Los gestos de la princesa Charlotte y el príncipe Louis en el gran día de su abuelo

Guillermo y Kate, príncipes de Gales, llegaban a la Abadía de Westminster junto a sus hijos, la princesa Charlotte y el príncipe Louis, que tienen ocho y cinco años. George, el hijo mayor de la pareja, que tiene nueve años, acudía por otro lado junto a los pajes de honor para hacer frente a su importante papel en el día de la coronación de Carlos III.

A la princesa Charlotte hemos podido verla con un vestido y una capa bordada de color blanco, diseños firmados por Alexander MacQueen. Por su parte, el pequeño Louis lucía un traje diseñado por Dege and Skinner y formado por una túnica con adornos de encaje en el cuello y los puños.

En todos los eventos importantes, los hijos de Guillermo y Kate son los grandes protagonistas de la familia. Su corta edad y los graciosos gestos que hacen siempre dan que hablar después de cada escena pública.

El importante papel de George en la coronación de Carlos III

Con tan solo nueve años, el hijo mayor de Guillermo y Kate forma parte de la procesión como paje de honor. Es por eso que es uno de los encargados de llevar las túnicas ceremoniales de su abuelo tanto a la entrada como a la salida de la Abadía de Westminster.

Este cargo no lo ocupa cualquiera, es el propio Rey quien ha decidido los nombres de los afortunados que han recibido este honor y le acompañan en la ceremonia religiosa. Además de George, también están Oliver Cholmondeley (13 años), Ralph Tollemache (12 años) y Nicholas Barclay (13 años). Hay otros cuatro por parte de Camilla. George, con 9 años, es el más joven de todos.

Sus hermanos, por su parte, no han tenido un rol activo en la coronación, solo han ido acompañando a sus padres durante el cortejo real. No es habitual que los príncipes de Gales establezcan estas distinciones entre sus hijos -como si se hizo durante los años de infancia entre Guillermo y su hermano Harry-, pero se trata de una ocasión especial. 

El gesto de Guillermo con su padre que marcará un antes y un después en la monarquía británica

El hijo de Carlos III es el único que deberá arrodillarse ante su padre, un gesto para jurarle lealtad. También tiene que ayudar a vestir al rey Carlos con su túnica dorada conocida como el manto, un gesto que ha tenido lugar justo antes de su coronación.