Bodas de famosos

Aciertos y errores de la boda de Claudia Ula, la hija de Raquel Revuelta

Este fin de semana se casaba Claudia Ula, la hija de Raquel Revuelta, en Zahara de los Atunes.

La boda de Claudia UlaCordon Press
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Dice mi lado maligno del cerebro que la novia llevaba más ramo y velo que vestido. Y cierto es. Pero mi lado bondadoso supo quitarle ambos detalles para poder disfrutar su vestido nupcial.

Y me surge una duda eterna por la incoherencia de los looks de esta boda. O los invitados se colaron en masa en su campechanía estilística o los protagonistas (novio, padrino y testigos) se pasaron de formalidad. El caso es que la cosa no casaba.

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Aciertos

1. La novia. Su vestido de talle asimétrico, a manos del dúo clásico sevillano, Vittorio & Lucchino, en crep y falda multicapa de gasa cristal y tul era tan simple y limpio que es verdad que me sobraba tanto ramo. El velo sí me gustó, diga lo que diga mi malo maligno.

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2. Fiona Ferrer se convierte en la invitada perfecta por la moderación de su sencillo vestido floral inteligentemente ensalzado con los complementos y las joyas. Era divino para ni quedarse corta ni pasarse de arreglada.

3. La madre de la novia, Raquel Revuelta, se pasó de informalidad incluso para una boda de costa y veraniega. No le pillé yo el rollo al cinturón fajín de cuero ni a esa superposición tan tapada de su total look naranja. Pero me niego a bajarla al error total así que la dejo en el limbo.

Errores

1. Sí bajaré al error, aunque sea en un despiece inusual ese cinturón citado.

Ojo con llevar a las ceremonias, salvo que una sea una jovenzuela o la boda una pura informalidad de manual, este tipo de complementos tan de sport, por muy tendencia que sea o mucho que nos guste la diferencia. Porque en este caso, eso que pretendía Raquel que marcase la diferencia mutiló el rollo que pudiese tener cualquier otra cosa de su indumentaria.

2. Los Vittorio & Lucchino estaban frescos e ideales para una party informal de verano. Pero no para ir a una boda en la que además cobraban protagonismo por vestir a la novia cuando ya ni se encuentran en el circuito habitual de la moda como antaño. Pero me temo que el error no fue suyo sino de los convocantes.

3. Tengo claro mirándolo bien que se pidió informalidad a los invitados, solo de esa manera se puede entender que la mitad de ellos ni llevasen traje y muchos otros americanas claras y excesivamente ligeras. Pero si eso era así, no tenía sentido que el novio, los testigos y el padrino llevasen chaqués ceremoniales tan clásicos.

Insisto, todo a la vez no casaba. O una cosa u otra. O lo que es lo mismo, o todos a una o rompemos la baraja.