Exclusiva: la boda de Diego Matamoros y Estela Grande, desde dentro

divinity.es 16/07/2018 14:43

Nervios: "El novio estaba como un flan"

La emoción de los 140 invitados comenzaba de buena mañana, pero sobre todo la de los novios. De diego en particular. "Pasar el día con el novio en su hotel en mi sierra madrileña, cerca de casa, y compartir sus nervios, estaba como un flan, y sus ilusiones, fue especial", nos cuenta Nacho Montes. Pero los nervios se fueron disipando a lo largo del día: "Me gustó el día de nervios, la tarde de más nervios y la noche disfrutada ya sin nervios", comenta.

El novio, tal y como decidió nuestro experto en protocolo, que asesoró el estilismo de Diego, apostó por un chaqué azul de raya diplomática, chaleco reversible, todo de la sastrería Pugil, y zapatos del mismo color (estos, un regalo de Estela). Ella, por su parte, vistió de La Sposa de St. Patrick, que firmó un traje de corte sirena con transparencias de tul y chantilly. Al enlace, a pesar de que el público era reducido, no faltó nadie. Marían Flores (en la foto) y Kiko Matamoros, padres del novio, se reencontraron a pesar de los problemas del pasado.

Las palabras de Laura, hermana y madrina, dejaron sin palabras

De lo más especial del evento, tal y como nos cuenta Montes, fueron las palabras de Laura Matamoros, la hermana del novio, durante la ceremonia: "las palabras de la madrina, Laura Matamoros, salían del corazón… ". Ella misma ha comentado la boda en su cuenta: Laura fue encargada de acompañar a Diego al altar con un vestido entallado y estampado que firmó Rosa Clará. "Un viernes trece inolvidable, en el que hubo muchísimas sorpresas y en el que ví realmente la felicidad en Estela y Diego", escribe.

Y parece que eso se destilaba en el embarcadero de la Finca Prados Moros de El Escorial: "Me gustó que los novios demostrasen en cada segundo que están enamorados". Pues eso. Mucho amor y pasión que también se palpa en esta foto que Nacho Montes nos ha proporcionado en exclusiva.

Flores silvestres y sombrillas orientales para el enlace en el embarcadero

Sobre la decoración y el lugar también hemos podido saber muchos detalles, casi como si hubiéramos estado allí: bombillas de verbena iluminaban las mesas de la cena, sutiles flores silvestres en tarros de cristal. La ceremonia en el embarcadero, para la que usaron sillas de madera de tijera y sombrillas blancas orientales, tenía de fondo el lago y se celebró en un "jardín fresco y cuidado".

Un cóctel generoso y rico en el que había hasta 'fish and chips'

Gracias a Nacho, hemos sabido mucho más de la boda, y se nos hace la boca agua cuando leemos el cocktail de quince platos que idearon para los invitados, y del que no debió quedar ni una miga: Sopa fría de fresas, gambón con jugo de almendras, croquetitas de jamón serrano, pulpo con parmentier de patata, brocheta de solomillo, fish and chips de bacalao...

Y eso solo fue el cocktail: en el menú, los chefs habían reservado una crema de calabaza y marisco y un solomillo clásico. Y sobre los postres también sabemos algo secreto: "Los postres se los zampó todos Miguel Ángel, el marido divino de Soraya", cuenta Montes.

La fiesta

La boda estuvo amenizada por la voz de Stella Goñi, también periodista y que cantaba acompañada de su novio pianista. Nacho nos cuenta con cariño un secreto de la noche: "Una ranchera destrozada por el novio pero que despertó risas y ternuras".

Como suele ocurrir, de noche todo fue más relajado y los mismos novios, pasados los nervios, estaban más desencorsetados. Las fotos lo demuestran.

También Soraya Arnelas estaba a gusto en la boda de su amigo Diego. Y así lo demostró cuando se levantó de la mesa de invitados que compartía con Nacho Montes y dio un mini concierto improvisado del que también tenemos pruebas. ¡Bravo, Soraya!

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