Brisa Fenoy: "Mi chico dice que, en vez Brisa, a veces soy un huracán"

divinity.es 21/05/2018 18:50

Su verdadero nombre es Carmen Brisa. Carmen por sus bisabuelas pescadoras. Brisa por la del mar. La de Algeciras. Se lo puso su madre, poeta y pedagoga, después de un final de embarazo complicado en pleno agosto: aquella niña a punto de nacer solo se calmaba mientras paseaban por la orilla de la playa cercana a su casa. Su padre, anarcosindicalista gaditano, le dio a Fenoy, entre otras cosas, el apellido y bastante de su interés por lo social. A esta mezcla de sur y lucha hay que añadirle un extra de ex modelo y reggaetón feminista para entender bien el fenómeno. Hablamos con Brisa Fenoy, la compositora de 'Lo Malo', la chica de moda que quiere, dice, "to'lo chungo pa'fuera".

Lleva años creando sus propios temas, pero nunca antes había tenido tanta repercusión. Su momento llegó cuando le propusieron componer una canción para OT y le salió ese pegadizo 'pero si me toca, toca, tócame/ Yo decido el cuándo, el dónde y con quién', basado en una experiencia personal, que seguro ya has tatareado y/o bailado. El click en una carrera que todo músico espera: "Siempre quise hacer un hit, como todos los artistas, pero no pensé que fuese a ser este porque es el que más rápido hice, no me quitó más de tres horas de mi vida", cuenta cuando nos viene a ver a la redacción.

Trae un jersey ancho de chándal, zapatillas 'chunky' –grandes y como de padre, lo último en el universo millennial- y pantalones de micropana de campana. Nada que pueda distraer el foco de su música a su cuerpo: "Mi modo de vestir ahora tiene que ver con no objetivar mi cuerpo, lo he hecho demasiadas veces en los siete años en los que fui modelo y ya no quiero más. Incluso me dijeron que nadie iba tomar en serio mi mensaje comprometido 'porque era demasiado guapa'", explica.

Presentas nuevo tema, 'Tres minutos': ¿Qué haces tú en tres minutos?

Escucho música, que es mi modo de relajación: me conecto, sueño, visualizo hacia donde quiero ir…

No es casualidad que venga después de 'Lo Malo', ¿no?

Claro (risas). Todo tiene un porqué. Todo se ha aumentado, multiplicado y sobredimensionado después de ese boom. Está bien seguir la dinámica de todo lo que me está viniendo, pero a la vez necesito frenar para no perder hacia dónde quiero ir.

¿Te está confundiendo todo este torbellino?

Te pierdes. Hay mucho que hacer y poco tiempo para pensar. Fotos, promos, firmas, viajes, videoclips, shows. Al final lo importante no es eso, sino seguir lo que creo: porque yo tengo un concepto que quiero seguir. Quiero mandar un mensaje en el mainstream para concienciar y transformar. Me están viniendo muchísimas marcas, pero unas las he cogido y otras no. Por ejemplo, ahora soy embajadora de Top Manta, de manteneros y en 2019 vamos a Cibeles.

¿Cuál es ese mensaje tuyo?

Generar transformaciones, concienciar.

¿Eres la primera sorprendida del éxito de 'Lo Malo'?

Sí, porque te das cuenta de que se tienen que alinear un montón de planetas para un hit suceda. Es muy impredecible. El momento, la promoción, quién la canta, la plataforma en la que se difunde… Siempre quise hacer un hit, como todos los artistas, pero este tema es el que más rápido hice, no me quitó más de tres horas de mi vida. Otros temas me han llevado mucho más.

A Aitana y a Ana no les gustó mucho al principio...

Es verdad. Creo que preferían otro género, no entendían cómo funciona la industria, y más en un programa de televisión en el que tienes que acatar y cantar canciones de otros. Yo por eso nunca he querido entrar en uno, a pesar de que me lo han ofrecido varias veces. Al final tener su autonomía, autenticidad y tu proyecto es más duro y sacrificas un éxito más inmediato. Pero tienes otras compensaciones.

¿Os habéis ido de cena?

No, qué va. Ellas creo que están muy ocupadas. Ya les envié mensajes diciéndoles que estoy para lo que necesiten.

La gente no sabe que empezaste con un disco de jazz

Lo hice, pero nunca lo saqué. Hacía pop, pero cuando cumplí 18 años mi padre me dijo: 'el coche o el disco'. Y yo le dije 'disco'. Y salió uno muy adulto, muy de culto, pero con esa edad no me gustó. Y me fui a Barcelona a prender producción musical para poder hacer uno que sí.

¿Para cuándo?

Pronto. Quiero producirlo yo. Ninguna artista urbana española o latina se produce sus propios discos. Sería una satisfacción personal.

¿Tus temas son autobiográficos?

Sí, compongo para curarme, para restablecerme. Una terapia, un salvavidas. Necesito desahogar todo lo que tengo dentro.

¿'Ella' de dónde viene?

De una relación que tuve. Otra vez por ser auténtica y por ponerme en mi lugar me trajo problemas: no le gustó y me engaño con otra chica más sumisa. Yo también he sido sumisa, por eso animo a no serlo más en ese tema.

¿Has sido sumida?

Claro, cuando era más jovencita. Esa cosa de tener celos porque te quiero, creo que el amor es esto y no lo es… Miro para atrás y no me puedo creer que fuera así: me maquillaba, me ponía taconazos, parecía una Barbie. Luego cambié. Los artistas tenemos una responsabilidad muy grande, porque muchos jóvenes nos usan de referentes: por eso 'Lo Malo' es importante.

¿Ahora cómo es el amor para ti?

Libre. Cuanto más libre, más amor es. Cuanto más te ayuda a ser tú misma, a volar, a encontrarte tú, a animarte en ese vuelo. El amor no es celoso, el amor perdona, permite, confía. Todo lo bueno es amor, si hay algo malo no lo es. Lo malo es porque estamos condicionados por el sistema, familia y la educación. Te vas esculpiendo el uno al otro, pero siempre a la vez y sumando ambos al núcleo. Siempre digo que uno más uno es tres. Nada de media naranja: juntos hacemos un limón, que es además détox (risas).

¿Por ahí tu reggaeton feminista?

Me encantaba el trap, el reggaeton, el rap, toda la música urbana, pero las letras, puf, me cuestan mucho. Entonces pensé en hacerlo yo. Y ahí va el mensaje de ‘Lo Malo’, mensaje directo y potente en el mainstream hacia una nueva generación de chicas. Ahí es donde hay que meter el mensaje, en el mainstream. Operación Triunfo al principio yo ni lo veía.

¿Te han dicho que 'no triunfarías por ser demasiado guapa'?

Algo así. Que no iba a tener credibilidad por ser modelo (risas). Querían hacer de mí una diva y yo no y entonces soltaban eso de: es que eres muy guapa para reivindicar.

¿Por eso cambiaste tu modo de vestir?

Claro. Lo hago adrede. Soy consciente. He trabajado de modelo siete años y me han sexualizado mucho, es lo normal en esta sociedad si quieres vender. Como todo lo que quiero y no hago deporte y no engordo, así que este no es un cuerpo normal de la gente. Hay muchas cosas que no me parecen bien. ¿Por qué un hombre puede ir en chándal y no pasa nada y yo no? La gente me dice que por qué me desmerezco y yo digo que no quiero vender más por mi cuerpo. Entiendo que la imagen es importante, pero busco un equilibrio artístico.

¿Muchas contradicciones?

Muchísimas. Ahí vivo, rodeada de contradicciones. Ahora mismo es lo que llevo.

Tus padres parecen bastante hippies

Sí, (risas) lo son. Mi padre es anarcosindicalista, mi madre psicóloga y pedagoga y poeta. Los dos son muy auténticos y muy transformadores también. Me han dado una educación muy libertaria y de negociar todo mucho. Mi hermano es foto periodista y hace muchas exposiciones de los inmigrantes que llegan en las pateras.

¿Por eso 'Jericó'?

Eso es. En parte, estoy muy concienciada con los inmigrantes que cruzan el Estrecho por él.

¿Vivís todos en Algeciras?

En una casa frente al mar, preciosa. Me he criado libre en la calle, en el campo, en la playa. Siempre de pequeña desnudilla. Mi madre prefirió un parto natural. Y mi nombre me encanta, me identifico mucho. Aunque mi chico dice que a veces soy un huracán (risas).

¿Qué dice de todo esto él?

Me apoya mucho. La misión de transformar nos unió. Dirige un organismo internacional de juventud latioamericana y está creando un medio de comunicación en México. Nos ayudamos mucho y comparte mis retos. Me anima y me apoya. Está muy orgulloso de mí y nos admiramos. Esa la clave, la admiración y no la competición: quitar el ego y tirar juntos para adelante.