Pensé en Disney al ver la primera imagen de la boda de Britney Spears. Pero no en el Disney infantil de la memoria, no. En ese de los castillos de cartón piedra, los vestidos de licra brillante y el atrezzo imposible con los que muchas veces algunas fiestas de escaso gusto se engalanan como para gritar cuando uno llega y se topa con tanta mandanga.
Pues así aparecía la novia, en esa carroza que podrían haber hecho arder como una falla ya para culminar tanta horterada.
1. La novia. Que era exquisita, pues no, no se iba a obrar un milagro histórico. Pero sabiendo su trayectoria estilística lo de ayer eran aguas calmadas. Vamos, que podía haber sido un cuadro y no lo fue. Su Versace se salvó de la quema. Y eso es más que un acierto.
2. El novio. Que parecía un muñeco de tarta, pues también, pero insisto, para todo lo que podría haber sido casi respiro aliviado en este aspecto.
3. Reunir en una misma party a Donatella, Madonna, Paris Hilton, Drew Barrymore y Selena Gomez tiene su acierto para la historia. Que estaban todas divinas, pues tampoco pidamos peras al olmo, que vienen los errores.
1. La carroza. No he podido dormir porque los cascos de oro del caballito engalanado, pobre animalillo, me han martilleado el cerebro hasta la madrugada. Llegué a soñar que la carrocita dichosa se hacía calabaza XXL y reventaba como una bomba atómica poniendo a todos los invitados perdidos como en una ‘tomatina’ sin piedad.
2. La carpa de terciopelo rosa bajo la que se hizo la ceremonia, menos mal que sólo duró 10 minutos, amenazaba con convertir en un súper chicle a los invitados en cualquier momento.
3. En qué pensaría Drew Barrymore para enlutarse con ese saco barroco para ir a una boda donde todo era tan empalagosamente rosa que ella parecía un mojón gigante en mitad de un salón de baile de cristal. Qué miedo.
4. ¿Madonna llevaba las gafas de sol cosidas al pelucón? Qué necesidad…
5. Entre ella, la novia, Paris y Donatella acabaron el viernes con la producción mundial de tinte extra blond. Estas en el circuito de lo rubio se pasaron la parada. Lo de llevar las melenas a la altura casi del culo, estas ya de mocitas no tienen ni el recuerdo, ya ni te cuento.
6. Y qué decir de las toneladas de rosas rosas que llenaban todo, todo, todo. Que me gustan las rosas, claro, que lo de ayer era como para vomitar del empacho, pues también.
¿Sigo? No, mejor me vuelvo a dormir para matar la resaca virtual…
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