No hay mucha información oficial acerca de la vida sentimental de Thiem. Lo que sí está claro es que, en un pasado, el tenista y la modelo Romana Exenberger estuvieron saliendo, pero a juzgar por sus redes sociales y las informaciones de algunos medios, hace tiempo que lo dejaron.
Entre sus gustos culinarios, destaca la comida japonesa. Parece que el austriaco celebra sus triunfos cenando sushi y publicándolo en las redes, ya sea solo o con amigos; en su tierra o en Marruecos... ¡que no falte!
Thiem no puede evitar mostrar su orgullo por su equipo favorito, el Chelsea, cuando concede entrevistas. Una vez incluso reconoció que uno de los momentos que recordará toda su vida fue cuando el equipo ganó la Liga de Campeones en 2012, y que lloró muchísimo.
El joven tenista ha recorrido prácticamente el mundo con su raqueta al hombro, pero las playas de Marbella tienen el honor de ser las primeras que subió a Instagram (seguramente fue allí mismo donde se hizo su cuenta). Además, el tenista también ha visitado Tenerife y Mallorca.
Teníamos que decirlo. No sabemos si fue un regalo o lo pidió por encargo, pero no todo el mundo puede decir que tiene un retrato… ¡y más siendo tan joven! Dominic Thiem, sí. Y bien grande.
Sus padres, Wolfgang y Karin, así como su hermano, Moritz, son tenistas profesionales. Por eso no extraña que, desde los 6 años, Dominic no ha dejado de empuñar su raqueta, cada día con más fuerza.
Ni de deportes, ni de acción, ni de rol. El videojuego que realmente marcó la infancia de Thiem fue 'Pokémon', como le pasó a tantos de su generación.
Thiem se ha estado preparando con entrenamientos extremos. Uno de sus últimos preparadores, Sepp Resnik (60 años), un pentatleta militar, obligaba a Thiem cada día, de lunes a domingo, a cargar sobre sus hombros con troncos de madera de 25 kilos, a hacer 45 minutos de sentadillas con una silla en el pecho y a cruzar ríos de agua congelada. Hoy ya no sigue tales entrenamientos porque no le hace falta: es 100 veces más resistente que al principio.
El mote le viene por pegarle tan fuerte a la pelota. De hecho, en su partido frente al tenista Steve Johnson durante este Roland Garros, se llegó incluso a decir que su bola va tan fuerte que mueve las raquetas de los tenistas.