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Hace más de un año que Paula Echevarría cerró su último capítulo con David Bustamante. Tras el divorcio, el paso definitivo para iniciar una nueva vida tras la ruptura era deshacerse de la vivienda en la que decidieron forjar una familia en Villafranca del Castillo, a las afueras de Madrid. Y mientras la vendían, la actriz decidió construirse otra justo al lado para iniciar esta renovada etapa sin su exmarido.
De los ladrillos y la teja de su anterior chalet, la asturiana apostó por una moderna residencia modular de cuatro dormitorios y más de 500 metros cuadrados, con un amplio jardín y un muro que le protegiese de los curiosos. Lo que no esperaba es que, pocos meses después, unos inesperados vecinos romperían ese aislamiento del que tanto ha estado disfrutando este tiempo.
Tras disfrutar de unas atípicas vacaciones en las que se ha reencontrado con su familia en Candás y en las que también se ha dejado ver por Marbella, lugar en el que Miguel Torres disfrutó de su último éxito profesional, una sorpresa le ha recibido a su vuelta a casa. Una amplia edificación está en plena construcción en el solar que se encuentra justo detrás de su chalet. Algo que, pese a lo esperado, Echevarría se ha tomado con tranquilidad.
"Cuando compré el terreno, había otro detrás. Si no hubiera querido vecinos o que no se edificara, quizás habría comprado el terreno", ha declarado a su amigo, el periodista Aurelio Manzano, en una entrevista exclusiva para la revista Hoy Corazón. En ella, la intérprete asegura que no implica "ningún problema" esta convivencia con extraños porque es algo con lo que "ya contaba". "Además, aunque se vea muy grande, ni yo veo nada ni ellos tienen acceso a mi casa", ha zanjado.
Toparse con Miguel Torres tras su separación ha traído muchos cambios para Paula. No solo los evidentes. También en salud. Desde que inició una relación con el futbolista de élite, la actriz decidió adoptar unos hábitos mucho más saludables. Entre ellos estuvo cuidar su alimentación y comenzar a realizar ejercicio físico como rutina. Pero también romper para siempre con su adicción al tabaco.
De los quince cigarros que fumaba a diario, Echevarría decidió cortar de golpe "sin ayuda de nada ni de nadie". Dos años han pasado desde entonces, desde que afrontó "una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida". "Nunca volví a echarlo en falta, nunca me ha vuelto a apetecer... Al contrario, pienso que ni por todo el oro del mundo volvería a dar una calada. Todo está en nuestra cabeza y nosotros somos quienes nos hacemos capaces de nuestras hazañas", escribió durante este verano en su Instagram con el fin de echar una mano a algún fan que se encuentre en su misma situación.