Infidelidades, racismo y líos financieros: los escándalos de Carlos de Inglaterra antes de ser rey
divinity.esCarlos de Inglaterra ya es el rey del Reino Unido y la Commonwealth. El trayecto del nuevo soberano británico hasta el trono ha sido sombrío y angosto. A pesar de que su pueblo lo recibe con respeto y ceremonia, las polémicas han sido la tónica dominante en la vida del nuevo monarca. No ha faltado de nada: escándalos sexuales, raciales, financieros y protocolarios. En definitiva, el peor curriculum vitae que puede tener un Jefe de Estado de su categoría y relevancia (y que compite con el de su predecesora).
Engaños y desplantes a Lady Di
La mancha más oscura de la trayectoria personal de Carlos III de Inglaterra se encuentra en sus años de matrimonio con Diana. El nuevo rey tuvo con la malograda Princesa de Gales un comportamiento del todo reprochable como marido y padre de sus hijos. Infiel desde el primer momento con la actual reina consorte, la ínclita Camila Parker-Bowles, vivió su momento de menor popularidad cuando se hicieron públicas las conversaciones privadas que mantenía con su amante.
En aquellas cintas el pueblo británico descubrió la faceta más libidinosa de Carlos. “Quiero ser tu támpax”, le decía a su adúltera enamorada en una conversación subidísima de tono que vio la luz en lo años 90. En la biografía que en aquellos años Andrew Morton publicó sobre Lady Di también salieron otros detalles de la oscura vida matrimonial de la pareja en la que había visos de malos tratos psicológicos.
Diana reveló que trató de provocarse un aborto espontáneo arrojándose por las escaleras mientras estaba embarazada del príncipe Guillermo, al que Carlos afeó su parecido físico con los Spencer cuando nació, o como deseó que el príncipe Harry hubiera sido una niña.
El comentario racista sobre Meghan Markle
En la polémica entrevista que el príncipe Harry y Meghan Markle concedieron a Oprah Winfrey el año pasado, la pareja comentó que uno de los miembros de la familia real cuestionó el color de piel de los hijos del matrimonio. En el especial televisivo, Meghan y Harry no quisieron decir quién había sido, aunque aclararon que no fue Isabel II.
Fue el escritor Christopher Andersen el que puso en boca del nuevo rey de Inglaterra esta salida de tono. Lo hizo en su libro ‘Brothers and Wives: Inside the private lives of William, Kate, Harry and Meghan’. Basado en fuentes familiares, afirma que el momento tuvo lugar el día en el que Harry y Meghan anunciaron su compromiso. Carlos habría preguntado a su esposa cómo pensaba que serían sus hijos, a lo que Camilla habría respondido, sorprendida, que “guapísimos, por supuesto”. “Me refiero a cómo crees que será la complexión de sus hijos”, preguntó de nuevo y bajando la voz.
Desfalco financiero
Carlos de Inglaterra no se libra tampoco de un escándalo financiero. Según ha ido publicando la prensa británica durante el último año, el entonces heredero al trono aceptó comisiones extraoficiales para sus organizaciones benéficas. La información señalaba que Carlos habría recibido de manos del un jeque y de ex primer ministro de Catar un total de tres millones de euros en efectivo en pagos realizados entre 2011 y 2015. Desde Clarence House se apresuraron en salir del paso de las informaciones con un comunicado: “El príncipe de Gales no tiene conocimiento de la supuesta oferta realizada para lograr una donación a sus organizaciones benéficas, y apoya plenamente la investigación que está llevando a cabo The Prince’s Foundation”.
Apoyo a la paramedicina
En el año 2019, la comunidad médica británica puso en el disparadero a Carlos de Inglaterra por el apoyo manifiesto que éste ha realizado en los últimos años a los tratamientos homeopáticos. Tachado de “anticientífico”, varias asociaciones clínicas británicas firmaron un manifiesto en el que consideraban “obscenos” los apoyos del hijo mayor de Isabel II a la medicina alternativa.
Una vida a todo trapo
En 2011, la sociedad británica recibió con estupor las noticias relacionadas con el elevado tren de vida de Carlos de Inglaterra. En aquel año se publicó que el nuevo rey contaba en su patrimonio privado con seis casas, 11 secretarias, un gran séquito de sirvientes, una lujosa colección de coches y unos ingresos anuales de 17 millones de libras. Para colmo, aquellas informaciones se publicaron en el peor momento de la crisis financiera, cuando los británicos estaban derrotados por la peor cifra de paro de los últimos 12 años.
