No tener Facebook y otras cosas que no molan de ser las hijas de Obama

divinity.es 16/01/2014 10:16

Cualquiera podría pensar que ser las hijas del hombre más poderoso del Mundo tiene que ser la repera: vives en una megacasa, todo el mundo te hace caso, eres popular… sin embargo para Malia y Sasha Obama ser la descendencia del Presidente tiene también sus inconvenientes. Conoce la particular 'jaula de oro' (blanco) en la que están creciendo estas dos adolescentes, las más influyentes de los Estados Unidos.

Hace ya seis años, cuando Barack Obama era sólo el candidato a la Presidencia, aseguraba que era el mejor momento para presentarse a las elecciones. Sus hijas, su prioridad, eran pequeñas y al crecer olvidarían el shock de crecer en la Casa Blanca, rodeadas de asistentes y agentes del Servicio Secreto. Pero los votantes de los Estados Unidos ampliaron la confianza en el primer presidente negro de su historia y con ello, mantuvieron en Washington a Malia y Sasha, dos jóvenes adolescentes que difícilmente olvidarán los días en que su padre fue el mandamás.

Malia tiene hoy 15 años y es una altísima adolescente que ha heredado el físico y los gestos de su madre, Michelle Obama, además de su carácter responsable de cara a los estudios. Sasha, la pequeña, tiene 12 años y es más relajada aunque saca lo mejor de ella cuando juega baloncesto, pasión que comparte con el Presidente… aquí tan sólo padre y en ocasiones entrenador de su equipo del colegio. Ambas representan a la juventud de los Estados Unidos, son el espejo en el que mirarse, aunque ello conlleve una serie de limitaciones que no todos los adolescentes estarían dispuestos a acatar.

Barack y Michelle no quieren que se repitan los deslices protagonizados por las hijas de George W. Bush, Bárbara y Jenna, arrestadas en alguna ocasión por consumo de alcohol siendo menores de edad. Los Obama se esfuerzan por seguir defendiendo su privacidad y asegurar que lleven una vida de lo más normal. “No quiero que sean de esas chicas que no saben ni cómo poner una lavadora. Sólo de pensarlo me echo a temblar”, declaraba Michelle en el programa de su amiga Oprah Winfrey.

Para ello han establecido unas reglas por las cuales Malia y Sasha tienen que recoger la habitación y hacerse la cama todas las mañanas, no pueden ver la televisión o conectarse a Internet entre semana (a no ser que sea necesario para hacer los deberes del cole) y por supuesto no pueden abrirse un perfil en las redes sociales. Les han dado permiso, tras mucho pelear con los servicios de seguridad, a tener móviles que tan sólo pueden usar el fin de semana… y en algún acto institucional.

Michelle es la gran encargada de hacer cumplir las reglas en casa pero cuenta con ayuda: la abuela Marian Robinson las prepara para ir al colegio y las espera en la Casa Blanca cuando se acaban las clases. Obama tiene reservadas todas las tardes para cenar con toda la familia, ayudar a las pequeñas con los deberes y sacar a Bo, el perro de la familia, a pasear por los jardines enrejados del recinto.

Tanto Malia como Sasha están obligadas a practicar dos deportes, uno elegido por ellas mismas y otro decidido por su madre, que además tiene que ser de equipo. Así, juegan al baloncesto y el tenis, aunque la raqueta se les da regular. Con la comida tampoco se juega: “O se la comen, o se quedan sin postre. Si no tienen hambre no tienen hambre para nada. Y no las quiero ver luego aparecer por la cocina”, contaba la señora de Obama al ‘Ladies’ Home Journal’.

Cuando llegaron a la Casa Blanca, su programa favorito era ‘Hannah Montana’… ahora cuando pueden se entretienen viendo ‘Modern Family’: Miley Cyrus ha crecido demasiado rápido para estas chicas tan recatadas. Cómo será que Obama se asustó la primera vez que vio a Malia con un poco de maquillaje: “Estaba desencajado, como queriendo soltar un ¡Glup! No te preocupes, le tranquilicé, no es nada” contaba la Primera Dama a The View.

Menos le preocupa al mandatario que conozcan a su primer amor. Hace una tiempo reconocía que incluso alabaría al chico: “El valiente que se atreva a besar a mi hija sabiendo que la están observando un grupo de escoltas merece todos mis respetos”.

Menos gracia la hizo cuando Washington le echó en cara el despliegue de seguridad que requirió que la “caprichosa” Malia se quisiera ir de viaje de fin de curso con un grupo de amigos a las playas de México. Por eso este año apuntó a las dos al campamento femenino de Wicosuta donde una de las normas es que las chicas sólo pueden usar bañador entero para que no haya competencia entre ellas por exhibir el mejor cuerpo.

Las chicas más controladas del Mundo y también las más admiradas. Según el diseñador Gregory Parkinson son “un ejemplo para la nueva generación de consumidores”. De hecho, los modelos que eligen de Zara, Asos o H&M se disparan en ventas. Unas ‘it-girls’ presidenciales que ya han sido comparadas con Kate Middelton: “Malia desprende las mismas vibraciones que la Princesa de Cambridge; es un poco reservada pero tiene una especie de magnetismo. ¡Y mira lo largas que son sus piernas! Malia es un manjar perfecto para el mundo de la moda” asegura la diseñadora Rebecca Taylor.

Poco le queda a Barack y Michelle para seguir controlando cada paso de las jóvenes. Cuando acabe su periodo presidencial –y ya no es renovable- Sasha tendrá 15 años y Malia justo habrá cumplido los 18 años y será ya universitaria. “Ahora mis hijas se están haciendo mayores y no quieren pasar mucho tiempo conmigo” se lamentaba Obama al acabar el primer mandato… y lo que te queda, Mr. President.