La herencia de Miguel Boyer, que enfrentó a Isabel Preysler con los hijos mayores del economista
La muerte de Miguel Boyer en septiembre de 2014 avivó la tensa relación entre su viuda, Isabel Preysler, su hija Ana Boyer y los hijos del economista con su primera esposa, Elena Arnedo. La herencia desencadenó un conflicto que aún divide a ambas familias.
Tras la muerte de Miguel Boyer, sus hijos mayores, Laura y Miguel, consideraron injusto el reparto de bienes, alegando que Isabel Preysler y su hija Ana se quedaron con lo mejor del legado, dejando poco para ellos. Sorprendidos, declararon a la prensa que las cuentas bancarias del exministro estaban casi vacías. Isabel, tajante, replicó: "Los gastos hospitalarios y tratamientos de Miguel en sus últimos dos años fueron muy costosos".
El testamento que avivó la disputa
Los conflictos vienen por el último legado del gurú de la econonía. Dos años antes de su muerte, Miguel Boyer, exministro de Felipe González, redactó su último testamento en su casa de Puerta de Hierro, acompañado de un notario. Por entonces, el padrastro de Tamara Falcó, que había sufrido un ictus cinco meses atrás y tenía dificultades para hablar, decidió actualizar su legado. La relación de Boyer con su hijo mayor, Miguel, era tensa. En un primer momento, el exministro le asignó únicamente la legítima, pero finalmente lo equiparó a sus hijas, Ana y Laura, en el reparto.
Laura Boyer renunció al legado
Laura Boyer, fallecida en enero de 2023 por cáncer, renunció a la herencia de su padre, declarando: "No nos dejó nada". Su hermano Miguel fue más duro, afirmando, según María Eugenia Yagüe en El Mundo, que Preysler "dejó a mi padre pelado en vida". En una entrevista publicada póstumamente en la revista ‘Semana’, Laura abordó su mala relación con Isabel Preysler, con quien nunca llegó a conectar. “He tenido relación con Isabel, pero con muchísima hipocresía”, reconocía en esta conversación Laura, que señalaba a ‘la reina de corazones’ como culpable del enfriamiento de la relación que mantenía con su progenitor: “Alejó a mi padre de nosotros”.
"Al principio Isabel Preysler era mi enemiga. Cuando murió mi padre pasé a odiarla", verbalizaba su inquina Laura, que no veía necesario mantener una conversación con la que fue su madrastra, a quien definía como una persona “fría y calculadora”, para solucionar sus diferencias: “Es una persona que no me parece interesante. No tiene nada que ver conmigo, somos la noche y el día”.
Un reparto escaso y conflictivo
El reparto de bienes fue mínimo. Miguel recibió tres autos, incluido un Audi de varios años con poco valor y alto costo de mantenimiento, además de algunos libros de la biblioteca de Boyer, que contaba con unos 6.000 volúmenes. El resto de los libros podría destinarse a una fundación en honor a Boyer, aunque no hay novedades al respecto.
Otros libros que les correspondan no podrán ser heredados hasta el fallecimiento de Isabel Preysler, quien tiene el usufructo de varios bienes tras ser beneficiada por su esposo en el tercio de libre disposición. En ¡Hola!, Isabel aseguró: "No fui la gran beneficiada; recibí lo que corresponde a una viuda".
El tema más controvertido fue la mansión de Puerta de Hierro, donde reside Isabel Preysler. Aunque la propiedad no formó parte del reparto por estar a su nombre, los hijos de Boyer, según declararon, aseguran que fue su padre quien adquirió la finca a Fernando Fernández-Tapias y costeó la construcción de la casa, valorada en más de 9 millones de euros, aunque "todo lo puso a nombre de Isabel".
El elegante papel de Ana Boyer
La hija menor del fallecido, Ana Boyer, optó en todo momento por un papel discreto y conciliador. La esposa de Fernando Verdasco e hija de Isabel Preysler, que como su padre es economista, también consiguió una serie de objetos personales que le ayudan a tener presente al ex ministro, pero no tienen tanto valor. Su postura en este asunto ha sido completamente prudente y llegó a tener roces con sus hermanos por comportarse de una forma distinta.