Pablo Iglesias, el ‘no Don Juan’ de alguna jungla
Nunca una americana dio tanto que hablar en las últimas décadas. Y no por ser una revolución en el mundo de la moda, ni por un arriesgado corte que revolucionará la industria textil, ni siquiera por estar sudada por un astro de esos a los que los fans siguen en masa hasta cuando ya no están en el mundo de los vivos.
No. La americana en cuestión, de la casa Inditex (Zara), de la que todo el mundo habla es la que el señor Pablo Iglesias lucía en el Congreso de los Diputados ayer, a pesar de sus manías persecutorias y las de su equipo con Don Amancio Ortega, este caballero español que sin ninguna obligación tantas veces da lecciones de sacrificio, generosidad y hasta de patriotismo.
Pero no, no me voy a meter ahora en el fregado de hablar de política. Ni es el momento, ni es el lugar. Esta columna mía de opinión en Divinity es exclusivamente de moda, de protocolo de moda y social y de estilos de vida. Y eso es lo que voy a analizar, una vez más, del señor Iglesias.
1. ¡Vuelva usted mañana! Hoy no estoy para bromas.
1. Ni siquiera la simpleza de una americana básica como esta de Zara que Iglesias escogió para sus farragosos looks de me ‘pongo de limpio’ se salva de la quema. Y no por la americana en cuestión, flaco favor a Zara, sino porque no hay por dónde coger a este señor en cuanto a cuestiones de estilo.
2. Yo no sé bien si es mejor verle con americana y jeans con botas, como un líder de no sé qué tribu cowboy, o con este look y su apostura de ‘me he bajado de un caballo y aquí estoy’. Esa con la que se presentó y posó ante la prensa del mundo para desembarcar en la Moncloa con este gusto singular.
3. Tampoco sé bien si usar una americana u otra importa ya cuando su cola de caballo terminará por cubrir, como las mantillas de antaño en las mujeres dolorosas, cualquier atisbo de ropa.
4. Que él no se pone una corbata ni en el protocolo básico de una jura o promesa de cargo en una ceremonia institucional ya lo sabemos… Lo de abrocharse todos los botones del traje ya ni lo menciono porque sería como hablar en sánscrito.
5. Está muy bien lo del leñador en una escapada de ‘fin de semana’, pero claro, cuando tu armario no cambia vayas de copas con los colegas, de escapada con la churri, de discurso de partido, o de función institucional algo falla gravemente.
6. Supongo que el pobre tenía calor en pleno debate electoral y tuvo que remangarse la camisa como para bajar al chiringuito a tomar la caña. Todo muy top.
7. Y una vez dicho todo esto, yo no le pido al señor Iglesias que sea un modelo publicitario, ni siquiera que tenga estilo, hay cosas que no se compran con ningún dinero. Tan sólo estaría bien que fuese un poco más cuidadoso en su imagen en general. No sé, aunque sólo sea por aquello de que nos representa por el mundo. ¡Vamos digo yo!