París es la ciudad de amor, pero también de la moda y para un apasionado de este mundillo como es Pelayo Díaz, poder vivir en la capital francesa es todo un sueño que ha podido cumplir al alquilar un apartamento allí en 2024. Un espacio que ha convertido en su refugio y que está lleno de elegancia y estilo, con un toque minimalista que pocos esperaban.
El estilista y creador de contenido es conocido por no temerle a nada, en sus looks y en sus complementos, que siempre sabe escoger para que todo luzca perfecto. Su personalidad se ha podido conocer un poco más gracias a su paso por diferentes programas de televisión, como MasterChef Celebrity o Supervivientes, donde ha quedado claro que es capaz de vivir con muy poco, aunque por suerte para él su hogar parisino tiene más comodidades que la playa del concurso.
En este apartamento Pelayo ha volcado su creatividad para poder convertirlo en el lugar moderno y elegante que es hoy día. Lo alquiló vacío y ha ido mostrando en redes sociales cómo lo ha convertido en su deseado hogar, un espacio que comparte con su querida mascota, un Pomerania de nombre Vidu. Decorar este espacio seguro que es casi un regalo para muchos y así lo habrá vivido el estilista, que ha podido crear de cero en este lienzo en blanco, de suelos de madera en espiga, paredes con finas molduras, altos techos y ventanales clásicos. Un apartamento lleno de personalidad al que solo ha tenido que sumar parte de la suya para que quede de lujo.
El salón, con todos los grandes muebles en color blanco que le dan ese toque minimalista, apuesta por mezclar las últimas tendencias, con una original mesa de centro asimétrica y con remates redondeados, un gran sofá de bouclé y una zona de comedor, en la que destacan las sillas de estructura en color negro como uno de los únicos puntos de color de la estancia. Las flores, unas palmatorias y los espejos, también de metal negro, son otros de los elementos que destacan gracias al color.
El dormitorio sigue la misma línea, el protagonismo se lo lleva el color, porque los tonos claros se convierten en esenciales para crear esa atmósfera cálida. Los detalles llenos de estilo los aportan elementos curvos, como los espejos, las lámparas o la propia mesita de noche, también redondeada. El confort traspasa las imágenes gracias a los textiles, desde el sillón ideal para una lectura que tiene junto a la ventana a las cortinas, con las que aporta intimidad a la estancia.
Si los tonos crema y blancos son norma, todo queda olvidado al entrar en la cocina, que comparte espacio con el salón y el comedor. El color llega para triunfar en este espacio de muebles lacados en color rojo con detalles negros a contraste. Ambos espacios se separan por el color, pero quedan unidos por una isla con varios taburetes, que permite compartir charlas y confidencias mientras el anfitrión se preocupa de que a sus invitados no les falte nada.
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