Aciertos y errores de la boda de Santiago Cañizares y Noemí
Nada daba yo porque la boda de Santiago Cañizares fuese a sorprenderme por lo limpio y simple de la indumentaria de los novios, o del novio mejor dicho, con ese rubio quemado de su quiquiriquí tupé. Pero la vida a veces, hasta en los protocolos de la moda, te da estas sorpresas.

Con siete hijos a sus espaldas y dos bodas Santiago Cañizares busca su “a la tercera la vencida” y se casa en una masía valenciana del siglo XVIII tras seis meses de relación con Noemí, “una extraordinaria mujer”, como él la ha definido, a la que conoció en las redes sociales. Y los novios, contra todo mi pronóstico, estaban bien correctos.
ACIERTOS
1. La novia. La simplicidad de un vestido palabra de honor, de limpia silueta y cero artificios. Su pelo recogido en un moño bajo y su escote limpio.

2. El novio. Chaqué en azul royal, chaleco blanco roto y corbata azul en mini cuadro. Estaba tan correcto que solo chirriaba su tupé rubio decolorado que tanto le gusta y que tan poco le favorece.

3. Lucas Cañizares, hijo del novio, es ya un tiarrón y estaba guapo con su sastre marino simple. Habría estado bien que alguien le hubiese soltado ese segundo botón de la americana que nunca se debe llevar abrochado.

4. El vestido de punto en fuelle de Carla Asensi, novia de Lucas, no es la mejor opción de invitada por su complejidad, lo tengo claro, pero a ella le sentaba estupendamente y estaba bien mona. Y eso es acierto al fin y al cabo.

5. Juanma Castaño y Paco González o cómo acertar siempre en una ceremonia a cualquier hora con un sastre azul marino.

ERRORES
1. Por ponerme tiquismiquis, qué forma de estropear el novio su buen look ceremonial con su chaqué royal con ese tupé de pelo decolorado hasta el achicharramiento.
Que esto lo lleva un chaval pandillero porque algún peluquero pirado le ha dicho que es lo más de lo más, vaya, pero que lo haga un tipo hecho y derecho que además sigue estando guapete a su 56 tacazos pues como que no.
2. La periodista Helena Condis llegaba con muletas la pobre. Pero no acertó con su print de leopardo con botas. Era terroríficamente terrible hasta para salir de farra. Y esto, más allá de todo protocolo de moda sobrepasado, lo ve hasta un ciego.

Siempre hay un garbanzo negro que enturbia un cocido, así es la vida.
¡Pero que los novios sean felices y sea a la tercera la vencida!

