Manicura en casa: quitar el esmalte permanente sin dañar las uñas

  • Llegó la hora de quitarse el esmalte de uñas permanente, pero no puedes ir al salón de belleza y tienes que hacerlo tú misma en casa.

  • Te contamos qué pasos debes seguir para dejar tus uñas libres de esmalte sin perjudicarlas en ningún momento.

Para hacernos la manicura nos encanta el esmalte de uñas permanente por el acabado, por lo difícil que es que se estropeen y por el tiempo que dura. La única pega es que la mejor forma de retirarlo, porque te has cansado, vas a cambiar de tono o te ha crecido demasiado la uña, es poniéndote en manos de un profesional de la manicura. Los compuestos químicos del esmalte permanente hacen que este no se despegue con facilidad, pero si ha llegado el momento de retirarlo y tienes que hacerlo tú misma no sufras, puedes conseguirlo sin estropear tus uñas siguendo una serie de pasos.

Qué vas a necesitar

Es importante que cuentes con todo lo necesario para conseguir dejar tus uñas limpias de esmalte y sin que sufran ningún tipo de daño:

  • Acetona pura: olvídate de los quitaesmaltes sin acetona o de los que lleven solo una pequeña cantidad, y resérvalos para cuando te hagas una manicura normal. Para eliminar con eficacia el esmalte permanente, sin echar horas y sin que queden restos, necesitas un quitaesmalte que sea más fuerte.
  • Una lima dura: para ayudar a que el esmalte se haga más poroso.
  • Papel de aluminio: para cubrir cada uña de manera individual y dejar que el quitaesmalte, empapado en el algodón, haga su efecto.
  • Discos de algodón: para aplicar la acetona y retirar el esmalte.
  • Vaselina: para hidratar y proteger las cutículas.
  • Un palo de naranjo: para retirar los restos de esmalte sin dañar la uña.

Cuando tengas todo lo necesario, prepara la zona de trabajo y cúbrela con una toalla para evitar dejar manchas de esmalte o acetona. Y tómate tu tiempo, porque retirar el esmalte permanente no es algo que se haga en un par de minutos.

Haz el esmalte más poroso

El acabado que ofrece un esmalte permanente es pulido y está pensado para tener mucha durabilidad, pero para retirarlo necesitas que sea poroso y que penetre en él la acetona (y no un quitaesmalte normal). Para conseguirlo debes utilizar la lima y frotar con suavidad la superficie de la uña hasta que desaparzca el brillo y quede una especie de polvo blanco por encima de las mismas. Con este paso estarás consiguiendo, además de hacer el esmalte más poroso, eliminar la primera capa de esmalte sin que sufra la uña.

Protege las uñas y las cutículas

Es importante que no te olvides de las cutículas porque, aunque no lo parezca, son también parte de la uña y pueden estropearse cuando retires el esmalte. Además, manternerlas siempre cuidadas mejora el aspecto general de la uña y evita que puedan producirse infecciones. En este momento basta con que las cubras con una fina capa de vaselina. Así evitarás que penetre en ellas la acetona cuando la apliques sobre la uña. También puedes usar una crema específica para uñas.

Una vez que hayas protegido las cutículas es el momento de aplicar el quitaesmalte sobre la uña. Hazlo con cuidado utilizando un disco de algodón previamente impregnado en acetona, ponlo sobre la uña evitando que entre en contacto con la piel, y cúbrela enrollando sobre ella papel de aluminio.

Cuando hayas envuelto todas las uñas es necesario esperar a que el quitaesmalte haga su efecto. Con 15 minutos debería ser suficiente, pero algunos esmaltes permanentes son más resistentes que otros para garantizar su durabilidad y necesitarán 20 minutos.

Elimina el esmalte

Una vez transcurrido el tiempo de espera puedes proceder a retirar el algodón envuelto en aluminio, uña por uña, y deberías observar que parte del esmalte ya se ha desprendido. Es posible, incluso, que veas que se ha desprendido la totalidad del esmalte. Pero como lo habitual es que queden restos, ahora es el momento retirar el esmalte sobrante. Hazlo con un algodón impregnado en acetona y frota suavemente siempre en dirección ascendente.

También puedes utilizar el palito de naranjo para eliminar los restos, sobre todo en los bordes de la uña, donde puede que te resulte más difícil acceder con el algodón. También puedes ayudarte con la lima, pero siempre con mucha suavidad para no dañar la uña.

Termina con una buena hidratación

Cuando tengas las uñas limpias, sin restos de esmalte, es el momento de lavarlas bien para que desaparezca también la acetona que pueda quedar. Utiliza un jabón neutro, que no resulte agresivo para tus manos, y acláralas con agua tibia. Sécalas bien, pero con suavidad, y procede a hidratarlas como conviene.

Tras la retirada del esmalte las uñas están más quebradizas y pueden romperse con más facilidad, por eso eso es muy importante que utilices una hidratante especial para uñas. Pero si no tienes puedes usar vaselina o un aceite que sea muy nutritivo, como el de almendras o el de coco. Aprovecha este momento para hidratar las manos enteras, porque en ocasiones son las grandes olvidadas, a pesar de mejorar su aspecto de manera visible cuando las cuidamos como merecen.

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