Celebramos este 4 de octubre las bodas de plata de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. Tal día como hoy, pero de 1997, la hija mediana de Juan Carlos y Sofía y el entonces jugador de balonmano se daban el 'sí, quiero' en una boda de cuento en Barcelona. Nada hacía presagiar hace 25 años que aquella historia iba a terminar como el rosario de la aurora.
La pareja se juró amor eterno ante el arzobispo de Barcelona en una ceremonia religiosa muy conmovedora. Sin embargo una de las dos partes no cumplió con sus palabras: supuestamente, Iñaki Urdangarin faltó al compromiso de fidelidad durante estos 25 años en múltiples ocasiones.
Durante la década pasada saltaron a la opinión pública sus correspondencias subidas de tono con la esposa de un amigo en las que firmaba como el duque “empalmado”. Este mismo año, unas fotos con su amante Ainhoa Armentia precipitaron su divorcio. Mientras Cristina se recompone, toda España ha podido ver cómo el vasco se entrega a la pasión en la playa.
El balonmanista tenía una brillante carrera como deportista, pero cuando se emparentó con la primera familia del país quiso más. Cuentan que al emérito nunca le gustó el aura de Iñaki y trató de frenar el compromiso, pero terminó cediendo. Urdangarin intentó reinventarse como un hombre de negocios, y maldita la hora: intentó aprovechar su posición de influencia con la corona y acabó condenado a seis años de prisión por los delitos de malversación, fraude, prevaricación, delitos fiscales y tráfico de influencias.
Durante sus primeros años de casados, Cristina e Iñaki eran la pareja perfecta. Vivían en una de las zonas más exclusivas de Barcelona, en el barrio de Sarriá. La infanta trabajaba en La Caixa y él, retirado del deporte en activo desde 2005, se dedicaba a sus negocios. En 2009 empezaron a saltar las alarmas de los tejemanejes de Iñaki y se fueron a vivir a Washington. Dos años más tarde, en diciembre de 2011, comenzaba el calvario.
Iñaki fue imputado en el Caso Palma Arena que después derivó en el Caso Nóos y la pareja fue apartada de la familia real. Abochornados, se fueron a vivir a Suiza, pero don Iñaki volvió a España para cumplir condena. En junio de 2018 ingresaba en la cárcel de Brieva, Ávila, y un año después comenzó su labor de voluntariado el Hogar Don Orione a la espera de un tercer grado que se le concedió en 2021. Después llegaría su traslado a Vitoria, donde empezó a trabajar en el despacho de abogados en el que conoció a su actual pareja.
Lo mejor que ha dejado ese matrimonio son los cuatro hijos de la pareja. De su unión nacieron cuatro vástagos: Juan, nacido en 1999, que se dedica a labores de voluntariado; Pablo, nacido en diciembre del 2000, que sigue la estela deportiva de su padre; Miguel, que llegó al mundo el 30 de abril de 2002, que estudia Ciencias del Mar en Reino Unido; y finalmente Irene. La pequeña de la casa nació el 5 de junio de 2005 y termina los estudios de bachillerato en Suiza.
-LAS FOTOS QUE IÑAKI URDANGARÍN QUIERE BORRAR