Cuidar la piel en verano: la importancia de hidratarla frente al agua del mar y la sequedad del ambiente

Durante el verano, nuestra piel se reseca y se deshidrata, debido a su exposición al sol y a que no la hidratamos cómo se debe.
Por eso, será muy importante beber mucha agua y aplicarse las cremas y los cosméticos necesarios.
MadridEl verano es una de las épocas más complicadas para nuestra piel. Al igual que el frío, el calor puede hacer mella en nuestra capa externa y puede provocar que se produzcan diversas complicaciones, como quemaduras o sequedad. Esta última es una de las más comunes y de la que más se suele sufrir. Además, esta sensación se incrementa cuando estamos en contacto con el agua del mar y ese ambiente húmedo. También, nuestra piel estará más al descubierto que en cualquier otra época del año y estarás más expuesta al sol. Por eso, puede ser que la notes seca, escamada o áspera. Además, lo más probable es que tampoco te hayas ocupado de ella durante el resto del año y, ahora mismo, te arrepientas.
Tienes que tener en cuenta que nuestra piel es una parte muy importante del cuerpo y que, por eso, hay que cuidarla cómo se merece. Lo primero será que te protejas bien, una vez que sales de casa. Da igual si no hace sol, porque los rayos UV seguirán penetrando en tu piel y podrán tener algún tipo de incidencia sobre ella. Por eso, lo más recomendable es que siempre te eches protector solar, o al menos que lo hagas en la zona de la cara. Además, esto también te evitará que, más adelante, te salgan manchas en el rostro por el sol. Eso sí, tendremos que tener en cuenta todas las propiedades de la piel, para conocer realmente la importancia de cuidar bien de la misma. La piel sirve como barrera contra las infecciones, regula la temperatura corporal y controla el intercambio de sustancias con el medio exterior.
Por qué se seca la piel en verano

Por eso, debido a que la piel tiene que desarrollar todas estas funciones, será muy importante mantenerla hidratada. Como ya hemos comentado, con la llegada del verano solemos cambiar nuestras rutinas y pasamos mucho tiempo al aire libre, al sol y dándonos baños en la piscina o en la playa. Con todo esto, la piel sufre por las altas temperaturas, la exposición del sol, la sequedad del aire acondicionado, los productos químicos de la piscina y por la sal del agua del mar. Además, a esto le tenemos que sumar una serie de productos, que nos aplicamos durante la temporada estival, y que pueden afectar a nuestra piel. Todo esto provocará que se produzca una mayor parte de agua desde las capas internas por evaporación. Así, la piel se deshidratará y se producirá una falta de elasticidad y flacidez.

