Nada entiendo de esas imágenes con las que abren los informativos el primer día de las rebajas, avalancha de personas como en una meta de salida haciendo cola y entrando en tropa de asalto cuando suena un ‘dong’. Y todo por conseguir la gran ganga. ¡Gran Error!
En rebajas nada hay mas equivocado que comprar corriendo y peleando. Sobre todo porque las verdaderas rebajas no están en unas bragas, unos calzoncillos, una camiseta o un simple jersey, donde el importe que nos ahorramos es de pocos euros, puesto que el importe total del producto también es de pocos euros.
Lo que importa verdaderamente en unas rebajas es conseguir aquellos productos inaccesibles que en temporada de descuento nos ahorran cientos de euros y la mejor manera hacerlo es pasando una tarde tranquila en busca de esos objetos del deseo.
Yo para ir a las rebajas quedo con algún amigo, tomamos unos vinos y cotejamos listas de deseos. Esto es lo que más nos gusta comprar…
1. Sastres de Firma
La ropa de firma se lleva la palma. Un buen traje, un buen abrigo, un estupendo chal de lana, un buen bolso de viaje, una americana chapó… Todas esas prendas que durante la temporada nos cuestan cientos de euros en rebajas se convierten en precio accesible y perfecto para darse un capricho sin arruinarse. Ahí está la verdadera rebaja, en estas prendas y no en las básicas.
2. Lujoso sport
Las prendas informales pero de lujo son otro de los puntales en rebajas. Unas buenas zapatillas de marca de lujo, una cazadora de piel, una cartera prohibitiva…
3. El tiempo en rebajas es más oro
Un reloj de infarto en rebajas nos puede costar hasta un 50% menos. Si calculamos que muchos de esos relojes de firmas históricas rondan los miles de euros la rebaja es de escándalo. Aprovechemos.
4. Home
La decoración es otro de los aciertos en rebajas. Muebles de diseño, un buen espejo, esa mesita escandinava que nos encantaba pero era prohibitiva, una lámpara de época, aquella butaca que nos tenía enamorados y que ahora por arte de magia está al 60%...
Si todo esto lo investigas sin agobios ni prisas, en una tarde de relax, vinos y paseo, el día de maratón de rebajas absurdas se convierte en una velada fantástica con alguna compra estrella que no nos hará pensar meses después que tiramos el dinero en algo que ni necesitamos o que ni siquiera deseamos ya. Yo hago de las rebajas un viaje curioso hacia aquellos objetos, contados, que he ido deseando durante todo el año. Y me sienta genial.