Paz Vega: "Mi pecado favorito es la lujuria"

divinity.es 24/05/2017 16:33

Paz Vega estuvo desde los cinco hasta los 18 años en un colegio de monjas. Hábito, escapulario, crucifijo y Doña Pilar como directora. Todo un ecosistema de gestos y códigos del que ahora se sirve para encarnar a Lucía, la protagonista de 'Perdóname Señor', que se estrena esta noche, a las 22:40, en Telecinco. Claro que su personaje es una sor muy especial, que volverá a Barbate, su pueblo natal, después de años viviendo en un convento y se encontrará con el antiguo amor de su vida y unas playas paradisíacas… pero llenas de fardos. Una mezcla explosiva de factores fuera de la ley (de Dios y de los hombres) con la que descubriremos cómo, a veces, hacer el mal es hacer el bien.

Vuelves a casa, como ella: ¿ganas de volver al salón de los españoles a la hora de la cena?

Muchas, la verdad. Aunque tengo la sensación de no haberme ido nunca, a pesar de haber estado 14 años fuera. Siempre supe que volvería, porque quiero que mis hijos se críen aquí.

¿A tu niña le encanta vestirse de flamenca, no?

(Risas) Acabamos de estar en la Feria de Sevilla y se ha vestido con su traje de gitana: ¡estaba encantada con los volantes!

¿Qué tal te has visto tú con el hábito?

Muy bien. En el fondo es una liberación en un rodaje. Y un elemento fundamental a la hora de crear al personaje, porque me ha ayudado mucho a ponerlo en pie. Ten en cuenta que cambia la manera de andar, de mover la cabeza por la toga… pero también interiormente. Como a ella, que le limita, pero le da mucha libertad también… [hace una pausa] Pero no te quiero contar más porque no quiero hacerte spoiler de la serie. Solo diré que le vendrá muy bien.

¿Todos tenemos un trozo capaz de hacer muy fácilmente el mal?

Desde luego, nadie es un ángel. Todos tenemos nuestra parte noble, que es la que suele sobresalir, pero también una parte oscura.

¿Tu pecado favorito?

La lujuria no está mal (risas). Está fenomenal, de hecho. Lo que pasa es que una monja queda fatal que lo diga.

Las monjas también tienen esa parte…

¡Cierto! Todo el mundo la tiene. Ella en ese aspecto, o más bien en el amor, digamos, tiene dudas porque ha estado muy enamorada… pero es un impulso que llega a controlar. Pero sufre, sufre muchísimo esta Lucía.

¿En qué se parece a ti?

En la fuerza, la determinación, el carácter. Y el coraje. En que si te tocan a alguien de tu familia sacas los dientes y lo que haga falta. Ella es así: hace lo que sea por su sobrino y su hermano, aunque esté fuera de la ley.

¿Tú harías eso por Orson y los niños?

Claro que sí, proteges a los tuyos: ante un peligro o algo complicado, te vuelves una loba.

¿Fuiste a un colegio de monjas?

Al Santa Ana. Empecé con cinco y salí con 18 (tengo 41), así que imagínate. Eran monjas muy modernas y me he inspirado en la directora, Doña Pilar, que fue de las primeras en llevar falta, blusa y rebeca en vez del hábito gris de las más antiguas de la congregación.

¿Le has copiado a Pilar?

(Risas) Algo así. Era moderna, viajaba, estaba en el mundo, no dentro de los muros de un convento… Y ha sido un acierto seleccionar esa falda gris con todo el equipo. Nos da más juego para este tipo de monja.

¿Falta por encima o por debajo de la rodilla?

Últimamente me está gustando mucho el 'midi' (risas). Pero oye, la mini falda es eterna.

¿Último botón, atado o no?

El que dejas un poquito abierto y al límite siempre desatado. El pecho es lo más bonito para una mujer. No hay que enseñar, pero sí embellece ese toque sutil sin que se llegue a ver nada.

¿Mejor insinuar que mostrar?

Insinuar. Siempre. Obvio.

¿También en los personajes?

De eso se trata. En los detalles está lo profundo de las cosas. Si no haces personajes de trazo grueso y eso es casi una caricatura. El espectador recibe casi sin darse cuenta la sutileza, las miradas con intención, lo subliminal de las escenas…

¿Alguna anécdota venial?

Hay una escena de un funeral en el puerto de pescadores. Auténtica, con gente del pueblo como extras, precioso. Preparamos todo y dejamos el féretro listo hasta que acababan unas cosas, con lo que nos fuimos a preparar otra escena. ¡Al volver vimos el ataúd flotando en el mar! Resultó que unas mujeres del pueblo lo habían visto en la orilla y les había dado mal fario y lo habían empujado al mar (risas). Al final lo rescatamos, lo secamos y grabamos la escena.

Inflemos la vanidad: ¿el mejor piropo que te han dicho en Cádiz?

En la noche de San Juan, en Barbate, hacen una hoguera con lo más representativo que ha pasado en el pueblo en el año, puede ser bueno o malo. Nos hicieron una falla de Stany y mía preparada y por la noche nos quemaron. Al principio no sabía si es que se habían enfadado, porque el año anterior habían quemado a Rajoy, pero luego ya nos aclararon y fue un honor. ¡Viva Cádiz!

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