Tragedias con tacones y título de miss: la maldición de las reinas de la belleza

Carlos Otero 19/02/2014 19:03

El mundo de ‘misses’ suele asociarse con el glamour de las alfombras rojas, los flashes y los desfiles. Sin embargo, Oteradas descubre en este revolucionario artículo que los títulos de belleza cuentan con un macabro historial de tragedias y dramas marcados por asesinatos, drogas, muertes repentinas y accidentes irreversibles. Hoy nos adentramos en la maldición de las reinas de la belleza: el lado oscuro de los tacones y las tiaras.

El último caso ha sido el de la Miss Venezuela Genesis Carmona, que ha fallecido en el hospital por un disparo en la cabeza al participar en una de las manifestaciones contra Maduro en Valencia, una de las grandes ciudades del país.

EOtro impactante caso también tuvo con ver con Venezuela. Lo vivimos hace unos meses con el brutal asesinato de Mónica Spear. La que fuera coronada Miss Venezuela 2004 y que alcanzó el título de cuarta finalista de Miss Universo al año siguiente fallecía brutalmente asesinada a balazos junto a su esposo, en su propio coche y en presencia de su hija de cinco años, cuando una banda de delincuentes pretendía atracarles. El caso mantiene conmocionado al mundo entero.

Los dramas patrios: Amparo Muñoz y Esther Arroyo

La maldición de las misses también ha recalado entre las guapas oficiales españolas. Los casos más dramáticos los protagonizan Amparo Muñoz y Esther Arroyo. La primera, Miss España 1973 y además Miss Universo 1974, pasó tres décadas enganchada a las drogas. Su mala vida llegó a costarle detenciones y dramas constantes. En 2005 publicó una autobiografía titulada 'La vida es el precio' en la que relataba sus vivencias como juguete roto. Muñoz falleció en 2011, a los 56 años, tras una larga y penosa enfermedad. Desde hacía varios años tenía la mitad del cuerpo paralizado a causa de dos aneurismas cerebrales.

Por otra parte, Esther Arroyo (Miss España 1990) vive una auténtica pesadilla desde que en 2008 sufriera un accidente de tráfico. Tras el siniestro, la ruina económica se apoderó de la ex miss, actriz y presentadora además de arrastrar graves secuelas físicas y psicológicas. “No volveré a trabajar, la pierna me duele muchísimo y me van a tener que poner una prótesis en la rodilla”, contaba a la revista Pronto. La ex modelo explica que intenta evitar que se le note la cojera y que en un principio los médicos valoraron amputarle la pierna.

Muerte por liposucción

Miss Argentina 1994, Solange Magnano, falleció en 2009 en el quirófano cuando se sometía a una liposucción de muslos. A pesar de que se trataba de un procedimiento sencillo, algo se complicó durante el transcurso de la operación y sufrió una embolia pulmonar. Tenía 38 años, dos hijos mellizos y su propia agencia de modelos.

Miss Sinaloa, otro tiroteo

Ganar el certamen de Miss Sinaloa en México resulta una victoria de alto riesgo. En 2012 al mujer que ostentaba el título de miss oficial de la provincia , María Susana Flores, fallecía en un tiroteo. Por lo visto, la joven, de 20 años, se vio involucrada en este trágico suceso porque era novia de un sicario. La modelo, que estudiaba licenciatura en ciencias de la comunicación, había representado a México en varios concursos de belleza.

No es la única miss de la región relacionada con el mundo del hampa. Laura Zúñiga, la mujer más bella de Sinaloa en 2008, truncó su carrera en el mundo de la belleza cuando fue detenida por la policía junto al líder del cártel de Juárez. En la detención se decomisaron rifles de asalto, pistolas, teléfonos móviles y 100 mil dólares en efectivo.

El caso de JonBennet, la niña miss asesinada con 8 años

Finalizamos este repaso con uno de los casos más sobrecogedores, que tuvo lugar en los años 90: El misterioso asesinato de JonBennet Ramsey, ganadora de varios títulos de belleza infantil en Estados Unidos. El mundo se conmocionó cuando la niña apareció asesinada con 8 años en el garaje de su propia casa con huellas de golpes y estrangulamiento. La familia parecía sospechosa pero había más indicios que pruebas. Por otra parte, en 2006 un hombre confesó el crimen no había pruebas en el ADN que lo incriminasen. El caso sigue sin resolverse.