La vida de color de rosa de Lorelei Tarón, mujer de Falcao

divinity.es 03/12/2012 13:56

Cuando lees las redes sociales de un personaje como Lorelei Tarón, que no oculta una intensa fe cristiana y que acompaña la lectura de la Biblia con libros de autoayuda, al principio te parece ridículo lo te encuentras, luego te empiezas a enganchar un poco y al final casi sales hecho un hombre nuevo. No es broma. De cien tuits que buscan subir tu autoestima, aprovechar tu campo de energía o salvar tu alma, alguno te tiene que llegar. Uno va de tuit en tuit con cara de duro y al final termina esbozando una sonrisa. Por ejemplo, a ver a quién no le parece éste tuit enriquecedor:

Es uno entre un millón, pero hay que comprender a Lorelei. Por la mañana desayuna leyendo la Biblia tomándose un mate. Luego puede que vaya al gimnasio o tome clases de guitarra, eso si no se queda componiendo en casa con el piano, y después, mientras llega su marido, el delantero estrella del Atlético de Madrid, Falcao, pues coge un libro de autoayuda. Somos lo que comemos, dice la sabiduría popular. Y así lo expresamos y expresa esta mujer en su espacio público.

De todas formas, resulta complicado entender por qué Lorelei iba a necesitar que le subieran la autoestima. Debería ser a prueba de bombas. Está casada con uno de los futbolistas del momento, que ganará un buen dinero y que le quiere la afición porque su buen juego se traduce en títulos contantes y sonantes. Además, Falcao es igual de creyente que ella, no en vano, se conocieron en una Iglesia evangélica, en Argentina. Y para colmo es hija de inmigrantes alemanes en ese país, lo que, por culpa de la genética, le ha dado un físico espectacular. Una especie de Marilyn Monroe dentro del tipazo que tenía antaño Heidi Klum. Encima, también comienza con relativo éxito una carrera musical... ¡Todo es perfecto!

A Falcao lo conoció cuando tenía 17 años y había ido de su ciudad, Misiones, a estudiar a la capital, Buenos Aires. Ni en un bar, ni en una discoteca, en la iglesia. Permítanme decir: como Dios manda. El goleador puso el ojo en ella y se propuso enamorarla. Parece que le costó lo suyo, "hizo muchas cosas para conquistarme", reconoce ella, hasta que lo logró. Lorei se enamoró "de su corazón". Porque, "siempre quise a un hombre que amara a Dios sobre todas las cosas", dado que al principio dudaba por su condición de futbolista: "Cuando lo conocí me pareció un hombre bastante lindo, pero a la vez nunca pensé ir más allá de una amistad porque, a veces, el hecho de imaginar que era un jugador de fútbol me hacía dudar... Después, cuando vi que él amaba a Dios sobre todas las cosas, fue lo que más me enamoró".

No obstante, para Lorelei, antes que el futbolista están sus padres. Dice que son "lo más importante en la vida". No para de dedicarle comentarios y fotos en su timeline. Y es mutuo. Su padre siempre le dijo que era una princesa. Y su madre, le puso el nombre de una sirena "que enamoraba por su voz" porque deseaba que fuera cantante. A nosotros lo que nos llama la atención son las fotos de su cumpleaños. Las miras y te quedas con la duda de si son el sueño de todo púber, una fiesta maravillosa, con tu nombre plantado en el jardín en letras gigantes o, por el contrario, una bonita forma de destrozar la psique de un chaval, haciéndole creer que es poco menos que Sisi Emperatriz a una edad sensible.

No obstante, no encuentra uno megalomanía en su actitud y sus palabras. Tal vez sea por la influencia del Dios protestante, pero Lorelei es una mujer que se dedica, aparte de a leer las referencias anteriormente citadas, a cocinar, y mucho y parece que también sabroso, con la música a tope. Tanto, que le hace llorar de la emoción en la cocina, según confiesa. Y luego no hace nada más estrambótico que tomar clases de baile, guitarra, un poco de cine, bicicleta y estudio, porque quiere ser diseñadora de modas, como su madre, y esperar a su marido.

No es una vida ociosa, pero cualquiera la querría para sí. Con Kate Perry y Álex Ubago de fondo, que son sus músicos favoritos. No sería de extrañar que en unos meses alcance tanta popularidad como su marido. Hasta que le hagan competencia a Shakira y Piqué. Ella tiene un grupo, ya está dando conciertos, y se suceden sus posados en revistas. La música que hace, al margen de las letras cristianas, es muy rockera. Un productor listo, si Falcao sigue creciendo como futbolista, tiene ahí un filón. Algunos temas están dedicados a su marido. "Cuando te veo correr mis ojos brillan y mi corazón palpita, no lo puedo contener" canta en 'Hay una luz en ti'. Dijo en una entrevista que le maravilla cómo nota el cariño de la gente en Colombia.

Otra faceta interesante de Lorelei son las fotos que envía cuando va al Calderón. Posiblemente, no haya nadie con tanto estilo en las gradas del campo del Atlético de Madrid cuando va ella. De tanto enviar esas fotos se está creando otro personaje mediático, la It Girl del Atléti o algo así. Encima se emociona con los rojiblancos como nadie. Llora, tuitea que no puede ser más feliz cuando marca su amor. Ni en Oliver y Benji.

Y eso que trata de mantener un perfil bajo. De no ser 'la mujer de' en versión abusiva. De esta manera, cuando aparece, como aparece poco en actos oficiales y saraos, lo hace bien. Con todas las de la ley. Su estilismo en los Premios GQ fue posiblemente el más impactante. Raro es que un futbolista y su chica parezcan dos actores de Hollywood. Lorelei lo logró y sin dar la nota antes y después.

Mientras se fragua su carrera y es cada vez más famosa, sigue aprendiendo cocina y acudiendo como un reloj a la Iglesia evangélica en Madrid. Ahora sólo queda una duda por despejar: Cuándo nacerá su primer hijo. La pareja todavía no le ha puesto fecha a la llegada del churumbel. Como muchos evangélicos no tienen problema con el uso de métodos anticonceptivos, aplazar esta decisión no supone ningún drama para la pareja. Lorelei sólo teme que, con "lo incierto del fútbol", como ella dice, no sabe dónde nacerá el pequeño ni qué nacionalidad tendrá. Por ahora, sólo podemos anticipar que difícilmente Falcao no se encuentre en una de las grandes capitales europeas.