Marta Fernández: "La gente me ve seria, pero soy descarada y desinhibida"

JUAN RODRÍGUEZ UÑA | JAVIER COLSA (IMAGEN) 13/04/2011 13:15

La presentadora de 'Las mañanas de Cuatro' asegura ser discreta para sus cosas

No es el Soho neoyorquino donde como con esta morena de curvas mediterráneas. Es el Madrid clásico, pero devoramos makis de cangrejo, vieiras gratinadas, cerveza japonesa y miradas. Dos horas después, caminamos juntos hasta el Palacio de Altamira. Ella se ha puesto el vestido de los 50 marino con topos blancos con el que nos vimos por primera vez. Eso rinde a cualquiera.

[PUEDES VER LO MEJOR DE LA ENTREVISTA AL FINAL DEL TEXTO]

¿Cómo estás Marta?

Qué nervios. Nacho por Dios, qué nervios. (Risas).

¿Cómo vas a estar nerviosa?

Después de tanto tiempo, tienes razón.

Serán las cervezas…

O será la pose para que estado quede… (Risas).

¿Cómo te encuentras?

Muy bien, muy contenta, un viernes aquí contigo. Después de haber comigo juntos.

Y bebido…

Efectivamente.

¿Dónde estamos? Este sitio estupendo al que me has traído…

Estamos en el Instituto Europeo del Diseño. En este patio que mezcla un palacete, el de Altamira, con una medianería que es muy típica madrileña. Es un lugar donde se hace moda, se hace diseño, con una gente magnífica. Es un lugar para escaparse porque está en el centro de Madrid pero tenemos este oasis donde se puede venir a navegar con el ordenador…

Este oasis. ¿Por qué eres siempre tan fina?

Para que no se note que soy de Aluche.

¿De Aluche era Ana Rosa?

No, ella era de Usera.

¿Estos barrios periféricos dan tan buen producto?

Muchas gracias por lo que me toca. (Risas). Estos barrios es lo que es Madrid también. Y es un reflejo de la gente que vive en un país.

Vamos a ser malos ya para empezar. Tú me has confesado que a ti te gustaba Maxim Huerta como tío, a mí tú como tía…

Pero esto no puede ser. (Carcajada).

Tenemos referencias en el mundo del periodismo completamente fetichistas…

Eso es porque me veías pero no me oías.

Pero verte en off era maravilloso, porque yo idealizaba que me decías "cuánto te quiero, vamos a escaparnos a París…"

Esto está muy bien. (Risas).

Y ahora fíjate, los tres de Gins. ¿Cómo es esto de las idealizaciones?

Esto es muy curioso. Porque luego hay gente a la que conoces y te rompe el mito y dices, no debía...

¿Te ha pasado?

Sí, pocas veces pero sí. Y me ha pasado en dirección contraria, gente que no me gustaba en la tele y luego les conoces en persona y dices, uf, son fantásticos. Pero cuando se te cae un mito que seguías es… No me pasaba con Màxim eh, que le veía dando el parte de guerra de Kosovo y, oooh, cómo dice lo de la ofensiva de la OTAN este muchacho a esta hora.

¿Estás de broma? ¿Esto la gente no se lo va a creer?

Que te lo digo de verdad. Él tan serio, con su traje, su pelo engominado, sus gafas… Yo decía, que Sardá le de paso ya, por favor, que es guapísimo. (Risas).

¿Cómo va el trabajo? ¿Contenta?

Bien. Estoy contenta. Con mucho trabajo, mucho madrugar. Pero confieso que madrugar me encanta, me va muy bien. Soy de ritmo matutino, me levanto a las 5 de la mañana, me conecto…

Eres, somos, adictos al Twitter…

Esto lo dices porque a las 5,15 de la mañana ya estoy twitteando.

Esto lo digo porque hemos sustituido las galletas con leche, el libro, el Hola, por el Twitter en los desvelos nocturnos. Y siempre que llego tarde, o me levanto pronto, estás conectada y dándole al tuit. Cuando me desvelo o me levanto, estás ahí…

Claro, porque cuando tú te acuestas o te levantas yo estoy en usos horarios distintos, con conversaciones con gente que viven en otros continentes. Me levanto muy pronto y veo el Twitter para ver qué noticias hubo por la noche, qué ha pasado al otro lado del Atlántico… Y me encuentro con algunos de mis queridos insomnes que estáis por ahí pululando. Es gracioso, porque tú sales de la tele por la noche con el subidón de adrenalina y yo me acabo de despertar, estoy con mi albornoz y digo, uy Nacho acaba de terminar su debate, su algo… (Risas). Yo lo que tú haces no podría.

¿Por qué?

Porque no controlo el biorritmo nocturno, me empiezo a apagar.

Todo es cuestión de costumbre. Mira tú has hecho informativos siempre y ahora haces otras cosas. Las mañanas de Cuatro es información pero muy social. Yo era de informativos en radio de toda la vida y ahora sería incapaz. Me gustan como curioso, la necesidad que tengo de saber, pero ya estoy en otra batalla… Yo pasé un día una puerta y ahora sólo hago el lado más humano de toda noticia, lo social, lo rosa… ¿Dónde navegas tú mejor?

No lo sé. A mí la gente me decía que me veían mejor en un magazine, por mi manera de ser, y que me veían un poco constreñida en los informativos pero a mí a priori lo que me gusta es la información.

¿Te veías prieta y encorsetada?

Sí, prieta y encorsetada y yo soy más alocada.

Necesitas soltar el bustier

Sí. (Risa). Necesito liberarme. Creo que la información se ha soltado mucho y que un informativo de ahora no es como uno de hace 10 años. Yo siempre tomo las notas de redacción en cuadernos Moleskine, como tu Moleskine de Cope de fin de semana, (guiño), y de vez en cuando hago limpieza de ellos, y cuando lees lo que apuntabas en reuniones de redacción hace diez años... Los informativos se han amagazinado mucho.

¿Eso es porque la vida se ha amagazinado?

Es porque nos hemos quitado el corsé todos y nos hemos dado cuenta de que no hace falta ponerse muy digno o muy tenso par dar la información. Que llega mejor al espectador con un formato menos serio.

Yo que te conozco desde el lado humano puedo decir que la gente te ve seria pero tú no eres nada seria… Eres una frívola con cordura. Divertida… A mí me gustan las mujeres frívolas, bueno y los hombres frívolos. (Risas). ¿Por qué tienes esta imagen de seria?

Totalmente. Pues porque he hecho tanto tiempo informativos. Ahí sólo se pueden contar desgracias y sólo te puedes reír cuando cuentas cosas de cultura.

Y luego llegas a un magazine…

Y me vuelvo loca. Max me decía a veces, ¿cómo puedes haber dicho esto?

Nosotros navegamos bien en sociedad, hablemos de ello. Camila y Príncipe Carlos… Reciente visita…

El Príncipe Carlos me fascina. Es un tipo culto, preocupado por la ecología, que sabe de teatro un montón, yo me iría a cenar con él. Cuando se casaron el Príncipe y Letizia a mí me tocó cubrirlo. Hay un momento maravilloso cuando salen todos los invitados de la catedral hacia el Palacio Real, cruzan la plaza de la Armería. Se pone a llover. Los nobles europeos, los españoles también, se daban codazos por meterse en el autobús. El Príncipe Carlos salió, miró, saco su paraguas y cruzó andando.

Porque está acostumbrado al agua hija…

Sí, pero ahí todos los periodistas dijimos, ole el Príncipe de Gales. Esto es un pedazo de noble. Es un tipo que me gusta. Y ella.

¿Camila también te gusta?

Pues sí. Me tocó cubrir también cubrir la boda de Carlos y Camila y tuve que estudiar muchas cosas de ellos, me parece una mujer genial.

A mí una mujer que enamorada dice y se deja decir aquellas cosas que filtró un medio sensacionalista en su día, me parece una mujer inteligente y divertida…

Hay unas memorias que cuentan unas aventuras sexuales increíbles. Una mujer entre descarada e inteligente y con esa viveza sexual, mola. Camila Parker Bowles mola.

¿Tú eres así? Descarada, inteligente y con viveza sexual…

(Risas). Descarada soy algo, sí. Es cierto. Soy descarada y desinhibida.

A mí me encanta cuando eres descarada. Hemos hablado de tantas cosas hoy comiendo que no podemos reflejar en esta charla…

Sí. (Risas). Es una pena.

Hasta me ruborizo…

¿Te estás poniendo rojo tú? No puede ser, Nacho.

Me estoy poniendo como un tomate… (Risas). Hablemos de los Príncipes de Asturias. Háblame como ciudadana española

Me gustan. Creo que es una pareja que funciona. Se complementan bien. Letizia aporta a Felipe la parte mundana, de mujer vivida y trabajadora. Y él le aporta esa otra parte de esa educación de otro lado del mundo. Me parece mal que los critiquen.

¿Pero entiendes las críticas?

Sí pero me parece mal. ¿Por qué era mejor Eva Sannum?

Era una cabaretera. A mí me gustaba Sartorius

Sí pero Sartorius es el primer amor que todos tenemos. Nadie se casa con su primer amor.

¿Tú tuviste un amor como Sartorius?

¿Rubia? Jamás. (Risas). No me gustan nada las rubias ni los rubios. (Carcajadas). Sartorius y Felipe eran de esas parejas que se parecen entre sí físicamente. Parecen hermanos. No entiendo que se enamoraran.

¿Viste a la Duquesa en la recepción al Príncipe Carlos con aquel maravilloso vestido verde y sus esmeraldas?

La Duquesa es otro personaje. Ese escote en la espalda. El amor hace mucho. Cómo es ese chute que le han metido de vitalidad, de vida. Es increíble.

Me viene a la cabeza esas cosas que cubres en tu vida y que hasta que no pasa el tiempo no analizas. Yo lo primero que cubrí fue la muerte de Lola Flores, para la radio. Recuerdo a algunos periodistas subidos en una carreta llena de flores, la gente dando palmas y cantando… No sé por qué recuerdo esto ahora…

Yo recuerdo cuando empecé en CNN+ que todos los fines de semana se moría alguien. Empezamos con la muerte de Torrente Ballester. Fue duro porque su hijo trabajaba con nosotros. El mismo día que salió CNN+ al aire se murió Torrente. Después Hassan II, después J. J. Kennedy… No hacía más que morirse gente.

Hija es que tú eres muy mayor…

Ya. (Risas). Claro, soy muy mayor pero la gente no se lo cree. Yo trabajé en Diario 16. Es que… lo disimulo.

¿Qué te gustaría hacer ahora?

Me gusta hacer lo que hago. Sí. A veces me da envidia este formato tuyo de la entrevista relajada.

Con esta libertad de cambio, mi cámara decide que lo hace en un sitio y tú que al aire libre y cambiamos de escena… (Risa)

Con la libertad de hablar tranquilamente.

Hablar del mundo sin encorsetar las preguntas. De eso se trata, esto soy yo en Divinity. Vamos con cosas divinas.

Venga.

Yo sé muchas cosas divinas de ti. Ahora mismo estabas de espaldas a mí, agachada sobre tu bolso con tu vestido años 50 buscando algo. Parecías Jackie Kennedy a la busca de un pañuelo Hermes… ¿Qué hay de divino en Marta que no conozcan los demás?

Yo soy un poco de los años 50. De hecho mi público mayoritario era joven en los años 50. (Risas).

Va en serio, tienes un look muy años 50…

Sí tengo un look cincuentero porque la genética fue así conmigo.

Y porque te vistes así de esta manera…

Sí, es cierto.

"La genética fue así conmigo". Defínete genéticamente…

Soy igual que mi padre, igual que los Fernández. Somos morenos, raciales, venimos del sur y se nos nota, en todo, en todo.

¿Por eso no te gustan los rubios? Ni las rubias

Bueno las rubias me parecen más tolerables, como modelo de belleza. Pero los rubios son una cosa así como a medio cocer. A mí Brad Pitt me espeluzna.

Dime tu modelo de belleza

No que te asustas.

Va, dímelo

Yo ya tengo una edad. Antes me gustabas los efebos, cuando era joven. Y ahora, no perdona, me gusta el tipo camionero, ahora mi ideal de belleza es Russel Crowe en Gladiator.

Pues Max nos es así, querida...

Ya, pero es moreno, guapo. Las gafas hacen mucho a veces.

Qué hay divino en tu ocio, a parte de esos gins que compartimos…

Tengo gustos caros para cosas tontas.

¿Cómo se define esto?

Pues que puedo gastarme una pasta en al primera edición de un libro total para que esté ahí en una estantería. Un ladrón en mi casa nunca se llevaría lo de verdadero valor.

Te están quedando conmigo

En serio. Tengo fetiches raro.

¿De amor vas bien? Nunca hablas de ello

Porque él es muy tímido y yo muy discreta.

No necesitamos DNI ni direcciones… (Risas)

Él es un hombre estupendo, periodista y he llegado al lugar que tenía que llegar y estoy con la persona que tengo que estar. Es el hombre de mi vida.

Sólo hay que verte sonreír...

Es que nunca hablo de esto porque yo soy muy ostra para mis cosas. No soy tímida pero sí reservada.

Y vulnerable...

Sí, mucho, pero no lo cuentes en público. (Susurra).

Me sigues resultando increíble. Yo nunca diría que eres vulnerable, sensible, ostra, que te condicionen los demás…

Lo que piensen los demás no tanto pero lo que yo pueda hacer en los demás sí me preocupa, porque yo de entrada soy muy borde, tengo muy malaleche, pero es un mecanismo de defensa.

Qué no te gusta de la vida…

Aaa… Cómo la gente se queda atrás, como les pierdes porque la vida te pone en distintas circunstancias, distintos lugares. Y te quedas sin personas con las que estuviste, a las que quisiste y de repente, no sabes por qué, los pediste.

Eso es nostalgia. ¿Qué echas de menos?

A veces echo de menos cuando era más joven.

¿Por qué?

Porque no me iba a dormir tan pronto. (Sonríe y calla).

Sabes que aquí sólo se habla de lo que se quiere…

Porque antes era todo más fácil, hacer amigos…

¿Es difícil hacer amigos en el trabajo?

Es difícil mantenerlos. Echo de menos aquella inocencia con la que llegamos a la tele.

Yo adoro la tele como profesional, aunque me guste más la radio, pero es cierto que ya no es mágica e inocente… Ya no mitificamos como antes. Es otra cosa. Quizá porque la vida es otra cosa…

Cuando yo era pequeña había acontecimientos en televisión, como el lanzamiento del Discovery, y en el colegio imitábamos lo que veíamos en la tele. Vale que éramos un poco frikis…

¿Te ves friki?

Sí. Y vale que éramos un poco raros, (risa) pero ahora ni sale que el Discovery se jubila. Antes había excepcionalidad en la televisión y ahora no.

Lo positivo es que antes era casi irreal y ahora es un reflejo total de la sociedad. Es terrenal… Y eso es muy positivo…

Es más democrática. Y tenemos más lugar donde elegir. Ahora es cotidiana.

¿Qué es lo más friki que has hecho?

He hecho cosas tan tan tan frikis... Desde hacer la ruta de los Soprano por New Jersey porque quería vivir como ellos pero en un suburbio… uf, de todo.

¿Y por amor?

Por amor sólo locuras pero no fricadas.

Como…

Coger el autobús que va a tu pueblo ya me parece una locura de amor. (Risas). Ese autobús verde que da una vuelta tan absurda.

¿Y qué haces tú en mi pueblo?

Pues que a mí me gusta tu pueblo…

Compartimos querencias ¿o qué?

Compartimos querencias, compartimos querencias. (Risas).

Ay Dios mío. (Miro al cielo). Mira estoy viendo allí unas bragas colgadas, unos calcetines… en pleno centro de Madrid. Esto es costumbrismo…

Es fantástico...

Una toalla de bidé…

Que no es que existan los bidés, es que existen toallas de bidé. Y hoy hay poca ropa tendida. Normalmente hay más ropa tendida. Hay un contraste entre las fachadas de ladrillo, la del Palacio y las sábanas, las bragas…

Esto es mucho de la zona en la que tú vives… Me fascina el barrio, barrio en plenas urbes. Como el Trastevere romano, el Montmartre parisino…

Es el barrio o el pueblo dentro de las grandes ciudades, Yo salgo a tender al balcón.

¿Tú tiendes tus bragas a la calle?

Yo tiendo. Es que… Y tiendo. Y hablo con las vecinas.

Bueno bragas usarás…

No de ese tamaño. A ver si me entiendes. No tamaño carpa del circo Price. Y hablo con mis vecinas. Es una cosa como de neorrealismo.

Eres como la Raimunda de Almodóvar…

Totalmente.

¿Esto se perderá?

Creo que no. En el fondo los españoles somos así. Intentamos ser sofisticados y finísimos…

Es otras de las cosas que me fascinan de ti y lo sabes. Que tienes pinta de vivir en Madison Avenue en Nueva York y al final tienes tus tangas frente al Mercado de San Miguel de Madrid…

Pues sí. Un día pasó una excursión de japoneses y todos haciéndome fotos oye.

A saber qué colgabas…

Unas sábanas, una cosa muy digna. (Risas).

Claro hija lo tenderías así vestida, con esta imagen de Sofía Loren, de dona napolitana, con los rulazos…

Claro.

¿Tú eres madrileña no?

Sí. Aunque con raíces andaluzas.

Si no vivieras en Madrid, ¿dónde te gustaría hacerlo?

En Nueva York o en Ciudad del Cabo.

¿Cuándo nos vamos a Ciudad del Cabo?

Uff, cuando quieras.

Proponme un plan para fugarnos…

De japos por Nueva York

Yo conozco los mejores japos de Nueva York…

No lo dudo, y yo las mejores librerías, así que sería un viaje perfecto.

Pero nos enamoraríamos y tendrías que despedir a tu novio… Cariño, lo siento, me he enamorado de Nacho Montes…

Me ha llevado a unos japos fantásticos. (Carcajadas).

Qué nos falta por hacer, en el trabajo y en la vida…

Me gustaría vivir en otro lugar fuera de España. Me gustaría una corresponsalía pero sé que mi vida laboral ya no me llevará a eso. Y en la vida vivir fuera.

¿Maternidad?

Si surge, surgirá pero no lo tengo en mente, y mira que se me va a pasar el arroz.

No es para tanto. (Risa). Si eres más joven que yo…

Media hora. (Risas).

O tres cuartos. Tres palabras que te definen…

Periodista, inquieta, escéptica.

Eso pone en tu red social

Sí y pynchoniana.

¿Qué es ser pynchoniana?

Por Thomas Pynchon, mi escritor favorito norteamericano e imposible, que me moriría por entrevistar. Gamberro y complicado y tremendamente divertido.

Yo te he definido hoy en mi Twitter como una mujer de negras crines y nocturnas miradas. Es un gusto encontrarme por trabajo, divino trabajo el nuestro, con mi fetiche de juventud periodística con la que ahora comparto trabajo, gins y querencias…

Espera que yo me levanto a darte un beso porque no puedo quedarme sentada después de esto. Muak. Y qué bien huele Nacho Montes siempre… mmm.

Y nos besamos, como adolescentes desinhibidos y limpios que se idolatran. Y salimos juntos del Palacio de Altamira, recorriendo el Madrid histórico en una tarde de primavera donde todo es sol, sonrisas y perfumes indescriptibles. Marta se queda comprando narcisos antes de subir a su casa, yo vuelvo a la mía con sus besos en mi piel.