La boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva, que esta tarde se han convertido en mujer y marido tras tres años de relación, ha estado repleta de polémicas. La lista es larga, ya que los obstáculos e imprevistos surgidos durante los meses de preparación han sido constantes, desde la trama del vestido de la marquesa de Griñón a las condiciones impuestas a los invitados. Una de las últimas tuvo que ver a raíz de unas declaraciones inesperadas de Eugenia Martínez de Irujo, amiga de la novia. Resuelta finalmente la controversia, la hija de la duquesa de Alba se ha dejado ver en El Rincón, con un vestido que podría haber roto con el protocolo.
Eugenia ha acudido al palacio situado en el municipio madrileño de Aldea del Fresno con su marido, Narcís Rebollo. Y ha llamado la atención por su estilismo, diferente a lo que se suele ver en este tipo de eventos. La madre de Alba Díaz ha escogido una prenda firmada por su diseñadora de confianza, Teresa Helbig, de inspiración medieval. Pertenece a la última colección de la Helbig, titulada Bolena en referencia a la monarca británica Ana Bolena y la moda de entonces.
Se trata de una pieza larga, con falda plisada, mangas ligeramente abullonadas y cuerpo de nido de abeja. El detalle más llamativo del mismo tiene que ver con un impresionante ave bordada que se sitúa en la zona de la cintura como ornamento y rompe el conjunto. Eugenia ha complementado el look con un recogido trenzado en forma de corona, sandalias a juego y un destacado brazalete en color dorado, a juego con el gran colgante y los más discretos pendientes.
El vestido ha dividido opiniones si nos atenemos a los comentarios de la publicación que ha compartido la duquesa de Montoro en Instagram. Han sido varias las voces en los comentarios que han apuntado a que no lo consideran una opción idónea para una boda de estas características, aunque otros muchos han apreciado el aspecto de la pieza y el porte de la aristócrata.
Pero lo más destacado de la elección de Martínez de Irujo tiene que ver con que podría haber roto con las normas protocolarias nupciales más tradicionales . ¿El motivo? La elección cromática del vestido, en un tono crudo o vainilla. Apostando por este color, Eugenia se viste de una gama cromática que podría haber escogido la novia para su diseño firmado por Carolina Herrera tras la polémica sucedida con Sophie et Voilà.