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Una de las tradiciones más arraigadas de las bodas es el lanzamiento del ramo de flores por parte de la novia. Tras ella, según la costumbre, aguardan todas las mujeres solteras y el ramo caerá en las manos de la más afortunada. Esta tradición, a día de hoy, puede estar algo desfasada para algunas novias, que buscan alternativas al lanzamiento del ramo el día de su boda.
Aquellas que buscan otras opciones lo hacen, por norma general, porque no terminan de ver claro en los tiempos que corren que estar soltera sea un problema o que casarse sea un objetivo en la vida, a pesar de estar celebrando su propia boda. Y esto las lleva a no querer incluir el lanzamiento del ramo, al menos a la manera tradicional.
Si tienes dudas acerca de qué hacer con el ramo el día de tu boda te contamos los detalles más relevantes de esta costumbre, que nace en Francia en el siglo XIV. En aquella época los hombres perseguían a la novia para arrebatarle la liga a la salida de la iglesia, ya que se consideraba una prenda que les iba a dar buena suerte. Pero ni la Iglesia Católica, ni las propias novias, se sentían cómodas con esto, así que pronto se sustituyó la liga por un ramo de flores de azahar. Y de ahí a los ramos, tan variados como novias hay, que se utilizan a día de hoy.
También se cambió el destinatario: si la liga era para los hombres, el ramo se lanzaba a las mujeres, que consideraban un privilegio que el ramo cayera en sus manos y pugnaban por él. De ahí, en algún momento, se consideró que la siguiente novia sería la mujer en cuyas manos fuera a caer el ramo. A día de hoy, esta costumbre está extendida a gran número de países, incluido el nuestro.
Lanzarlo, según esta tradición, ya no es la única opción que ofrece el ramo de novia, y por eso te contamos qué alternativas tienes, tanto para hacer entrega de él, como para conservarlo.
Si entre todas las mujeres que habrá en tu boda, tú consideras que hay una a la que le haría especial ilusión recibir el ramo, o es a ti a quien te parece importante que sea ella quien lo tenga, dáselo. Es un gesto que el resto de invitadas entenderán a la perfección, y que llenará de sentido la entrega del ramo.
A lo mejor no se trata de una mujer la que consideras que debe recibir el ramo, sino una pareja que ya ha comunicado que se casará próximamente y que se encuentra entre tus invitados. Al entregarles el ramo, de alguna manera les pasas el testigo, ya que serán los siguientes, al tiempo que les transmites todo lo bueno que deseas para ellos en esa nueva etapa que tú misma acabas de comenzar.
Si te gusta la idea de entregar el ramo, pero no la de que solo vaya a parar a una persona, la mejor solución es encargar pequeños ramos, a modo de miniatura del que tú llevas, y regalar uno a cada invitada. Así podrás asegurar que todas tengan el mismo ramo, con todo el simbolismo que implica y que tiene para ti.
Una opción parecida a la anterior es asegurarte de que todas tengan una flor, pero que pertenezca a tu ramo. Puedes ir haciendo entrega de manera personal, una a una, y si crees que el ramo se va a quedar corto, ten a mano más flores que sean idénticas.
Damos por hecho que los hombres tienen el mismo interés que las mujeres en tener suerte en el amor, así que ellos también pueden ser los receptores del ramo. Un cambio de roles que actualiza el significado del lanzamiento del ramo, además de resultar original y divertido.
Y que sea quien tú elijas: tu madre, una amiga, tu hermana… Si el lanzamiento del ramo se considera un privilegio, cedérselo a alguien importante para ti es un gesto de cariño enorme que hará que se convierta en un momento muy especial y recordado.
Cada vez está más de moda sustituir el lanzamiento del ramo por diferentes juegos para conseguirlo. Desde el juego de las sillas, en el que quien quede la última consigue el ramo, hasta encerrarlo en un cofre y ofrecer diferentes llaves para abrirlo, pero que solo una sea la correcta.
Hay novias que prefieren conservar su ramo como recuerdo de ese día tan especial, y se trata de una opción tan estupenda como cualquier otra. En ese caso, puedes utilizar un ramo de flores preservadas, o también secarlas tras la boda. Si quieres conservar el ramo pero no te quieres quedar con las ganas de lanzarlo, lleva una réplica y que sea ese el que vuele por los aires hasta caer en las manos de una de tus invitadas.