Aciertos y errores de la boda de Alejandra, la hija de Espartaco y Patricia Rato

divinity.es 12/05/2021 12:38

Juan Antonio Ruiz Espartaco y Patricia Rato volvían a reunirse en la ‘Dehesa Majavieja’, la finca del diestro, para celebrar la boda íntima de su hija Alejandra con Ernesto de Novales.

Era una boda religiosa de mañana, en un sábado soleado y de casi verano en la sierra de Sevilla, con dos escenarios bien clásicos: la ermita de la Virgen de Setefilla, patrona de Lora del Río, para la ceremonia religiosa y la finca familiar para el almuerzo.

¿Cómo debemos ir a una boda de este tipo?

Vamos a sacar una vez más la lupa para enumerar los aciertos y los errores de esta y tantas bodas, donde la ceremonia es lo que prima y las tendencias de fiesta son otra cosa bien distinta, se empeñe quien se empeñe.

Aciertos

1. La novia. Su vestido clásico de la casa Pronovias, de escote barco, manga larga y cintura ajustada y bordada. Su pelo semi recogido, con mantilla blanca y su broche de brillantes, de la casa Suárez, convertible en pendientes. Su ramo de lavandas y su maquillaje natural. Sencilla y depurada.

2. Patricia Rato, madre de la novia y por tanto no la madrina en este día, eligió un midi de ceremonia, de la firma Tot-Hom, perfecto a pesar de que a mí me sature el color malva.

3. La madre del novio y madrina del enlace cumplió a rajatabla la perfecta etiqueta para su papel con un vestido largo verde aguamarina, con mantilla negra. Tradiciones que siempre funcionan.

4. El novio y el padrino vistieron chaqué clásico, sin riesgos. Es cierto que innovar un poco en los chaqués siempre se agradece, pero estaban más que correctos.

Errores

1. La hermana de la novia y su rojo pasión. Se quedó más ancha que larga, como su vestido.

Más allá de los gustos personales es importante cuando se acude a una ceremonia, da igual lo joven y moderno que uno sea o se crea, adecuarse mínimamente a lo establecido. Aunque luego uno le ponga su toque de excentricidad, de glamour, de tendencia… Porque no hay nada más chic que dar el campanazo sin tener que saltarse las normas de la pura urbanidad.

Con esta premisa, que no me cansaré jamás de repetir, ¿en qué pensó Isabel, la hermana de la novia, para calzarse un vestido tan ultra corto que no necesitaba agacharse para quedarse en cueros? No son necesarios en una ceremonia religiosa y tan convencional de mañana, ni el raso brilli rojo, ni el volumen de su vestido campana, ni ese súper corto. Lo que podría haber sido top dejó de tener sentido.

Que el vestido era ideal y ultra tendencia revival, nadie lo duda. De hecho, me encantaba, pero para otra cosa. Que habría sido lo más en una red carpet de un evento, tampoco lo dudo. Que en la hermana de una novia son ganas de llamar la atención por encima de todos, pues mucho. Redicho queda.

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