Hace unos meses analizábamos a los hijos más tremebundos de las celebrities: De padres conservadores habían salido vástagos rebeldes. Hoy rizamos el rizo y vamos a un paso más allá: madres de famosos que son mucho más fuertes, mucho más bizarros y mucho más totales que sus célebres criaturas.
Ancianas revolucionarias
El gran descubrimiento del reality show de la MTV ‘Alaska y Mario’ no es, ni de lejos, la figura de Mario Vaquerizo: la revelación del programa es la madre de Alaska, la grandísima América Jová. Esta cubana de 84 añazos es la auténtica encarnación de la modernidad y nos encanta saber que no se pierde un concierto de su hija, que le encanta disfrutar del peculiar universo de su yerno y que ya en los años 30 era amiga de los travestis de La Habana.
Su equivalente norteamericano bien podría ser nuestro último gran descubrimiento de la temporada: la mamá de Cher, Georgia Holt. El hecho de que la jurásica Cher tenga una madre que todavía vive ya resulta de por sí un prodigio de la naturaleza. Pero si además comprobamos que está fantástica y que acaba de editar un disco en el que canta a dúo con su hijo solo podemos adorarla y querer sacarla en procesión como si fuese la Virgen del Rocío.
Otra octogenaria fabulosa es Lucía Bosé: La madre de Miguel, abuela de Bimba y bisabuela de Diego y Tadeo es el motor de carisma de esta famosa estirpe de artistas y toreros. A pesar de sus 82 primaveras se sigue manteniendo joven por dentro, gracias a una personalidad arrolladora y vanguardista, y por fuera con su característico pelo de color azul.
Pero para personaja gore, Jackie Stallone, la madre del ínclito Sylvester. Con casi tantas operaciones estéticas como años (tiene 91, nació en 1921) esta ex trapecista de circo y ex corista de night club es uno de los personajes más fantásticos de las fiestas que se realizan en Los Ángeles y además tiene Twitter, web oficial y ahora se dedica a la astrofísica. ¿Qué más se puede pedir?
Iconos Pop
Las madres de las artistas se convierten en ocasiones, y muchas veces sin pretenderlo, en unos iconos de la cultura pop de mayor calado que sus propias hijas. La musa de la modernidad underground Yurena (antes conocida como Tamara y también con el nombre Ámbar) debe gran parte de su fama a su progenitora, doña Margarita Seisdedos. La buena señora, genio y figura que llevaba un ladrillo en el bolso para atizar a los detractores de su hija, vive retirada de la escena pública.
Antes que ella doña Ana Pantoja, la madre de la ídem, también se hizo famosa tras convertirse en su mayor defensora ante los ataques de la prensa y los detractores. La Madonna de la Tonadilla le llegó a dedicar una de sus canciones más sentidas: “Es mi madre”.
Tocaya de la mamá de Isabel Pantoja es doña Ana Banderas, la madre de Antonio. Esta salerosa malagueña se encuentra en el corazón de los españoles por su cercanía y campechanía. Simpática y cercana a los medios de comunicación, doña Ana siempre ha informado a la prensa de la última hora de las andanzas de su hijo y su nuera, Melanie Griffith, en tierras hollywodienses.
“Quiero ser como mi hija”
El último grupo de madres de famosas que son casi tan famosas y más tremendas que sus hijos la conforman aquellas que quieren ser un clon de las criaturas de sus entrañas. Encabeza la lista Dina Lohan, la mamá de Lindsay. Esta buena señora quiere ser una prolongación de su hija y quizás por eso copia sus estilismos.
La madre de Tori Spelling tampoco se queda atrás. La viuda del magnate de las series televisivas estadounidenses tiene la misma afición que su hija por el tinte rubio platino, las operaciones quirúrgicas extremas y las formas barrocas. Así las cosas, no podemos hacer otra cosa que adorarla.
En España su equivalente, mucho mas elegante todo hay que decirlo, es Ana Rodríguez, la ex mujer de José Bono y por tanto la madre de Amelia. El divorcio ha sentado fabulosamente a la Isabel Preysler manchega que vive una segunda juventud ejerciendo de madre orgullosa de los herederos del famoso político albaceteño.