Por sorpresa, sin avisar a nadie que no estuviese en su círculo más cercano, sin compromisos, vestida de blanco dos veces y con el amor de su vida dos décadas después del primer flechazo. Así se resume la boda de Jennifer López con Ben Affleck.
El lugar, Las Vegas.
El porqué, el amor, sin más.
1. Esa novia, 20 años después, más bella si cabe que cuando se conocieron. Su vestido blanco con mangas de encaje de Zuhair Murad para le ceremonia.
El segundo vestido con cuello halter, simple, que pertenece a la historia del cine.
Su melena natural, su makeup medido, su más terrenal belleza. Su sonrisa constante.
2. Ese novio, con su tuxedó blanco, sin más pretensiones que la de sacar del armario una de sus chaquetas de vestir para emular a los dandis de antaño y casarse con la chica de su vida.
Su capullo de rosa blanca en el ojal. Su belleza natural. Su sonrisa de niño feliz.
3. El porqué. En palabras de Jennifer. ‘Cuando el amor es real, lo único que importa en el matrimonio es el uno al otro y la promesa que hacemos de amarnos, cuidarnos y comprendernos’.
Hay momentos en la vida en los que el único error sería no haber hecho aquello que dos partes de un todo desean.
No ha lugar a los errores pues en esta crónica de hoy.
Felicidades a la pareja más guapa del momento.
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