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Mucho se ha hablado de la decisión de la princesa Leonor de estudiar en el extranjero. Lo cierto es que sus padres, los reyes Felipe y Letizia, siempre se han preocupado porque sus hijas reciban la mejor educación, por lo que no era de extrañar que quisieran que su primogénita conociera mundo, experimentara nuevas culturas y siguiera enriqueciéndose, tanto personal como profesionalmente.
Todas las casas reales europeas han dado siempre una especial importancia a la educación. Sobre todo, en la familia real británica, donde hasta sus miembros más recientes han hecho carrera militar. Un camino que no sabemos si también lo seguirá Leonor, como ya hizo su padre.
Respecto a la la Casa Real inglesa, el príncipe William fue educado en varias escuelas privadas. Fue admitido en Eton College, después de pasar satisfactoriamente el examen de ingreso, para el que estuvo preparándose un verano entero. Allí estudió Geografía, Biología e Historia del Arte a un nivel avanzado y, al finalizar, decidió tomarse un año sabático -a lo que los ingleses llaman ‘gap year’ y que suele ser bastante común entre los más jóvenes-. En ese tiempo realizó un entrenamiento con el ejército británico en la isla de Belice y decidió dar clases a niños en un programa de voluntariado.
A su vuelta, ya con las ideas claras, William se matriculó en la Universidad de Saint Andrews, en Escocia, donde comenzó estudiando Historia del Arte, pero más adelante decidió cambiarse a Geografía. Finalmente, se sacó ambas licenciaturas con muy buena nota. Además, decidió inscribirse en la universidad con el nombre de William Wales para evitar que todas las miradas se posaran sobre él.
Fue allí donde conoció a Kate Middleton, donde esta joven británica estudiaba también Historia del Arte. Ambos se conocieron porque compartían residencia, lugar donde tuvieron la posibilidad de convivir. Además, Kate tuvo la oportunidad de vivir un año en Florencia, motivo por el que también habla un poco de italiano.
Durante su etapa en la universidad, Kate practicó varios deportes como el hockey. El deporte es una de grandes aficiones: desde pequeña había jugado al tenis y comenzó a aprender a navegar en veleros, una pasión que comparte con su marido. Antes de comenzar la universidad, Kate vivió durante su año sabático entre Chipre e Italia, donde se nutrió del arte de esos países.
El príncipe Harry también estudió en la escuela Eton, donde obtuvo unas buenas calificaciones en Arte y Geografía. Dejó el instituto en el 2003 y, después, decidió tomarse un año sabático: viajó por Australia, Argentina y África y trabajó en un orfanato en Lesoto.
Más tarde, en julio de 2004, volvió a Gran Bretaña para preparar los exámenes de acceso a la universidad, que superó en septiembre de ese mismo año. Aún así, Enrique decidió decantarse por la carrera militar en vez de por la universitaria y se formó como piloto. Además, Harry siempre ha estado muy vinculado a sus actividades humanitarias y, por eso, ha realizado diversos voluntariados.
Fue en el 2017 cuando Harry conoció a Meghan Markle. Por aquel entonces, ella era una conocida actriz, sobre todo en Estados Unidos, ya que había protagonizado la serie Suits. Fue una de sus protagonistas desde el año 2011 hasta el 2017, cuando se conoció su compromiso con el príncipe Harry.
Antes de lograr el éxito, Meghan pasó por la universidad, concretamente estudió Interpretación y Estudios Internacionales en la Northwestern University. Cuando terminó sus estudios, Meghan consiguió varios papeles en televisión y, también, en distintos comerciales. Aunque su primer papel importante en televisión no llegó hasta el año 2004, cuando participó en la telenovela General Hospital. Aún así, su carrera comenzó a despegar en 2010 y, un año más tarde, consiguió el papel que le cambiaría la vida; el de Rachel Zane.
Harry y Meghan se conocieron gracias a una amiga en común que les organizó una cita a ciegas, ya que según contó el príncipe más tarde, no sabía quién era Meghan Markle, y nunca había visto la serie Suits. Ambos fueron a tomar algo y, a partir de ese momento, no pararon de hacer planes juntos y se fueron hasta Botswana, donde disfrutaron de unos días de acampada. Su relación se formalizó en 2017 y pasaron por el altar en mayo de 2018. Eso sí, poco tiempo después, Harry y Meghan decidieron romper con la corona británica y mudarse con su hijo Archie a Estados Unidos. Ahora, esperan su segundo retoño, que será una niña.