El día que intentaron secuestrar a la princesa Ana de Inglaterra

Tras el intento de secuestro de la princesa Ana las normas de seguridad cambiaron
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Aunque se tiende a pensar que la vida de los royal es de cuento, lo cierto es que no todos tienen la misma fortuna y algunos de ellos han tenido que afrontar momentos complicados, muy alejados de la vida habitual del resto del mundo. Esto es precisamente lo que le pasó a la princesa Ana el 20 de marzo de 1974.
La hermana del actual monarca y única hija de Isabel II y el duque de Edimburgo (el resto de hermanos son varones) se enfrentó a una situación que marcó un antes y un después en su vida, pues ese fue el día en el que un pistolero intentó secuestrarla. Un momento clave que no acabó con su fortaleza, de la que sigue haciendo gala siempre que tiene ocasión, convertida en una de las royal más queridas y también más confiable.
El intento de secuestro de la princesa Ana de Inglaterra
La princesa Ana no ha dudado en asumir responsabilidades cuando la familia lo ha necesitado, una actitud estoica que siempre se ha aplaudido en ella, poseedora de un carácter fuerte y férreo, forjado a lo largo de toda una vida. Todo lo que le ha pasado a lo largo de los años ha hecho de ella la mujer que es hoy día, lo bueno, pero también lo malo, como el intento de secuestro que vivió hace más de 50 años.
El responsable de este intento de secuestro fue Ian Ball, un joven que padecía esquizofrenia y que llevaba tiempo planeando secuestrar a la princesa Ana, porque consideraba que era la más fácil de abducir de toda la familia real. Por aquella época, la princesa gozaba de una gran aceptación y un gran cariño, pues hacía poco que se había casado.
Precisamente iba con su marido (entre otras personas) en el coche que Ball paró a punta de pistola, un plan muy alejado del que tenía en mente en un primer momento, pues planeaba hacerlo mientras montaba a caballo sola. El resultado fue un enfrentamiento que acabó con varios disparos y varios hombres heridos, como el chofer de la princesa y el detective de Scotland Yard Jim Beaton, que intentaron protegerla.
Lo que sucedió una vez que Ball llegó hasta ella permaneció 30 años en secreto, hasta que fue desclasificada en los Archivos Nacionales. Ante las exigencias del secuestrador ("Quiero que venga conmigo un par de días, y quiero dos millones [de libras]. ¿Le importa salir del coche?"), la princesa Ana se mostró firme y respondió: "Ni de coña [not bloody likely], y no tengo dos millones de libras". En ese momento, un agente de policía y un exboxeador que se encontraban por la zona trataron de ayudar y ahuyentaron al secuestrador, que fue detenido más tarde.
Años después, la princesa Ana habló de este incidente, y explicó que fue “escrupulosamente educada porque pensé que era una tontería ser demasiado grosera en ese momento”. Lo positivo de este nefasto momento es que no hubo que lamentar víctimas mortales y que, a partir de ese día, la seguridad en torno a la familia real se modificó y reforzó.
