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Bautizos hijos de famosos

Aciertos y errores del bautizo de Martín, el hijo de Ana Boyer y Fernando Verdasco

Ana Boyer y Fernando Verdasco bautizaron a Martín, su tercer hijo, con Tamara Falcó nuevamente como madrina de todos ellos y su ‘tip’ de invitada perfecta.

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El bautizo de Martín, el hijo de Ana Boyer y Fernando VerdascoPortada de ¡HOLA!
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Aciertos

1. Tamara Falcó vuelve a ser madrina y se convierte además en la invitada perfecta con su vestido rojo de crepé de China estampado, escote V y mangas abullonadas. Lo firmaba La Double J, la casa italiana que fundó la editora de moda J.J. Martin.

2. Había visto a Isabel Preysler tan espléndida en el bautizo del hijo de su sobrino Álvaro Castillejo con aquel traje de chaqueta coral de Michael Kors Collection, que hoy, sin ser error ni mucho menos, no me gustaba tanto con este vestido floral de la colombiana Silvia Tcherassi. Como tampoco me gustó aquel floral amarillo en la boda de su hija Tamara.

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No es manía a los vestidos florales ni a los amarillos, al contrario, pero creo que ni esos amarillos chillones, ni los estampados XL, son los mejores aliados de Isabel, a la que siempre admiro de todos modos por su eterno perfume de serena elegancia. En este bautizo me chiflaban sus sandalias.

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3. Ana Boyer, igual que su madre, eligió un diseño de la colombiana Silvia Tcherassi. Su vestido midi de algodón, de cuerpo sin mangas y escote V con estampado al agua, tampoco me chiflaba, pero ella ha sabido encontrar un estilo muy propio que la diferencia de su hermana y de su madre. Y eso también es un acierto.

Errores

1. No, juro que no le tengo manía a Iñigo Onieva, tampoco amor que conste, pero no sé por qué siempre me parece que va a los eventos como de empalmada. Como si llegase de resaca y le hubiesen prestado una camisa y una corbata con un traje de aquí o de allá.

Yo creo que le falta encontrar un toque ‘fresh’ que le empaste con la estudiada naturalidad de su mujer. Ahí lo dejo.

Y hoy cierro con Fernando Verdasco, que siendo un señor muy aparente y yendo tan correcto con sus sastres marinos, pasa a menudo sin pena ni gloria porque su familia política de populares mujeres le relega a una injusta invisibilidad.