ACIERTOS
1 Cristina Castaño. Negro y oro. Imperialista.
2 El brocado oro de Noelia López era garantía de éxito.
3 Blanco y negro y escotazo V, de Vanesa Romero.
4 Agatha Ruiz de la Prada echó el resto con su optimista palabra de honor. Divorcios que sientan de miedo.
5 El esmoquin blanco de Juana Acosta y la tendencia de la vuelta a la pata ancha.
6 El historiado bordado de Mónica Cruz, manga larga y cuello cisne.
7 El rollo étnico de Marisa Berenson.
8 Helen Lindes rebuscó en las divas de antaño y le resultó.
9 Mar Saura y su vestido túnica plata.
10 Pastora Soler tiró de curva y volante. No era el último grito pero a ella le pega.
11 Carmen Lomana o como ir en body de firma, en la tercera edad, con desparpajo.
12 Ni Lourdes Montes es Agatha Ruiz de la Prada, ni tampoco Carrie Bradshaw en Sexo en Nueva York, así que convirtió en exceso su ‘novia con corazón’. Y su Francisco Rivera con pajarita celeste. Toma! ¿Parecían muñecos de una tarta de boda en unos grandes salones de carretera o me he desayunado el aguarrás? Pues me lo debo haber desayunado señores porque me encantaban.
ERRORES
1 ¿Lo de Lulu Figueroa era en serio? A ver si era una performance…
2 Pilar Jurado se creyó Kim Basinger en LA Confidential, pero no.
3 Manuela Velasco pinchó. Su midi era como de señora de edad en una comunión dominguera.
4 El morado de Carla Pereyra y el collarazo resultaban barrocos y densos. Del recogido que se enganchó en la puerta ni hablamos.
5 ¿Cristina Yanes se volvió Miss Universo latino?
6 Tamara Falcó no arregló el desaguisado trasnochado de su última aparición en el Real. Habría tenido rollazo este look si fuese Dorothy, la estilosa de las Chicas de Oro. Igual es que ha cumplido los 55 y nos tenían engañados.
7 Laura Ponte no tenía su mejor día. En casa del herrero…
8 No era error en sí el de Marta Hazas, pero feo era un rato largo.
9 Lo de Esmeralda Moya ya no sé si era error pero mareaba a la vista.
Pocas veces en mi vida de la crítica social he tenido menos dudas en los errores, quizá por eso he obviado a muchos de los asistentes por pura amistad y porque no estoy hoy para aguantar berrinches telefónicos. Pero señores, algunos en vez de a unos premios de la moda parecía que iban a un concurso de disfraces. Va a ser que sí, que me bebí el aguarrás sin querer tras la fiesta. ¡Ay señor!