Que la imagen general de la reina Letizia ha sufrido un cambio abismal en los últimos años, para bien, es un hecho. Como lo es que su comportamiento social y su protocolo también han ido cambiado en el transcurso de todos estos años de reinado.
Qué lejos queda aquella primera salida de tono cuando recriminó al rey que le dejase terminar de expresarse ante la prensa. Muchos lo tomaron como un mal gesto que evidenciaba el ‘carácter indomable’ de la futura reina, como dijeron algunas voces. Otros lo resumieron como algo tan anecdótico que simplemente se quedaría en eso, en un gesto natural debido a la inexperiencia de, por aquellos entonces, la prometida del príncipe Felipe.
Pero en estos años ha habido diferentes ocasiones en las que la reina se ha saltado todo protocolo para hacer de su capa un sayo. Nunca mejor dicho.
En mitad de la foto
Mallorca, Catedral de Palma
Todos recordaremos de por vida aquel tan extraño como comentado suceso en el que la reina Sofía intentaba retratarse con sus nietas mientras la reina Letizia se interponía entre ellas y los fotógrafos, en varias ocasiones, hasta abortar la intención de su suegra. Corrieron ríos de tinta amarga tras esa misa de Pascua.
Te esperas mientras saludo
La prensa internacional destacaba en verano de 2019 un error de protocolo institucional en la recepción de los reyes a los miembros del Patronato de la Fundación del Comité Español de Colegios del Mundo Unido.
La reina se distanció del rey y se quedó hablando unos segundos con las personas de seguridad. Un gesto que podría definirse como de cordialidad de la reina con las personas que forman el equipo de seguridad pero que dejó al rey, ante las cámaras, esperando solo. Cuando finalmente llegó, Letizia se colocó en el lado incorrecto para la recepción y el rey tuvo que susurrarle, serio, dónde debía posicionarse.
No deja de ser una anécdota pero que resume bien algunos de esos errores en los que la reina se salta el protocolo para saludar o conversar con alguien trastocando el curso de un acto.
Tienes un whatsapp
Día de la Hispanidad. 2017
La prensa fotografía a la reina llegando al desfile militar en el coche oficial. Con una mano saluda a los ciudadanos a través del cristal. Con la otra revisa su teléfono móvil con total tranquilidad.
Sombra aquí y sombra allá
Pascua militar. 2017
En plena recepción de la Pascua militar, junto al rey y delante del entonces presidente del Gobierno Mariano Rajoy, la reina saca un espejo de su bolso para mirarse tranquilamente y retocarse los labios. La charla continúa mientras ella permanece a lo suyo, espejo en mano, tocándose la cara. La prensa viralizó el momento.
Errores que se convierten en virtudes
Desde que empezó el imparable ascenso al éxito de su imagen actual, muchas han sido las veces que la reina ha sido criticada por su indumentaria. Que si muy atrevida en algunos momentos, que si qué necesidad de tanto cambio de look y de ‘belleza’ (maquillaje y peluquería), que si por qué elige a menudo marcas internacionales en vez de ‘marca España’…
Más allá de todos esos dimes y diretes, muchos de los ‘supuestos errores’ con los que tildan algunas voces todas estas cuestiones, a mí me gustan. Y me gusta la imagen renovadísima de la reina y algunas de sus actitudes, aunque no siempre estén estudiadas dentro del estricto protocolo.
A veces, no siempre que quede claro, el error puede convertirse en virtud. Y por tanto, en acierto. Y yo, que siempre he admirado la eterna sobriedad de la reina Sofía durante tantas décadas, también creo que modernizar y suavizar muchas pautas del protocolo actual es tremendamente positivo. Ahí lo dejo.