Lunares en la piel: señales que te indican cuándo debes acudir a un dermatólogo

  • Los lunares en la piel son normales, pero hay que prestarles atención ante posibles cambios anormales que nos puedan alertar

  • Si hay antecedentes familiares o existe un cambio en alguno de ellos hay que acudir siempre al dermatólogo

En verano se le suele prestar más atención de la cuenta a la piel, pues está mucho más tiempo expuesta a los rayos del sol. Mantener la piel hidratada y bien protegida frente al sol no solo es clave en los meses más calurosos del año, también en los fríos, es decir, durante todo el año. Los lunares suelen ser el aspecto de la piel que más cuidamos y vigilamos ante cualquier cambio que nos haga sospechar, ya que aunque la mayoría no supone ningún peligro, cuando su color o forma cambia, o aparece uno nuevo, debemos encender la señal de alerta.

Pero ojo, tener lunares no significa acudir con frecuencia al dermatólogo si no pasa nada fuera de lo común, aunque hay casos en los que sí que es recomendable. Puede que tengas unos lunares de lo más normales, pero en caso de que en tu familia existan antecedentes de cáncer de piel o melanoma es aconsejable visitar al especialista al menos una vez al año para revisar tus marcas en la piel. Aún así, con cualquier cambio o aspecto raro que se produzca en un lunar no es necesario esperar a la revisión, sino acudir, cuando más pronto mejor, a la consulta.

Claves para detectar anomalías

De todas formas suele haber una serie de síntomas que nos pueden alertar de que algo no va del todo bien, las siglas ABCD. La A se refiere a la asimetría, cuando tu lunar no es del todo redondo y ambas partes no son exactamente iguales. La B guarda relación con los bordes, cuando estos no están bien definidos e incluso algo desdibujados. En cuanto a la C, se habla del color del lunar, cuando este no es uniforme y pueden advertirse a simple vista varias tonalidades. Por último está la D, referida a su diámetro, cuando el lunar es más grande de lo normal, por lo general superando los seis milímetros. En ocasiones también se añade la letra E, de evolución, en caso de que el lunar cambie en cuestiones de tamaño, color u otros aspectos.

Las edades tempranas es cuando más aparecen nuevos lunares, pero a pesar de paso del tiempo pueden continuar apareciendo y es importante vigilarlos en todo momento, especialmente cuando presentan alguna anomalía o cambio como los citados anteriormente mediante las siglas ABCD. Además, también es importante su superficie, si por ejemplo se vuelve escamosa o es caen algunos trozos, un indicador claro de que hay que acudir al dermatólogo.

Zonas en las que tener especial cuidado

Lo normal es darse cuenta de esos cambios en zonas como el pecho, el abdomen, la cara o los brazos, por eso hay que prestar especial atención a las zonas de las piernas más ocultas, la espalda e incluso la cabeza, partes de nuestro cuerpo más complicadas de revisar y detectar cualquier anomalía cutánea. Algunos melanomas aparecen en lunares antiguos, no nuevos, por eso es clave revisarlos y ponerse siempre protección alta en verano cuando se toma el sol, intentando evitar las horas centrales del día y las quemaduras.

Aún así, la mayoría de lunares malignos ya de por sí son malos desde que aparecen, aunque sigue quedando ese menor porcentaje de melanomas que surgen en otros antiguos, por eso mismo es tan importante el acudir con frecuencia a revisión clínica, además de hacer la tuya propia en casa.

Acude siempre a revisión

Una vez se acude a la consulta, el dermatólogo irá directo a esos lunares extraños que tu has detectado o realizará una exploración general siguiendo la siglas ABCD para intentar identificar si existe algún lunar anómalo o que presente cualquier otro tipo de síntoma anormal. En caso de que con otras pruebas se confirme que es un lunar maligno, el especialista valorará el tratamiento que se debe emplear, si una simple cirugía u otro tratamiento dependiendo del estado en el que se encuentre el melanoma.

Tener siempre la vista puesta sobre tus lunares es importante para poder prevenir cualquier patología relacionada con la piel que se pueda manifestar sobre ellos. De esta manera hay que revisar las partes más escondidas de nuestro cuerpo por si en ellas apareciese un lunar nuevo que pudiese ser anómalo, además de acudir a revisiones anuales al dermatólogo, especialmente aquellos que cuentan con antecedentes familiares con patologías cutáneas.

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