Sandra Barneda: "Me he quitado la máscara, detrás del miedo está la vida que deseas"

divinity.es 04/06/2018 19:09

Barneda quería hacer una novela sobre lo que no nos han querido contar de la historia. Y sobre la mujer. Y le salió 'Las hijas del agua que lleva varias semanas entre los más vendidos y está sirviendo para, como sucedió hace tres siglos, crear una sociedad 'secreta' y espontánea de chicas que se hacen llamar como el libro y se identifican entre ellas. Sandra aludirá a ello varias veces a lo largo de la entrevista: "Yo soy hija del agua", "mi madre es hija del agua", "mi amiga también". Y así. Se refiere, según nos explicará, a mujeres valientes, ilustradas, rebeldes, sensuales, que se unen en la Venecia decadente y húmeda (o en España) para luchar por lo suyo. Conversamos con la presentadora, entre programa y programa, sobre todo este momento vital literario, la importancia de la "coherencia al expresar quien uno es", el difícil equilibrio entre la fama y la vida privada y sobre su chica, Nagore Robles, con la que además ahora trabaja en 'prime time'. "Me he quitado la máscara, detrás del miedo está la vida que deseas", dice.

¿Quiénes son las hijas del agua?

Una sociedad secreta de mujeres poderosas e ilustradas de finales del siglo XVIII, con epicentro en Venecia. Monjas, nobles y artistas que decidieron, después de no ser incluidas en los textos de la Revolución Francesa a pesar de haberla hecho ellas también, luchar por los derechos de la mujer. Al principio desde la clandestinidad, pero en la novela darán un paso adelante y se quitan la máscara. Y dicen ‘no’ a seguir teniendo menos derechos que un recién nacido y se ponen manos a la obra para cambiar las cosas.

¿Cómo llegaron a ti?

Tenía claro que quería enfocar mi libro por la premisa de qué parte de la historia no nos han querido contar. Me pareció muy impactante el texto sobre los derechos de la mujer de Mary Wollstonecraft, que está considerada la primera feminista de la historia, y luego descubrí que se publica un año más tarde, en 1793, en Venecia por Elisabetta Caminer, la directora de un periódico. Y pienso que es mentira eso de que las mujeres no nos apoyemos entre nosotras. Ese es el punto de partida.

¿Por qué se dice eso de que no nos apoyemos?

Interesaba más vender que la mujer es mala y su peor enemiga. Y nos lo hemos creído… Y es súper mentira. Es de una lógica aplastante: si tienes un problema, vas y te refugias en alguien que te puede entender. ¿Con quién iban a hablar aquellas mujeres que ansiaban cambiar las cosas? ¡Con otras a las que les pasaba lo mismo! ¿Cómo no iban a ser cómplices?

"Se escribe desde el inconsciente", dices

Así es. Es verdad que yo he pasado una época en la que me he quitado una máscara también. Al final he hecho un ejercicio que se condensa en una frase de la novela: “detrás del miedo está la vida que deseas”. No podemos silenciarnos. Muchas veces estamos rodeados de medios en los que podemos comunicarnos y nos ocultamos detrás de máscaras y lo políticamente correcto por no tener problemas. He hecho ese viaje y me siento una hija del agua. Y es muy bonito, porque si tienes en cuanta todas esas mujeres valientes que tienes detrás y que lucharon por cosas, pues tú te colocas. Formas parte de esa línea y no puedes silenciarte por comodidad o miedo. No es por ti, es por la sociedad.

¿De qué máscara estamos hablando? ¿Del feminismo, de ser lesbiana…?

No, de nada en concreto. Máscara como todo aquello que nos oculta y nos corta la libertad de en cada momento de decir dónde y cómo te encuentras. Las personas tienen derecho a la rectificación. Piensas una cosa ahora y luego puede ir cambiando, pero defiendo la libertad de decir en cada momento lo que para ti es tu verdad. Eso sí, abierta a que haya otras verdades. Porque la diversidad es la vida, no existe un único camino… aunque tú tienes que defender el tuyo.

¿Hay una intención en el libro de meter mucha sensualidad?

En aquella época existía una mayor sensualidad, que no sexualidad. Ropajes, fiestas, lenguaje… Ahora nos hemos enfriado. Es una sensación mía. Tenemos una sensualidad prefabricada, muy perfecta, pero como de plástico. Antes estaban más en comunión con la sensualidad de los olores, del cuerpo, de las carnes… Poco tiene que ver con las escenas de cama de nuestra vida diaria. Quise potenciar esa sensualidad que no siempre es bella y estándar. Es bucólica, salvaje, primitiva, bruta… Es una pena que hoy se maquille demasiado.

¿En este sentido has creado las 'foscas'?

Eso es, he querido crear un ejércitos de cortesanas, las ‘foscas’, que son como geishas venecianas llenas de poder. Tenían la excepción de poder asistir a las fiestas más influyentes porque eran las mujeres más deseadas de Venecia. Me gustó crear algo así. Tenían farolillos rojos, el preludio del barrio rojo de Ámsterdam, y enseñaban los pechos desde las ventanas.

¿Has ido a Venecia recoger vibraciones?

¡Claro! Y lo he pasado genial. Un palacio en el Gran Canal, una pared desconchada... He ido con Nagore y algún capítulo lo he escrito ahí. Su agua, su belleza, su aire decadente, los últimos años del Benetto, ese sálvese quien pueda antes de que sea invadida por Napoleón...

Dedicas el libro a tu madre

Salió cuando ella cumplió 70 años. Es mi primera heroína, una hija del agua, me ha enseñado que el camino de la valentía no tiene límites, que se puede luchar de muchos modos, aunque no lo ha tenido fácil… Dio la casualidad de que la única foto que yo tengo de ella de joven y que me ha acompañado en el despacho donde yo he escrito casi todos mis libros, está hecha en Venecia cuando ella tenía 17 años. Cuando lo descubrí me encantó, fue como cerrar un círculo.

¿Lo ha leído?

Le está gustando mucho, está muy enganchada. Y eso me gusta. Me encanta ver cómo la historia crece en cada lector, qué parte del subtexto le llega. Mis novelas suelen ser bastante de inyección de energía.

¿Cómo es el equilibrio ahora que dices que te has quitado máscaras entre vida privada y pública?

¿Sabes qué pasa? Que es muy complicado gestionarlo. Ella es una persona pública que tiene muchísimo tirón, la reconocen mucho en la calle, y era muy complicado gestionar no decir nada. Y ya también en un plano de coherencia personal, si yo me significo en cosas de la mujer, los animales y el medio ambiente, cómo no voy a mostrarme con naturalidad con mi pareja. He tenido que aprender a convivir con la fama y la intimidad. Puede haber gente que crea que no lo he afrontado bien, o que hay un exceso o que… no sé. Lo he hecho lo mejor que he sabido. El equilibrio nunca es fácil y valoro mucho mi vida privada, pero hay una parte de coherencia.

¿Coherencia con…?

Con quien soy. Si soy una persona muy clara y muy transparente, sin pelos en la lengua, no es coherente que teniendo una pareja que ya es conocida no trate de llevarlo de la manera más natural posible. Pero bueno, ya te digo que se viviría más tranquila sin que se sepa, porque no habría titulares que te molesten, no hay nadie mirando, puedes hacer lo que quieras, no hay noticias como el ‘zasca’ que le dio Sandra a Nagore… Eso es a diario. Para ella sería más cómodo no trabajar conmigo y para mí sin ella. Pero es lo que hay. Ella llega siete años siendo colaboradora de realities, yo llevo tres en ‘Supervivientes’… Convivimos. No es fácil, pero nos ha venido dado. Lo importante es que no te afecte en tu vida personal.

¿Preferirías no trabajar con ella?

No me lo he planteado porque no es una opción. Nagore me gusta muchísimo como colaboradora, que no me la quiten (risas). Creo que hace una labor fundamental, sabe muy bien medir el momento en el que tiene que meter espectáculo, cómo argumenta una trama… se ha colocado como una de las grandes colaboradoras y creo que tiene un potencial mayor. ¡No porque sea mi pareja que me la quiten! ¡Sería muy injusto! Al final, hay que restarle importancia y que piensen lo que quieran.

¿Dónde os conocísteis?

Coincidimos ya en 'De buena Ley', hace mucho. Empezó a colaborar al salir de ‘Acorralados’.

¿Has descubierto otra Nagore debajo lo que veías en la tele?

Claro. Las personas no somos solo lo que damos en nuestro trabajo. Tenemos otras muchas aristas que te complementan. Ni yo soy tanto tanto tanto ‘la chica seria del entretenimiento’, ni ella es tanto tanto la ‘dura e incorregible y rebelde’. Tiene ese lado, pero también otros de nobleza, sensibilidad, divertida y generosa, que mucha gente igual no diría que lo es.

Faltaría el fuego en tu tetralogía de novelas

Eso es, una tetralogía dedicada a la mujer y al ciclo de la vida con todos los elementos. Empecé por tierra y aire, ahora es el agua con esta novela, y ya estoy con el fuego. Solo diré que con el fuego no me iré a otro siglo, que será novela contemporánea.