Por todo lo alto, con exclusiva y una tarta gigante: así fue la boda de Catherine Zeta-Jones y Michael Douglas

Para esta pareja, la edad nunca ha sido un impedimento y, de hecho, se han convertido en una de las más longevas de Hollywood, a pesar de que cuando se conocieron ella todavía no había cumplido los 30 y él tenía ya 54 años. Se conocieron gracias a su trabajo, porque Catherine impactó a Douglas con su trabajo en La máscara del Zorro y pidió a un amigo común que les presentara. 

Este amigo no era otro que Antonio Banderas, quien junto a su esposa en aquel momento, Melanie Griffith, no dudó en ejercer de celestino, aunque una vez hechas las presentaciones dejó que entre ellos se entendieran, algo que no fue lo que sucedió. 

Encantado con poder charlar con ella, Michael le aseguró a Catherine que algún día sería el padre de sus hijos, algo que la actriz no recibió con agrado. Cambió de opinión cuando, la mañana siguiente, recibió un ramo de flores como disculpa. La relación entre ellos cambió tras este gesto y comenzaron un romance que, a pesar de lo que se sospechaba en un primer momento, todavía dura. 

Esos 25 años que los separan en edad nunca fueron un problema para su noviazgo y tampoco para su matrimonio. Han sabido superar crisis y momentos complicados y el tiempo cumplió la profecía de Douglas porque, efectivamente, se convirtió en el padre de los dos hijos de Zeta-Jones, Carys y Dylan

“Nos lo seguimos pasando muy bien juntos”, confesaba la actriz como el secreto de su longevo matrimonio durante una entrevista para WSJ Magazine. “Nunca hemos perdido nuestro sentido del humor y todavía disfrutamos mucho de la compañía que nos hacemos el uno al otro”.

La boda de Catherine Zeta-Jones y Michael Douglas

La relación entre Catherine y Michael pasó de ser una amistad especial a confirmarse que la actriz estaba embarazada y que planeaban casarse. Esto sucedía en la nochevieja de 1999 y el primer hijo de la pareja nacía en agosto del 2000; en noviembre de ese mismo año celebraron su boda en el Hotel Plaza de Nueva York.

Fue una boda por todo lo alto, de hecho en su momento se dijo que la pareja había gastado millón y medio de dólares y que la tarta nupcial era tan grande que no entraba por la puerta. Esta cantidad podrían haberla recuperado gracias a la exclusiva que tenían con OK! Magazine, quien les dio un millón de libras por poder publicar las fotografías del evento. De hecho, la revista tuvo que ser indemnizada por otra porque estos publicaron las fotografías de un paparazzi que se había colado en la celebración. 

La novia escogió para su gran día un vestido diseñado por Christian Lacroix. Elaborado en satén crema con encaje antiguo, decidió completar su look con un llamativo recogido y una tiara. Para su menú nupcial, escogieron caviar de Beluga, cóctel de gambas y varias docenas distintas de queso.

Su luna de miel fue un tanto diferente, porque aseguraron que preferían quedarse en Nueva York con su hijo, nacido tres meses antes, pero también pasaron un tiempo en Swansea, en Gales, la ciudad natal de Catherine.