La excéntrica casa de Samantha Vallejo-Nágera: un teatro, un altar, motivos mexicanos y en el centro de Madrid

  • La presentadora y propietaria de un catering nos ha dejado ver los secretos de todos los rincones de su casa, ubicada en el barrio madrileño de Chamberí

Empresaria de un catering de éxito en Madrid, y juez implacable con actitud seria ante las cámaras. Pocos dirían que una alegría colorista está muy presente en la vida de Samantha Vallejo-Nágera. En concreto, en su casa, en la vida que comparte con su marido Peru Aznary sus cuatro hijos –Cleo, Pedro, Diego y Patrick-. A través de sus redes sociales, la empresaria nos ha mostrado rincones de su luminoso y amplio piso ubicado en el barrio de Chamberí de Madrid.

De la mano de la propia Samantha y con la ayuda inestimable de su hijo pequeño Roscón (le llaman así de manera cariñosa porque nació el día de reyes), la cocinera nos ha ido revelando a través de un vídeo cada uno de los rincones de su hogar. Una grabación que ha dejado al descubierto su obsesión por el orden y su gusto por la decoración, que está marcado por un estilo muy propio que empieza a vislumbrarse desde el momento que se accede al interior desde la calle, al tener como entrada al domicilio su habitación favorita: una extensa cocina.

Una extensa y equipada cocina, la estancia favorita de Samantha

Como eje principal de esta estancia la familia dispone de una isla central formada por una extensa mesa adosada que cuenta con algunos taburetes, un lugar donde la televisiva reúne a todos para cenar, acoge a sus invitados o donde imparte también clases de cocina a pequeños grupos. Una cocina abierta con un estilo rústico que está dotada de todo el equipamiento posible: encimera de mármol, dos pilas, dos neveras, varios hornos e incontables utensilios necesarios para llevar a cabo su gran pasión. Acompañando a esta estancia, tiene una despensa abierta y acristalada donde tiene a mano todo tipo de alimentos.

Vajillas, regaderas y álbumes familiares: el comedor de la familia Aznar Vallejo-Nágera

Al otro lado de esta habitación se accede al comedor, que también cuenta con una alargada mesa de madera de pino que ha complementado con sillas del mismo estilo y un banquete en color verde que da el toque de color a la sala. Además, este tablero –que está decorado de coloridas regaderas y plantas- tiene un toque muy especial y personal para ella, ya que es donde realiza “su plan favorito del día”: desayunar con sus hijos. Para rematar, como aderezo ha empleado numerosas vajillas -divididas en dos muebles- que adquiere como recuerdos en los viajes que realiza por todo el mundo y álbumes familiares donde quedan reflejados los mejores momentos familiares.

El dormitorio principal: con baño y un pequeño vestidor

Junto al comedor se ubica su dormitorio, porque en propias palabras de Samantha “así se entera de todo lo que pasa”. La habitación une sin un elemento separador el vestidor y un pequeño baño –con bañera y ducha-, donde almacena sus numerosos productos de belleza y perfumes varios. Uno de los elementos claves de este cuarto es un mueble ubicado en la parte central que “le encanta a todo el mundo”, ya que está dividido en cada lado por varios cajones –un lado para su marido y otro para ella- y una parte superior acristalada donde guarda sus complementos, como sus llamativos pendientes (que ya se han convertido en un sello personal). Y si en las anteriores zonas tenía todo ordenado, sus armarios no iban a ser menos, que están colocados por sus diferentes tonalidades.

Así son los despachos personales de Samantha y Peru Aznar

Siguiendo el recorrido de la casa, nos encontramos el despacho de Peru. Una estancia muy abierta –como el resto de casa- que cuenta con mucha luz natural, una estantería llena de libros (ordenados por colores, cómo no), los juegos de los niños, su propio escritorio y un ordenador. Un sello más personal y distintivo tiene el de ella, que además de jugar con los colores cuenta con su propio altar, una bicicleta para hacer spinning, una pared llena de sombreros situados alrededor de un gran espejo circular, un amplio sofá y una decoración distinguida por sus suvenires de los lugares que ha visitado y alguna que otra planta.

Velas, un belén mejicano y mucha luz natural: el salón de la casa de Samantha

“Ante todo alegría y color. Me gustan mucho las cosas divertidas”, explica cuando llega al salón, que no tiene ni un elemento que de tono de sobriedad. Entre el mobiliario a destacar: un sofá con un tapizado a rayas, estores de lino que permiten la entrada de luz natural, un belén mejicano y diferentes candelabros porque no oculta su pasión por las velas. El suelo, que es de parqué en todo el hogar, está cubierto en la parte central por una llamativa alfombra de color rosa que hacen contraste y juego con los sofás en tonos crudos.

Los dormitorios de los más pequeños de la casa

También hemos podido echar un vistazo a las habitaciones de sus hijos. La habitación de Pedro dispone de un escritorio y una cama que juega con tonos verdosos y rosas, para completar una alfombra roja y un cártel antiguo de un cátering que hizo su equipo. Roscón comparte cuarto con su hermano Diego, que cuentan con su propia cama individual separadas por una pequeña mesita. Por último, el dormitorio de Cloe cada vez recoge más su personalidad. La joven de 17 años está decorando a su gusto su estancia, a pesar de que haya elementos que no le gusten a Samantha. “Ha puesto en esta cama tan mona una luz que es como de after-hours que a mí no me gusta nada”, reconoce. Cada niño cuenta con su propio cuarto de baño, excepto los más pequeños que también comparten uno.

Una sala para ver la televisión y un teatro donde jugar: las salas donde se divierten los niños de la casa

Entre las oportunidades de ocio para los más jóvenes: una sala en la que disponen de sofás para ver la televisión (y así dejar trabajar a sus padres) y un teatro con unas amplias cortinas con rayas rojas y blancas que cubren un pequeño escenario, donde explotarían sus talentos. Asimismo, en sus paredes tienen un toque de originalidad con diferentes cabezas de animales y unos platos colgados con las caras de los hijos con una nariz de payaso. Sin duda la estancia más divertida de todas.