. Se convirtió en una habitual de programas como 'Crónicas Marcianas' y 'Tómbola', y durante años su rostro fue sinónimo de escándalo en los platós de televisión a los que ha estado vinculada casi toda su vida con su posterior participación en varios realities. Sin embargo, aunque ya llevaba años en el mundo del espectáculo, fue gracias a esa exposición mediática durante el "Tamarismo" cuando su nombre quedó grabado en la memoria de toda la audiencia.
Hoy, con 54 años, la vida de Loly Álvarez es muy diferente. En una entrevista reciente en 'Lecturas', confesó que vive enamorada de una mujer llamada Belinda, una policía con la que comparte también su afición por el fitness. Atrás quedó su etapa con su exmarido Ronnie, de quien se ha desvinculado completamente después de que descubriera que él usurpaba su identidad en redes sociales para hablar con otras mujeres. Loly Álvarez vive volcada en su nueva relación y, aunque sigue vinculada a la televisión y preparando un nuevo disco musical, su día a día transcurre ahora entre entrenamientos y una vida más tranquila.
La transformación física de Loly Álvarez
El cambio físico de Loly Álvarez también ha sido una constante en su vida. Ella misma reconoce que hace mucho deporte y cuida su alimentación, pero su transformación estética no se debe solo al gimnasio. Desde joven, la que fuera participante de 'Supervivientes' ha apostado por los retoques y la cirugía estética como forma de reafirmar su piel y mejorar su físico. Ella misma lo cuenta sin complejos ni tabúes, destacando que se ha sometido a numerosas operaciones que han moldeado su rostro y su cuerpo a lo largo del tiempo. Motivo por el que 25 años después de su salto a la fama, Loly Álvarez sigue luciendo un rostro luminoso y radiante junto con un físico reafirmado y definido.
De hecho, Loly Álvarez ha pasado por quirófano más veces, según sus propias palabras, que Liz Taylor pasó por el altar. Su historial estético incluye operaciones de nariz, mentón, pómulos, glúteos brasileños, pecho (en dos ocasiones) y microliposucciones. A esto hay que añadir un amplio repertorio de tratamientos cosméticos: carillas dentales para una sonrisa perfecta, infiltraciones de bótox, ácido hialurónico en labios y pómulos, hilos tensores para reafirmar la piel y peelings químicos combinados con cócteles de vitaminas para dar luminosidad a su rostro. Un cuidado estético que, según ella misma comparte, forma parte de su personalidad y de su vida.
Consciente de su papel en la historia reciente de la televisión española, Loly Álvarez se muestra orgullosa de todo lo que ha vivido, pero también aliviada por haber dejado atrás algunas amistades tóxicas del pasado. En la actualidad, dice sentirse más plena que nunca: enamorada, en forma y satisfecha con el reflejo que ve en el espejo. El antes y después de Loly Álvarez no es solo físico, también es emocional y vital.
