Don't panic! Guía para buscar tu vestido en una semana y no morir en el intento

divinity.es 08/03/2016 20:00

Hoy puedo decir orgullosa que he llegado a la meta de un maratón de vestidos de novia que me río yo del de Nueva York. He sudado, padecido agujetas, se me ha revuelto el estómago y hasta he sufrido alucinaciones. Además, he vuelto a convivir con mi madre, me he fundido tres gigas de datos en el móvil y, aunque queda feo decirlo aquí, me he escaqueado bastante de trabajar. En ocho días, he encontrado MI vestido.

Todo ha sido un máster de telas, de firmas, de estilos, precios y formas digno de un tomo entero de enciclopedia, pero no tengo tiempo de enrollarme tanto, así que voy a resumir lo aprendido en las claves que a mí nadie me dio y me podían haber ahorrado muchos sofocos: datos imprescindibles para ser una novia un poquito menos novata.

El vestido importa (mucho)

Primera verdad universal (no hay que avergonzarse por ello): el vestido de novia es lo primero que te viene a la cabeza después del 'sí, nos casamos'. Si dices que no, mientes. En este caso da igual si siempre has soñado con casarte o si nunca antes te habías planteado cambiar de estado civil, porque una vez que te has liado la manta a la cabeza, lo más importante es decidir qué te vas a poner en el resto del cuerpo.

¿Por qué se vuelve tan difícil e importante el 'momento vestido'? Básicamente porque no es lo mismo buscar vaqueros nuevos que verte en tirantes y de blanco (cosa que no favorece en febrero) con un vestido que cuesta un pastizal y con un séquito de damas (tu madre, hermanas, amigas y suegra) evaluando con lupa el look. Un cuadro de dolor.

Lo imprescindible: formas y telas

No se trata de hacer un módulo de corte y confección, pero sería útil no ir totalmente virgen a la primera cita para poder tener una conversación algo coherente con quien te atienda (perdónenme diseñadores, modistas y sastres, pero las novias necesitamos ir al grano). En cuestión de formas, esta imagen (pese a estar en portugués), aclara los conceptos. En resumen, los de princesa son los de infinitas capas de tul, los imperio son los de inspiración griega y el corte sirena y el recto marcan todas las curvas.

Personalmente, más allá del raso y el encaje, el resto de términos que manejan en las tiendas y ateliers me sonaban a chino. Ahora sé que existen telas gruesas, que pesan y dan cuerpo al estilismo (mikado, brocado, piqué y otoman) y telas fluidas, con caída (gasa, crepe, bámbula y tul). Y luego, hay que elegir entre las aplicaciones de pedrería y el encaje (chantilly o guipur) para rematar el estilismo. Os dejo una imagen para que os hagáis una primera idea de tejidos.

1. Cuerpo de guipur, de Oh que luna!. 2. Vestido de tul de Isabel Núñez. 3. Espalda de encaje de Clara Brea. 4. Cuerpo de crepe de seda, de Pol Núñez novias. 5. Cuerpo de gasa, de Jorge Acuña. 6. Vestido de mikado, de Pronovias. 7. Cuerpo en piqué de Aire Barcelona. 8. Vestido repleto de pedrería, de Oh que luna!Isabel NúñezClara BreaPol Núñez noviasJorge AcuñaPronoviasAire BarcelonaRosa Clará

"Una preguntita de nada... ¿cuánto dices que cuesta?"

Esta es una cosa importantísima que me dejó ojiplática: ¡Los precios de los modelitos para el día B no son públicos! (lo de 'el día B' para referirse a la boda lo aprendí hace dos semanas en un foro y me hace mucha gracia utilizarlo). Pero lo que no tiene gracia es que una novia se pueda tirar semanas rastreando vestidos en la Red, diseñándose su ranking de favoritos, pidiendo cita previa para probárselos, sin saber hasta que llegue a las tiendas correspondientes si sus preferidos cuestan 2.000 o 3.500 euros. Es para pasar parte a la OCU.

Siempre nos quedará el atelier

Yo estaba asustada porque no quería volúmenes, brillos, velo, corsés, pomposidades ni pedrería, lo que me alejaba drásticamente de las dos únicas firmas que conocía de vestidos de novia. Ilusa, pensaba que la única fórmula para vestirme consistía en elegir uno de los trajes confeccionados que las marcas me ofrecían, lo que ahora sé que es la oferta prêt-à-porter (que es inmensa y para todos los gustos).

No obstante, mi asombro fue mayúsculo cuando descubrí que existe mundo atelier. ¿Una diseñadora dedicada a mí, a repasar conmigo mis capturas de pantalla de Instagram y escuchar mis desvaríos, dudas y agobios, para hacerme un vestido único? Me parecía mentira que eso existiese, o por lo menos que estuviera al alcance de novias normales y corrientes. Desde aquí le mando un GRACIAS gigantesco a la diseñadora de mi vestido, a la par que mi ángel de la guarda nupcial y gurú estilístico, Clara Brea.

La cola engancha, cuidado con pasarte

Si hay algo cierto en ese tópico que dice que 'una cosa es la idea inicial que tienes de tu vestido de novia y otra totalmente distinta el vestido que acabarás llevando', creo que tiene que ver con el momento cola. Eso de que tu vestido acabe a dos pasos detrás de ti tiene un 'je ne sais quoi', una mezcla de poder y romanticismo que hay que controlar (me voy a tener que tatuar 'más no es mejor' en la frente para la próxima prueba).

'Keep calm': No tienes por qué llorar... y no hay champán'Keep calm':

Rompamos con la farsa que nos han vendido las comedias románticas y los programas de telerrealidad: no hay champán para ti y tus acompañantes y, aunque encuentres un vestido que te fascine, no tienes por qué emocionarte. No olvides que seguramente no vas maquillada ni peinada, y los vestidos para las pruebas generalmente son de una talla que nada tiene que ver con la tuya, así que las lagrimitas… dependerán de tu grado de sensibilidad e imaginación.

Soy consciente de que es MUCHÍSIMA información para leerla en un sólo post, incluso para asimilarla en ocho días. Precisamente por eso, lo normal es que en el periodo de rastrear, probarte y elegir vestido, te vuelvas majara. Y esto no es una frasecita para consolar a las casaderas, es un aviso de vital interés para novios, familia y amigas: nos convertimos en una especie de bomba de relojería, particularmente si tenemos poco tiempo para decidirnos. Sin embargo, yo prefiero pensar que es una prueba de amor. Si ellos han soportado mi repentina obsesión por el blanco roto y lo tremendamente inconformista que me volví con todo lo que me ofrecían, lo nuestro sí que es 'hasta que la muerte nos separe'.