Puntadas con y sin hilo de la segunda jornada de la Fashion Week Madrid
Ulises Mérida
👎🏻 SIN HILO
El Danubio Azul de Ulises Mérida suena a fanfarria
Nos había sorprendido no hace tanto con sus mantas zamoranas fruncidas ricamente bajo los cinturones de unas mujeres poderosas. Pero hoy Ulises nos ha hecho perder parte de aquel buen sabor de boca. Su colección es farragosa como una improvisada fanfarria aunque de fondo escuchemos los compases del Danubio Azul.
Amarillo y rosa capote en puntos de seda. Muselinas desfasadas en multicapas tan vistas que ya no siempre nos parecen sutiles. Bustos rígidos de armazón, como corsés ortopédicos, sobre vestidos de punto tabaco, o sobre satinados limas. Sigo sin entender, un día después, la utilización de esos bustos siniestros.
Quiero salvar de la quema sus pantalones anchos en lana tostada, sus divinos vestidos de canutillos de lentejuela en negro, brillantes y vibrantes, y sus faldas rotundas de pelo. Pero esto no puede dar luz a una colección llena de tópicos vestidos de pretendida modernidad. He intentado interpretarlos pero no lo he conseguido. ¡Lástima!
Andrés Sardá
👍🏻 CON HILO
El diablo de Sardá es mujer y se viste y desviste de negras transparencias
Azul noche y plata. Estrellas. Galaxias virtuales. Perlas marinas. Capas beige. Collarines de cuatro vueltas. Banderas francesas. Triquinis Costa Azul y cangrejos de oro. Escorpiones. Caparazones en negro. Molinillos azules, jumpusuits de red con flecos. Mariposas rojas. Rayas y simetrías. Capas florales. Fusiones.
Balanzas del tiempo. Metal y cadenas en biquinis de éxito asegurado. Flores rizadas como espuma de mar. Azules y eternas. Amarillo. Capas con capucha. Rosa y oro. Transición al Olimpo. Negro y oro. Jumpsuits transparentes. Toreras y sombreros cordobeses. Cebras amarillas, leopardos salvajes. Talco gris polvo. Lencería de ligas y puntillas. Coral living. Volantes rizados. Sirenas nada discretas. Diablos nada malvados. ¡Ni falta que hace!
Así son Sardá y sus perfectos y guionizados desfiles.
La Condesa
👎🏻 SIN HILO
La lady victoriana de La Condesa se queda en la copia de un chino suburbano
Una voz en off tan pretenciosa como previsible, en nombre de la Condesa de Lovelace, arranca un desfile lleno de copias sin identidad propia. Vestidos de corpiño con soles. Trenchs vinílicos transparentes. Rayas discontinuas. Mangas farol en prints contra tweeds franceses que emulan a Chanel sin mucho éxito.
Pantalones de talle alto en glitter con blazers de tapicería. Chaquetas rosas. Chaquetas negras con dragones de oro. Peinetas. Vestidos victorianos. Pijamas japoneses... Más pretensiones. Un sastre rojo de dos piezas, con flores prendidas, es el único punto de luz que encuentro en esta intención de lady victoriana que La Condesa intenta sin conseguirlo y que la deja en simple ‘chacha’. (Sin acritud).