El look ideal para el juicio de Isabel y Julián

FLORINDA CHIC 27/06/2012 14:27

Acusados, juzgados y condenados también en el estilismo

El día del juicio por blanqueo de dinero contra Isabel Pantoja, Mayte Zaldívar y Julián Muñoz (A.K.A. Cachuli) en Divinity nos echamos la manta a la cabeza y tiramos de archivo para ver qué deberían ponerse (y qué no) durante los agitados días en que serán el centro del huracán mediático. Y de los jueces, claro está.

Tirar de enciclopedia pasa por revisar el comportamiento de otros personajes en el banquillo. O. J. Simpson, por ejemplo, un hombre que siempre parece a medio camino entre la culpabilidad y la inocencia, elige el tándem perfecto (chaqueta oscura, camisa blanca y corbata gris) cada vez que le llaman a declarar. Esto de la neutralidad es importante, hasta en el peinado. Querido Julián, trata de mantener tu melena a raya y no acabes por convertirte en un Phil Spector de turno. No quieres llamar más la atención de lo que lo estás haciendo.

Aunque sé que nos harás caso, como también sé que te encanta enfundarte en camisetas polo, no querría verte cometer el error de quienes han calentado bancada antes que tú, como el etarra Mikel de Garikoitz Aspiazu (más conocido como Txeroki), que encima saludaba a la afición como si fuera un icono de la modernidad a rayas. Repito: ni por los cocodrilos del santo Lacoste cometas el error de no ir con traje.

Un juicio es algo serio, y si alguien tan dado a las bromas como Berlusconi no hace mofa de la justicia... ¿por qué habrías de hacerlo tú? Lo de blanquearte los dientes y tiznarte de marrón la cara como Il Cavalieri lo dejamos a tu gusto. Quizá es tarde para dar marcha atrás.

En cuanto a las mujeres del juicio (pelea de rubias contra morenas: la esposa ultrajada y la tonadillera alegre), mi recomendación es que se fijen en la evolución casuística de Lindsay Lohan. Una mujer que lleva tres años de juicios constantes, algo habrá tenido que aprender de eso. Por mucho que en su tiempo libre le de por airear las mameyas al viento, cuando se trata de hablar de su sobriedad, la muchacha limita el escote, se enfunda en sus gafas de sol, se calza unos buenos tacones y finge ser una señora respetable.

Ya sea con traje de chaqueta (¿se lo robó a la madre de una amiga?) o vestido inspirado en Mad Men, aquella época en que las mujeres eran de bien. Mayte, Isabel, para acercarlo más a vuestro campo de acción: vestiros como de inauguración del ayuntamiento (aunque sin tanto colorinchi), neutras y discretas, para demostrar vuestra inocencia. Si es eso lo que queréis, claro.