¡Os presentamos a las chicas de la nueva ‘Generación Garabato’!

Esther L.Calderón/ Fotos: Kike Carbajal 17/03/2014 13:51

"Ahora miradme como si fuese Ryan Gosling", dice el fotógrafo, Kike Carbajal, a las seis ilustradoras. Todas se parten de risa y escenifican su mejor 'postureo' seductor frente al objetivo, como estuviesen dentro de un cómic. "¡Te crees tú que íbamos a estar aquí solo mirándote!", responde al instante Ana Belén. Vuelven a reírse. Hemos reunido a la nueva generación de 'comiqueras' dentro de un vagón cafetería de los años veinte, también en otro tipo Orient Express y en el primer Talgo futurista que cruzó la península el siglo pasado. Todas tienen en común una potente voz propia, mucha frescura y tanto sentido del humor que les da para reírse de sí mismas y subirlo a la red, que en la época viral es mucho subir.

'Moderna de Pueblo' es una de las pioneras en este 'movimiento' de chicas de entre 25 y 35 años que se han puesto a dibujar sin complejos sobre las cosas que viven en su día a día. Eso incluye el amor, el sexo, los gintonics de pepino, la depilación, la pérdida, la familia, llegar a fin de mes y, en su caso concreto, la bipolaridad que supone “ser la más paleta de Malasaña y la más moderna de mi pueblo", dice con ironía Raquel Córcoles, la mujer detrás del personaje, y se quita teatralmente un abrigo de leopardo que lleva sobre una chupa de cuero negro con tachuelas.

[[QUOTE1: Moderna: Dejar a un lado la vergüenza ¡es muy liberador!]]

"Este abrigo se lo veo a tres chicas al día en Gran Vía, pero llego a con él puesto a Reus y parezco una rara. Lo bueno es que no soy la única a la que le pasa, 'Moderna' ha tenido éxito porque la gente se identifica con ella", explica esta catalana, residente en Madrid desde hace casi diez años. "¿La clave? No lo sé, pero puede que tenga que ver con dejar a un lado la vergüenza… ¡eso es muy liberador! Las mujeres estamos muy acostumbradas a que las revistas saquen los mismos temas con los mismos enfoques y cuando hay alguien que se desnuda y deja al aire los defectos con naturalidad, cae mucho mejor", comenta sobre su criatura, éxito de ventas en librerías, que pronto verá nacer su 'alter ego' masculino, el 'Cooltureta'.

Ese parece ser un rasgo crucial de esta 'Generación Garabato': utilizar los clichés femeninos, pero para jugar con ellos y confrontarlos hasta dar con nuevos estereotipos culturales. Una especie de dinamitación desde dentro. Lo hacen además teniendo cada una su título universitario y su 'habitación propia', que decía Virginia Woolf que toda mujer necesita para crear, y armadas con un estilo y una identidad muy diferenciadas. Ninguna se parece a la otra aunque muchos se empeñen en reducir sus trabajos a 'comics protagonizados por chicas para chicas'. A ninguna le gusta, por cierto, que les metan en esa cárcel de género, aunque sea de oro.

"No estoy de acuerdo en que nuestros trabajos sean solo para chicas. Lo que sí es cierto es que las ilustraciones se han hecho más de autor. Se marca más la voz y la identidad… y resulta que somos mujeres. Siempre hay mucha ironía y humor, pero cada una de nosotras somos totalmente diferentes”, explica Lyona (Marta Puig), el perfil más audiovisual del grupo gracias a la decena de videoclips que ha ideado para grupos indies como 'Love of Lesbian' o 'Lori Meyers', aunque su guinda mediática fue ilustrar el libro infantil 'Yo mataré monstruos por ti', todo un éxito de ventas entre adultos 'modernos'. Ahora acaba de sacar un comic sobre 'Mis primeros, primeros besos'.

[[QUOTE1: Lyona: Las ilustraciones se han hecho más de autor, se marca más la voz y la identidad... y resulta que somos mujeres]]

'Fenómenos' fue el primer libro de María Herreros y donde se consolidó una de las maestras del retrato con personalidad al retratar a personajes con dos cabezas o con defectos físcos, pero su salto al cómic está dando mucho de qué hablar con 'Negro viuda rojo puta', la historia de una chica "trentinager", como ella la define, que es invitada a una boda y está en ese momento vital "en el que madurar deja de ser una opción". "La protagonista es una mujer, pero reducirlo a material para chicas es ridículo. De hecho, hay una especie de reflexión ya en el título sobre los clichés femeninos en los que ella no encaja: y no encajar es ahora un valor", explica esta valenciana.

Para ilustrarlo, María, que se ha cortado el pelo "al estilo Ramones" para la sesión, se levanta la manga izquierda de la camisa y muestra un pequeño tatuaje de unos cinco centímetros en el antebrazo. Es un unicornio en tonos azulados con cinco patas. "Mira –pide con gesto orgulloso- me lo hice al acabar el primer libro para no olvidar que los defectos, en vez de tomarlos como tal, sirven para recordar que uno es especial: para recordarme que un caballo especial es un unicornio".

Uno de los últimos acontecimientos virales es 'Ana Belén Rivero y su coño' (así se llama su cómic). Esta andaluza lleva años dibujando, pero el verano pasado colgó una viñeta diferente en la que ella aparecía de la mano de su 'amigo peludo' y dos maletitas: 'Me voy de vacaciones con mi coño', podía leerse. Se convirtió en una bomba en redes sociales y supuso el comienzo de decenas de aventuras surrealistas más, que le han dado para montar una tienda online en la que vende bolsos, chapas, tazas y camisetas. María del Monte y Enjuto Mojamuto son algunos de sus fans confesos.

"Fue muy espontáneo. No quería hacer ningún tipo de crítica, ni posicionarme… es una parte más del cuerpo, ¡y muy importante ya que no estaríamos en el mundo si no fuese por uno! Un 98% de las críticas son muy positivas y lo encuentran muy liberador. Pero hay gente a la que el propio término le choca y me 'trolean'. Sigue siendo un tabú. Diría incluso que hay 'coñofobia'… podría haber elegido un codo, ¡pero eso no tendría ninguna gracia!", comenta Rivero con deje andaluz a pesar de vivir en Barcelona, uno de los ejes del fenómeno cómic junto con Madrid, Bilbao y Valencia.

Este acento sobre lo identitario y lo biográfico bebe de referentes internacionales. La argentina Maitena fue pionera en España en los últimos quince años, mientras que la iraní Marjane Satrapi traspasó las fronteras de medio mundo con su 'Persépolis', que incluso fue llevada al cine, donde narra la huida de su familia de la dictadura islamista. También ha sido importante la estadounidense Alison Bechdel, quien durante más de dos décadas dibujó la tira cómica 'Dykes to Watch Out For' ('Unas bollo de cuidado') sobre las aventuras de un grupo de amigas lesbianas. Su primera novela gráfica, 'Fun home', donde radiografiaba su ecosistema familiar con un padre gay, fue seleccionada por el New York Time entre los cien mejores libros del año y esta temporada se ha transformado en un musical de Broadway.

[[QUOTE1: Quan: Internet es clave, me encanta que la gente me diga qué le parece mi cómic]]

El último 'hit' sociológico doméstico es Quan Zhou, la china mandarina de Algeciras (tiene un perfecto acento andaluz) que está detrás de 'Gazpacho Agridulce' y que supone el documento más desternillante y gamberro de la segunda generación oriental en nuestro país. En apenas unos meses, las aventuras autobiográficas de su madre tradicional china (que aún no sabe que Quan la está inmortalizando), su novio español y el restaurante del clan han conquistado a millares de personas, chinos incluidos.

Para ella, internet también ha sido fundamental. No solo por la difusión relámpago, sino por el 'feed back' que permite. "Me encanta que la gente me diga lo que le parece mi cómic. Me han llegado muchos mensajes de apoyo, algunos hasta de chinos de mi edad que se sienten también en medio de dos mundos y que me animan a que siga con ello, además de entrevistas para medios que me han traído a su vez colaboraciones", dice esta diseñadora gráfica de 24 años, la benjamina del grupo.

Pero, ¿es posible ganarse la vida con el cómic? La respuesta, sobre todo en los últimos cinco años, va por barrios. "Decidí arriesgarme a dejar mi trabajo para dedicarme solo a dibujar y no me ha ido mal. Casi todos los encargos me llegan por las redes sociales, que es un escaparate perfecto a coste cero. Si lo sabes manejar, puedes llegar a muchísima gente", cuenta la canaria Sara Herranz, que vende online y en mercadillos de diseño su merchandising y hace trabajos para prensa y publicidad. Es decir, el multicarril que la mayoría de ellas utiliza para llegar a fin de mes.

Herranz comenzó su andadura con un diario personal en imágenes cuando tuvo "una especie de crisis de identidad" tras romper con su primer gran amor y ahora su universo se ha hecho más sensual y naïf, coincidiendo con la aparición de un nuevo personaje de barba poblada… que se parece a su novio actual. 'Soledad es echarte a ti misma aftersun en la espalda' o 'tengo la teoría de que todos somos la razón de alguien para masturbarse' son algunos de los lemas de sus irónicas viñetas.

El riesgo merece la pena en muchos casos. Como por ejemplo el de Paula Bonet, que dejó su trabajo fijo de profesora de instituto en Valencia para dedicar todos sus esfuerzos a la ilustración. La apuesta le está saliendo bien. Lleva dos años viviendo en Barcelona y se está convirtiendo en todo un referente con sus retratos, nostálgicos y elegantes, que han ocupado varias líneas de autobuses catalanes, murales de tiendas y salas de exposiciones. Precisamente se encontraba en Berlín inaugurando una muestra cuando Divinity le llamó para este reportaje. Nos vimos con ella en la presentación en Madrid de su primer libro, 'Qué hacer cuando en la pantalla aparece THE END', donde recrea todo su universo musical, literario y emotivo.

Así pues, aunque mucho del peso recaiga sobre Internet, no todo son unos y ceros. El formato clásico, que conjuga las exposiciones en galerías de arte y cafeterías con la publicación de libros de papel, sigue teniendo su peso específico. De hecho, funciona de algún modo como consolidación de trayectoria. Quan Zhou y Ana Belén Rivero están en negociaciones con editoriales y Moderna de Pueblo, Paula Bonet, Lyona y la artista valenciana María Herreros son las que más obras publicadas tienen, tanto en libro como en fanzine, la vía más underground y libre de la celulosa.

[[QUOTE1: Herreros: Los defectos sirven para recordar que uno es especial]]

El debate se ha hecho fuerte en torno al tema del género en los últimos meses. El pasado diciembre nació la primera Asociación de Autoras de Cómic con el objetivo de, como explican en su texto fundacional, ayudar a las mujeres a "ocupar un lugar igualitario en el mercado del cómic. Que se nos reconozca por nuestro trabajo, no por nuestro género o sensibilidad. Asociarnos nos permite luchar de forma más efectiva contra estos males que, como mujeres y autoras, nos afectan". También les gustaría "recuperar el trabajo de muchas autoras que han sido injustamente olvidadas".

Laura Pacheco, una de la creadoras que más está pegando por sus viñetas en prensa y su 'Let’s Pacheco', un proyecto autobiográfico que dibuja junto a su hermana sobre su padre, escribió en los días posteriores una entrada en su blog con el elocuente título: "De la discriminación positiva de la mujer en el mundo del cómic y lo harta que estoy del tema". El escrito, que planteaba la contradicción de aspirar a que "alguien se olvide de tu género si no dejas de señalarlo", viajó como la pólvora en los círculos artísticos.

En él se preguntaba también: "¿algún editor rechaza o menosprecia el trabajo de una autora sólo por ser mujer? ¿Hay asociaciones que no permitan el acceso a mujeres? ¿No existen mujeres editoras? ¿No existen mujeres editoras en puestos de gran responsabilidad? ¿Se le ponen trabas a alguna mujer, de cualquier edad, para escribir guiones, o para dibujar historietas? ¿Se siente alguna mujer, de cualquier edad, discriminada en alguna librería de España, cuando se interesa por un cómic?". Pacheco ha declinado la invitación de participar en este reportaje por agenda, pero el debate está servido.