👎🏻 SIN HILO
Locking trota loca contra el mundo en el caballo de Kaspar Hayser.
Un juguete hecho caballo de batalla sobre un tapiz en el que Ana grita contra la falta de comunicación en el mundo para mostrar su identidad, sin prejucios. Pero lo hace con tantas inconexiones que me siento a pensar un minuto. Y mientras lo hago, desfilan abrigos metalizados como antiguas batas francesas. Símbolos napoleónicos trasladados a otras galaxias. Jumpsuits en glitter.
Máscaras como de gas. Peinados Napoleón. De repente cuadros sin demasiado sentido. Volantes de certamen de flamenca en una nueva galaxia desconocida. Y unos hombres que podrían pasar por patinadoras sobre una pista de hielo incierto. Hay oros y cobres que tintan de simulado éxito una colección que tiene más de filosofía y de literatura que de realidad.
Si digo la verdad, sólo me quedaría con los jerseys XL de punto, amplios y cálidos. Pero que Ana me haga pensar, más allá de sus modelitos me sirve para recordar aquella amazona urbana de sus inicios. Ojalá vuelva un día aquella Locking que tanto me gustaba.
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La magia del azar es ochentera y glam para The 2nd Skin
Si pensábamos que sería eterna su exquisita porcelana estábamos equivocados. The 2nd Skin rompe su polvera de antaño para que emerja de ella una roquera glam que deslumbra a la ciudad. Botines de encaje. Negro. Volantes rizados en gazares exquisitos y cinturillas de cintas que flotan, rivalizan con capas coral living, vestidos fuelle en rosa cuarzo y muchas plumas, en corpiños fruncidos y en cuellos cervantinos.
Cortos negros con plumas y lentejuelos se cuelan entre los tornasoles de estrellas de antaño. Azul bebé con negro, en vestidos dúo y en sastres altos con blusas. Plumeti negro con cuellos de lazo. Del lavanda demodé al chispeante glitter naranja, los chicos de The 2nd Skin han pasado de habitar un bucólico jardín a la penumbra hechicera de una gran ciudad. Y sus roqueras se han vestido de efervescencias butano para patear la urbe con diferente garra.
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Hannibal muta por fin y cabalga entre una glamourosa sabana africana y una ciudad de emergentes arquitecturas
Pantalones burgundy altísimos con blusas negras floreadas. Tafetán rojo inglés. Mujeres por montera. Así arranca este nuevo Hannibal. Pantalones de flores con cuerpos jaula en negro, llenos de mágico misterio. Faldas de cebra vaporosas y vestidos como de una África chic. Gasas estampadas. Etnias que tienen memoria y glorias.
Largos contundentes para noches, en azul petróleo, en buganvilla y en negro. Sin cristales ni artificios. Rotundos, con sus colas como de capote. Que Laguna sigue fiel en algunas salidas a esas clientas recargadas y tediosas, sí. Pero que esta colección ha mutado a un mundo sorprendente y tremendamente estiloso, también. ¡Por fin!
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Verino emprende un viaje a un Egipto tan ligero como incierto
Linos naturales en saharianas, en pantalones cargo, en perfectos dos piezas. Pantalones ultraligeros. Camisas de mangas fruncidas. Linos azules limpios como las madrugadas de un desierto estival. Tafetanes de seda y gasas que hablan de las históricas paredes de una tumba secreta de Luxor. Azules con beige que hablan del verano, que cantan como fuentes, frescos y naturales.
Pero no todo es tan ligero como sus linos y sus napas y Roberto divaga con un puñado de puntos irregulares que restan naturalidad a los linos de su idílico desierto. ¡Ojo!
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Ágatha salta feliz en su propia fiesta porque le duele la cara de ser tan guapa
Y así lo muestra al mundo en una colección llena de sus fetiches míticos. Corazones que sellan besos, rayas, estrellas que brillan de noche y de día. Textiles flúor, destellos glitter, vestidos espumillón, sedas y algodones en los que vive, efervescente, el color. Y en ese baile de Los Inhumanos, con guiños a sus ochenta de juventud, bailan sus modelos sobre sus plataformas intergalácticas. Ella puede con esto y con mucho más y no deja de sacarnos sonrisas.
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El españolismo riquísimo de Duyos
Vajillas españolas, candelabros, copas de piedra con rosas y ramas de eucalipto, musgos... Duyos pone una mesa rica y barroca para servir una cena que viaja por una España, la nuestra, generosa y espléndida. Negros, azules, rojos, oros... recorren tierras, raíces y costumbres. Pamelas de plumas sobre vestidos largos en negros estampados llenos de femenina fuerza. Cuerpos sólidos con mangas trompeta. Flecos que brillan. Dos piezas de pantalones vaporosos y sutiles con casacas, tan Duyos como recuerda mi memoria.
Abrigos túnica de flores, importantes y rotundos. Jumpsuits bombachos florales bajo chalecos largos de pelo. Volantes metalizados y gold como puestas de sol... Las mujeres de Duyos son tan poderosas como enigmáticas. Y son muy, muy españolas.