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Los gestos de la reina Letizia se analizan hasta el milímetro. Especialmente en aquellas situaciones en las que, por distintos motivos, la monarca se muestra más natural y menos sujeta a los habituales protocolos. Ocurrió, por ejemplo, el pasado verano al acercarse a unas admiradoras. También hace unos días, cuando tuvo cierta difusión el momento en el que se grabó junto a varias jugadoras de waterpolo femenino, que le pidieron una fotografía para la aplicación BeReal. La escena de Letizia agarrando la cámara para tomarse el selfi junto a ellas se movió mucho en redes sociales, Ahora lo ha hecho un nuevo gesto suyo: su reacción cuando el embajador de Irán le niega el saludo durante un acto oficial.
Los reyes han presidido un acto de recepción al Cuerpo Diplomático en el Salón del Trono del Palacio Real de Madrid. El acto, que se celebra anualmente y esta vez ha dicho adiós a las medidas de seguridad derivadas de la pandemia, ha transcurrido sin mayores incidentes. Para la ocasión, la monarca ha escogido una falda larga en rosa empolvado con tacones a juego, que ha complementado con una blusa blanca con lazada, una prenda que ya ha utilizado en otras ocasiones. Los distintos asistentes, representantes de las 126 embajadas y consulados residentes en territorio español, han saludado a la pareja.
Todo se ha celebrado siguiendo las correspondientes normas protocolarias. Y, precisamente por ello, se ha producido un momento singular. Entre las autoridades presentes se encontraba el embajador de la República Islámica de Irán, Hassan Ghashghavi. Cuando el iraní se ha acercado a la pareja, ha estrechado la mano del rey Felipe VI, pero al llegar ante la reina Letizia, no h repetido el mismo gesto. Simplemente ha hecho un gesto con la cabeza mientras con la mano se ha tocado el pecho, en lugar de dirigirla a la monarca.
La reacción de Letizia ha sido la de mantener la compostura, de hecho, no extiende su mano cuando el embajador se acerca. Pero las imágenes del momento evidencian que no ha podido evitar que sus ojos mostrasen una cierta señal de asombro. Sin aparentar una mayor sorpresa, la reina esboza una sonrisa, pestañea y gira la cara para mirar al siguiente asistente, la embajadora de la República de Croacia.
La explicación del incidente tiene que ver con motivos culturales. Desde la revolución islámica de 1979, los hombres iraníes, y esto incluye a aquellos que ocupan un alto rango, no pueden tocar a ninguna mujer en público, ya sea en territorio iraní o en territorio extranjero, lo que impedía a Ghashghavi estrechar la mano a la reina española.
Esto no ha impedido que en redes sociales muchos usuarios hayan tirado de humor, valorando los posibles sentimientos que estaría ocultando la monarca o declarándose fans de la mirada de Letizia. "Todos somos la reina Letizia", se ha podido leer en algunas publicaciones. También ha habido quienes han debatido sobre la posibilidad de que los representantes de otros países siguiesen las normas protocolarias de aquel país en el que se encuentran.